Capítulo 1: La tienda de crianza.
Buenas, me presentaré. Soy Diego y vivo en la región de Kinsho, tengo 13 años y por eso he decidido convertirme en Pokéntrenador. Las reglas sobre el entrenamiento Pokémon en mi región son bastante diferentes.
Ya sé que en otros países un entrenador debe derrotar a 8 líderes de gimnasio con sus Pokémon y se fija un máximo de entre 1 y 6 Pokémon. Pero en mi región no existen los líderes de gimnasio y para entrar en la liga Pokémon hay que salir victorioso de 100 combates de 1 VS 1.
Otra regla especial es que cada entrenador saca su Pokéball antes de empezar y la tiene en la mano. Al pasar veinte segundos, los dos entrenadores sacan su Pokémon sin poder cambiar su elección. Como no se puede cambiar de Pokémon la suerte también depende.
Bueno, tras esta breve explicación de lo que voy a ser en el futuro empiezo a contaros mi aventura… Ya he preparado mi mochila, y en mi cintura llevo el contador de batallas. El contador de batallas es un aparatito que llevan todos los Pokéntrenadores que va contando el número de batallas 1 VS 1 que han ganado. El aparato lleva una cámara que está siempre alerta y contando.
Después de una despedida de mis padres (a ver por qué todos los Pokéntrenadores parten de viaje con sólo una madre, que vive sola en casa) y de mi hermano salgo a la calle. Ahora tengo un gran dilema, tengo que conseguir mi primer Pokémon.
Has de saber que en esta región está todo muy mecanizado y no existen los Pokémon salvajes… Para capturar Pokémon debes ir a los espacios naturales, que son edificios parecidos a la Zona Safari. A esos lugares solo puedes entrar con la licencia de Pokéntrenador, y para tener esa licencia lo primero que debes de hacer es conseguir un Pokémon.
Me paro en un parque a pensar sobre ello. Pero al rato aparece uno de mis amigos. Es Álvaro.
- Hola, Diego – me saluda - . ¿Qué haces?
- Pensando… - le dije.
- ¿Sobre qué?
- Cosas...
Se sienta a mi lado en el banco y tras un rato de silencio, dice algo para romper el hielo.
- ¿Sabes? – me pregunta - . Hoy me voy a convertir en Pokéntrenador.
- ¡No me digas! – le contesté sorprendido - . Si es lo mismo que voy a hacer yo.
- Qué casualidad. Yo ahora mismo iba a la tienda de crianza – me informó.
- ¿Qué es una tienda de crianza? – le pregunté sin saber a lo que se refería.
- Es un sitio donde se dedican a criar Pokémon y poner huevos hasta un nivel apto para todos los entrenadores. Todos los Pokémon de allí son de nivel básico y perfectos para empezar a Pokéntrenar.
- ¡Me has resuelto el problema! – grité - . Vamos a esa tienda ahora mismo.
- Bueno, bueno, pero no te alteres…
Y olvidándome de que era él el que dirigía, me fui corriendo.
- ¡Eh! – me gritó - . ¡Que es por el otro lado!
Y nos fuimos hacia la tienda de crianza. Una vez allí cada uno se fue por su lado a mirar Pokémon. A mí había dos especies de Pokémon que me gustaban: el Vulpix y el Eevee.
Como no me decidía le pedí ayuda a mi contador de batallas, que también tenía un montón de información Pokémon (para detectar trampas en batallas, etc…). El contador me dijo que Eevee era un Pokémon muy manso para empezar, mientras que el Vulpix era algo rebelde. Además me dijo que Eevee era muy raro, mientras que Vulpix era un Pokémon que habitaba con frecuencia en muchos espacios naturales.
Por fin me decidí por el Eevee, la idea de que evolucionara en muchos Pokémon distintos me fascinó. Cuando me dirigía con él a la caja entró un adulto muy robusto y le dijo a la mujer:
- Señora, quisiera adquirir este Beldum.
- Lo siento – dijo la cajera - . Pero no vendemos Pokémon a mayores de edad. Esta tienda sólo vende Pokémon a los niños.
