Pues nada nenes. Hace poco termine un fic (estoy arto de no terminarlo mientras los posteo) asi que pongo aqui uno ya terminado. Disfrutenlo y demos paso a la intro y al primer capi :D

Siempre ha habido dos fuerzas antagónicas luchando. Unos dicen que el mundo sucumbirá con el fuego, otros con el hielo. Lo que sabemos con certeza es que algún día, una de las dos fuerzas vencerá a la otra…


Hace muchos siglos, en el comienzo de la historia de la humanidad, los demonios gobernaban sobre los humanos. Algunos de ellos fueron sus dioses. Otros, sus peores pesadillas. Uno de esos demonios quiso destruir el mundo con su tremendo poder. Sin embargo, y tras varios esfuerzos, un gran mago poderoso, intentó encerrar al demonio en una dimensión paralela utilizando los poderes de este en su contra. Sin embargo, el poder del demonio era demasiado poderoso y quedó atrapado entre los dos mundos, con posibilidad de volver. Por eso, el gran mago creó un sello que atrapó a todos los demonios, de forma que el gran demonio y todos sus congéneres quedaron atrapados, el gran demonio entre los dos mundos, y los demás demonios en la dimensión paralela. Sin embargo, el sello no podrá contener a los demonios por mucho tiempo, y por eso el gran mago hizo un sortilegio sobre el sello. Una vez que este sea destruido, conferirá sus poderes a un ser humano, el elegido. La historia quedó grabada como una leyenda y fue casi olvidada… Hasta hoy…




Capitulo 1: La onda expansiva.

Unos minutos antes del momento cero…

La ciudad era un hervidero de gente. Cada cual iba a su bola, haciendo recados, comprando o saliendo con los amigos. Nathan no era una excepción. De cabello marrón claro, de ojos del mismo color, de altura media y de complexión más o menos fuerte, disfrutaba del ajetreo de la ciudad. Esperaba sentado en un banco a que llegase una amiga muy especial.

—¡¡NATHAN!! ¡¡AQUÍ!! —Dijo una voz de pronto.

El chico fijó su mirada en la dirección desde donde le habían llamado. Una chica de pelo cobrizo, de ojos verdes, de estatura baja, saluda con la mano. Nathan se acercó a ella corriendo a toda pastilla.

—Perdona por el retraso —Dijo la chica.
—No importa Alexia —Dijo Nathan— Ven, vamos a la cafetería y allí hablamos.
Los dos entraron en una cafetería cercana y allí se pusieron a conversar mientras no les atendían.

— ¿Qué van a tomar? —Preguntó la camarera.
—Para la señorita un café, y para mí un zumo de melocotón —Dijo Nathan.

Tras tomar nota, la camarera fue a la barra. Mientras, Alexia miró sonriente a Nathan.

—Podrías haberte pedido un café también.
—Ya, pero prefiero un zumo de melocotón. Me gusta más —Dijo el chico.
—Y bueno… ¿Qué tal te ha ido? —Preguntó Alexia.
—Como siempre. Espero aprobar el examen. Si no es así… Me temo que mis días están contados —Dijo de forma teatral.

La chica se rio mientras Nathan se sonrojaba sonriendo. Ambos se miraron durante unos instantes y Alexia también se sonrojo un poco, desviando la mirada.
En ese momento, la camarera llegó con el pedido que habían realizado. Tras dar las gracias, empezaron a tomar su bebida.

—Yo mañana tengo un examen de geografía. Dios, como la odio —Dijo Alexia.
—Tranquila. Ya verás cómo lo apruebas.
—Si claro. Aprobarlo. Me parece a mí que me pueden adjudicar ya a la recuperación —Dijo la chica algo preocupada.

Nathan miró durante unos segundos la calle. Todo parecía normal, como siempre. Entonces volvió la mirada y sus ojos se cruzaron con los de ella. De nuevo, ambos se sonrojaron.

—Bueno, voy a pagar. No tardo —Dijo Nathan.

Tras dar el dinero a la camarera, ambos se marcharon del lugar y se fueron al parque. Allí, Alexia le besó en los labios mientras Nathan se lo devolvía. De pronto, pararon en seco.
— ¿Qué fue eso? —Dijo Alexia.
— ¿Tu también lo has oído? —Dijo Nathan.
—Y aun lo sigo escuchando.

Luego de un rato, mientras el sonido se intensificaba ligeramente, ambos pudieron divisar una especie de perturbación extraña. Era transparente y se acercaba hacia ellos. Sin embargo, ni las casas que traspasaba esa extraña perturbación ni la gente eran afectadas. Era como si fuera simple humo que pasara sin hacer daño alguno.

—No sé que es, pero se está acercando demasiado.

Entonces, de golpe y porrazo, los chicos observaron como la extraña perturbación se acercaba a ellos. En el momento en el que los alcanzó, Nathan sintió un extraño golpe y cayó derribado al suelo, mientras Alexia solo sentía un leve cosquilleo. La chica se arrodilló veloz como el rayo.

— ¿Nathan estas bien? ¡Dime algo!
El chico se levantó con ayuda de la chica. Al parecer el único daño que había sufrido era el de la caída, el cual no era gran cosa, salvo un pequeño rasguño con la tierra del suelo.

—Tranquila, estoy bien. Dios, esa cosa era super extraña.

Ambos vieron alejarse la extraña estela transparente, hasta que desapareció de su vista. Los chicos vieron como se formaba un revuelo, preguntándose que había sido esa extraña perturbación y de donde procedía…

…

Tras abrir los ojos se asustó de lo que veía. La escena había cambiado, de la que estaba acostumbrada a una rodeada de casas y grandes torres de más de diez metros. Miró hacia el cielo y vislumbró la luna, igual que la que había visto hace unos segundos. Sin embargo, las cosas habían cambiado.

El hombre, de pelo rubio crespo, anduvo durante un rato, desorientado y maravillado al mismo tiempo. Pero, ¿Cuánto tiempo habría pasado? No se le ocurrió otra cosa que preguntar al primero que se le cruzó por delante.

—Perdone, ¿Puede decirme en qué año estamos?

La persona en cuestión era un hombre que, al ver las ropas de su interlocutor, se extrañó, pero contestó amablemente a la pregunta.

—Estamos en el dos mil catorce. Anda que no saber en qué año vivimos…

Y tras esto, el hombre se alejó, aunque disimuladamente miraba al hombre rubio.

El hombre volvió a mirar a la luna y después miró sus brazos y tanteó con la lengua sus dientes. No tardaría en pasar el suficiente tiempo en el que volviera a esconderse. Ahora solo faltaba encontrar un bosque en el que pasar desapercibido…
…

—Jo tía, eso sí que es súper fuerte.
—Ya ves. Bueno, yo me abro. Hasta mañana.
— ¡Adiós!

Las chicas se separaron tomando direcciones opuestas. Una de ellas, rubia y de ojos azules, se encendió un cigarrillo y exhaló el humo en forma de anillo.

—Disculpe —Dijo una voz detrás de ella.

La chica se dio la vuelta y contempló a un hombre alto y musculoso, vestido elegantemente, aunque su ropaje parecía estar pasado de moda. Sus rasgos denotaban que debía de ser extranjero.

—Perdone la molestia, pero, ¿Podría decirme en que ciudad me encuentro? No soy de aquí y creo que probablemente me haya perdido.
—Está usted en Aranis City señor. Y no pasa nada, no es ninguna molestia —Dijo la chica.

Aquel hombre despertaba el interés de la joven por momentos. Era como su rostro le atraía más y mas. Y sus ojos. No podía describir porque aquellos ojos le atraían.

—Muchas gracias joven.

Tras un rato, el hombre se apoyó en una pequeña barra y suspiró.

— ¿Se encuentra bien?

El hombre la miró como si fuera un plato de comida. La chica se asustó de pronto.

—Tanto tiempo encerrado me ha abierto el apetito. Tal vez lo recupere enseguida —Dijo con una sonrisa.

La chica no tuvo tiempo de reaccionar. El hombre le agarró por los hombros y le destapó el hombro izquierdo.

—Ah por cierto. Me llamo Vlad —Dijo antes de hincar sus colmillos en el hombro de su víctima…

…

—Aranis City. Al fin el paisaje cambia un poco.

De estatura alta y delgada, en cuyas espaldas se hallaba el mango de un hacha de doble filo, miraba el lugar con cierto interés. La gente había empezado a juntarse alrededor de algo que la multitud tapaba.

—Pues nada. A trabajar se ha dicho.

La chica se acercó a la gente. Allí había unas extrañas criaturas que flotaban en el aire. Eran de color blanco y sonreían alegremente. De pronto una de las personas del lugar salió despedida hacia la pared cuando una criatura de color marrón, grandes garras y ojos rojos le saltó encima.

—Dejen paso por favor —Dijo la chica sacando su hacha.

Una chica intentó ponerse delante, pero fue en vano. La chica lanzó un hachazo al suelo y del arma salió un haz azul que traspasó a la chica e impactó contra la criatura matándola en el acto y rajándola por la mitad.