- ¿No podría usted hacer una excepción? – dijo poniendo cara triste y sacando un billete de 500 €.
- Le he dicho que no.
- Muy bien, señora – dijo sacando una Pokéball de su bolsillo - . Usted se lo ha buscado. ¡Adelante, Scyther!
Un Pokémon que yo no había visto en mi vida salió de la Pokéball. Era un gran bicho verde con espadas en lugar de brazos.
- ¡Ahhh! – chilló la señora mientras pulsaba el botón de alerta.
- No se moleste – dijo el hombre - . Mis compañeros ya han cortado la electricidad de su tienda, suponiendo que usted lo haría.
Corrió al mini jardín del Beldum y lo cogió. Salió corriendo de la tienda y mientras, yo sentí un pálpito dentro de mi que me decía que debía de ayudar a ese Beldum.
- ¡Oiga! – grité sin saber que lo hacía - . Deje en paz a ese Beldum, que no es suyo.
- ¡Oh! – dijo el hombre en tono burlón - . Es verdad, debería dejarlo. No está bien hacerle eso al Pokémon. Pero es que… - y después de esto cambió de tono - . ¡Me gusta!
- ¿Ah, sí? – dije - . A ver si le gusta esto. Eevee, placaje.
Y sorprendentemente el Pokémon me hizo caso y empezó una embestida hacia Scyther.
- ¡Já, já, já! – reía el hombre - . ¡Huy, que miedo! ¡Scyther, usa Danza Espada!
Y el bicho ese empezó a girar y girar. Cuando Eevee iba a impactar con él, rebotó hacia atrás por culpa de la danza.
- ¡Scyther, usa tu cuchillada!
Y con su brazo derecho, Scyther le hizo un corte bastante profundo a Eevee y el tipo aprovechó para irse corriendo, con el Beldum, claro.
- ¡Eevee! – grité mientras me acercaba.
El Pokémon estaba muy herido en el suelo. De pronto, la tendera de la tienda salió y miró al Pokémon. Álvaro también salió, mientras me miraba asombrado. Hice todo lo posible por disculparme ante aquella señora:
- Lo siento. No debería haber utilizado un Pokémon que no es mío. Ya veo que no sirvo para esto…
- ¿Pero qué dices? – me dijo la señora - . Has hecho un gran esfuerzo por intentar salvar mi tienda. No es culpa tuya que Eevee haya resultado herido, ha sido de ese hombre. Ese Scyther tenía un gran nivel.
- ¡Muchas gracias por aceptar mis disculpas! – le dije.
- No pasa nada – dijo la dependienta mientras cogía al Pokémon herido y le echaba agua oxigenada - . Veo que te ha gustado este Eevee.
- Sí, mucho – le contesté - . Y además después de lo que he hecho no creo que pudiera escoger otro Pokémon de la tienda.
- Yo también pienso así – me dijo la dependienta - . Pero hoy no vas a poder llevarte al Eevee, tengo que curarlo. Mañana puedes venir a por él.
- ¡Muchas gracias! – dije emocionado - . Mañana a primera hora estaré aquí.
Salí de la tienda con Álvaro. Éste estaba muy contento con el Treecko que se acababa de comprar.
Cuando llegué a mi casa, mis padres estaban muy sorprendidos al verme llegar, les conté toda la historia y, en vez de regañarme, lo que hicieron fue decirme que estaban muy orgullosos de mí.
Me acosté… Se acabó mi primer día como Pokéntrenador. Bueno, como casi Pokéntrenador.
FIN DEL CAPÍTULO
*****
EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO
DIEGO: "Mañana voy a tener mi Pokémon"
ALVARO: "Sí, y yo te retaré"
DIEGO: "Espero que transcurra un día sin incidentes"
SEÑORA: "Niña, este Eevee ya tiene dueño, y debe estar a punto de venir"
NIÑA PEQUEÑA: "Pero yo lo kero...

¿¿??: "Yo me encargaré que sea un día con incidentes"