—De nada —Dijo guardando el arma y dándose la vuelta.
— “Y ahora tengo que encontrarle…”

Cada vez que empiezas un fic el resultado es mejor en cuanto a calidad gramatical y ortográfica. Veo que hay muchas historias paralelas, aunque supongo que el protagonista será nathan ya que entiendo que eso fue que es el elegido... o tal vez su novia ya que ella no se dañó xD!

Con un solo capítulo es complicado decir si es un buen fic o malo, pero pinta bien :)

madre mya k maloo m a dado kanser de sida x kada letrA k leiaaa baya *****<

No, ahora en serio... Al fin has conseguido que lea algo.

Pues me alegro de que le guste fran. Nada mas que por eso subo capi dos (?) Nah lo subo para subirlo y ya ta. Capi dos marrrrchando!!

Capitulo 2: Fuerza.

—“No sabemos exactamente qué es lo que ha sucedido. Las autoridades están desconcertadas tras la onda extraña que ha surcado las ciudades de todo el mundo. El epicentro aun no ha sido esclarecido. Seguiremos informando…”

Nathan y Alexia llegaron al centro de la ciudad. A su alrededor no paraban de ver a pequeñas criaturas de color blanco revoloteando.

— ¿Qué son esas cosas? —Dijo Alexia preocupada.
—Ni idea. Parecen inofensivas, pero yo llevaría cuidado de no acercarme mucho.

Los dos chicos siguieron andando, hasta que escucharon un tremendo golpe.

—¿¿ESO ES TODO?? ¡¡QUE HUMANOS TAN ENCLENQUES!!
Al girar la esquina, vieron a un hombre alto y musculoso que no paraba de golpear a todas las personas que encontraba a su paso. Varios ciudadanos yacían en el suelo, algunos de ellos inconscientes, otros heridos, arrastrándose por el suelo.

—*****, tenemos que salir de aq…

La chica no pudo terminar la frase. Nathan le empujó antes de que un coche cercano le impactase, llevándose al chico por delante.

—¡¡NATHAN!!
—Tranquila chica, ese solo era un estorbo —Dijo el hombre acercándose a ella con una sonrisa maliciosa— Ahora tu y yo nos vamos a divertir.

De golpe, tanto Alexia como el hombre forzudo se dieron la vuelta al oír como el coche caía cerca de ellos. Nathan había resultado ileso.

—Ni se te ocurra tocarle un pelo o te las veras conmigo.
—Vaya, esto no me lo esperaba. Aparta renacuaja —Dijo empujando a Alexia y tirándola al suelo— Ahora me lo voy a pasar mejor.

El forzudo se lanzó hacia Nathan, pero este esquivó ágilmente el golpe y le hizo la zancadilla tirándolo al suelo. El hombre se levantó e intentó golpearle, pero Nathan seguía siendo más rápido.

—Sabes, jamás me había movido tan rápido. Qué raro —Dijo Nathan pensativo mientras esquivaba los golpes.

El hombre perdió los estribos e intensificó sus ataques, pero Nathan le golpeó en el vientre, haciéndole retroceder unos pasos y tras eso le pateó en la misma zona, tirándolo a dos metros y dejándolo en el suelo. Sin embargo, enseguida volvió a levantarse.

—Eres duro, demonio. Pero no lo suficiente.

Mientras ambos luchaban, Alexia seguía estupefacta. ¿Cómo había resistido Nathan el tremendo envite del coche? ¿Y por qué tenía tanta fuerza? ¿Tenía la onda extraña algo que ver?

…

—Allí están. Tal como dijiste.
—“Ya sabes lo que tienes que hacer”

Nathan y el hombre seguían luchando sin que se dieran cuenta de la presencia de la chica. En cuanto estuvo lo suficientemente cerca, agarró a Alexia cuando un coche lanzado por el forzudo salió disparado hacia ella.

—Gracias. Parece que hoy todos los coches salen despedidos hacia mi —Dijo Alexia suspirando.

La chica sacó su hacha de doble hoja y tras agitarla, un haz azul atravesó a Nathan sin provocarle ninguna herida e impactó contra el hombre, causándole un tajo en su torso, derribándolo en el acto. Sin embargo, tras varios esfuerzos, logró incorporarse.

—¿¿COMO TE ATREVES A INTERPONERTE ASQUEROSA??
—No tolero que nadie me insulte —Dijo la chica apareciendo detrás de él— Ni tampoco que se crean mejor que los demás.

Acto seguido, seccionó la cabeza de su rival con el hacha, haciendo que esta cayese al suelo estrepitosamente con una mirada de asombro en el rostro. El cuerpo se arrodilló y cayó al suelo entre temblores. Nathan mostró una actitud combativa, esperando que la chica se dirigiera hacia el, pero la chica tan solo guardó el arma.

—No voy a pelear contigo así que te puedes relajar.

Alexia se acercó con cuidado a Nathan y le abrazó.

— ¿Cómo has aguantado el golpe del coche?
— ¿Sabes cómo? Ni idea. Y no sé ni cómo me he podido enfrentar a él. Tenía una fuerza descomunal.
—Normal. Era un demonio —Explicó la chica.
— ¿Un demonio? —Preguntó Alexia estupefacta.
—Sí. Y hay más como él, mucho más poderosos. Y tú tienes el poder de combatirlos.

Y tras eso hizo ademan de marcharse, pero Nathan le detuvo.

— ¿Quién diablos eres tú? ¿Y qué quieres decir con que tengo el poder para combatirlos?
—Eso lo sabrás a su debido tiempo. Me llamo Caritha y soy un demonio, como el que he matado. El destino nos volverá a juntar en otra ocasión Nathan Smith.

El chico se asombró de que supiera su nombre, pero mucho más de su apellido. Los dos chicos se miraron intrigados mientras Caritha se alejaba.

— ¿Y ahora qué?
—“Ahora a esperar. Todavía es muy pronto. Deberíamos descansar…”

…

—Veo que ya despertaste —Dijo Vlad.

La chica había sufrido una transformación. Su piel ahora era de color marfil y sus ojos eran rojos con pupilas alargadas como las de los felinos. Al ver a Vlad se levantó e hizo una leve reverencia.

—Mi señor.
— ¿Cómo te llamas querida? —Preguntó Vlad intrigado.
—Cordelia señor —Dijo la chica.
—Bien Cordelia. No voy a atosigarte mucho con mis preguntas, pero como comprenderás he estado mucho tiempo ausente en este mundo. Dime, ¿En qué siglo estamos?
—En el siglo XXI, concretamente en el dos mil catorce —Explicó Cordelia.
—Así que he estado once siglos atrapado —Dijo Vlad pensativo— ¿Sabes de algún sitio en el que podamos hospedarnos?
—Cerca hay un hotel de dos estrellas. Aunque necesitará dinero para alojarse señor.
—Supongo que un hotel será como una posada. Y en cuanto al dinero no será molestia. Condúceme hasta el hotel mi querida esclava.
—Si mi señor. Es por aquí —Dijo Cordelia indicándole que le siguiera.

Vlad miraba intrigado lo que el siglo veintiuno le ofrecía a sus ojos. Sin duda, este mundo era más interesante que antes.

—Por cierto, ¿Quién gobierna esta ciudad?
—Nuestro alcalde, el señor Alarcón.
— ¿Y vuestro rey?
—No tenemos rey. Actualmente hay pocos países que mantengan monarquía.
—Interesante… ¿Y qué tal anda el catolicismo? ¿Esos seguidores de Mahoma lo han eliminado?
—No mi señor, ambos siguen existiendo, aunque los países islámicos son tercermundistas en comparación con los cristianos y muy radicales. Aunque últimamente se ve mucho el ateísmo.
—Por como lo dices parece como si la santa inquisición no hiciese nada por parar los pies de ambas “herejías” —Dijo Vlad.
—La inquisición es un antiguo recuerdo. Ahora la iglesia tiene menos poder incluso que un rey. Sin embargo, sigue siendo una de las religiones más importantes —Explicó Cordelia.
—Mejor. Estaba cansado de que me siguieran los pies a mí y a mis súbditos —Dijo Vlad.

Tras llegar a las puertas del hotel, ambos entraron. El recepcionista se quedó mirando a la joven con incredulidad mientras Vlad sonreía amablemente.

—Perdone, quisiera hospedarme. ¿Tienen alguna habitación libre?

El hombre miró a Vlad y volvió a quedarse desconcertado al ver el ropaje que este llevaba se impresionó todavía más. Estaba claro que estaba ante dos clientes “inusuales”.

—Quedan varias habitaciones libres —Dijo el recepcionista— Son ochenta euros por noche.

Vlad miró a los ojos del recepcionista y este dio un respingo. Lentamente agarró una llave y se la dio a Cordelia.

—Muchas gracias. Vamos Cordelia.
—Si mi señor.

Ambos se dirigieron hacia las escaleras, mientras el recepcionista, asustado, no sabía porque había hecho eso. Algo en su interior le decía que no debía de informar a su jefe. Por más que lo intentase, esas palabras jamás saldrían de su boca…