{PH} Crónicas de la academia Pandora

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SoraJa
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{PH} Crónicas de la academia Pandora

Mensajepor SoraJa »

¡Buenas a todos!

Debo decir que luego de ver el anime de Pandora Hearts… ¡Me vicie con el casi tanto como Pokémon! XDDD por ello y luego de ver los Ovas del anime, me sentí atraída por los ovas 03 y 05, a través de los cuales me inspire para este fic~ (pero ELIMINANDO el yaoi, ya que ciertamente PH no es un anime de dicho género y no entiendo porque deben arruinar su trama de suspenso, misterio y fantasía con yaoi, digo, desde mi punto de vista yaoi en un anime que no trata de ello esta mas que fuera de lugar :C no soy fan de eso, pero respeto a la gente que le guste, así como espero que respeten mi opinión propia y este Fanfic.

La mayoría de los personajes serán los mismos que el anime, así como algunos que eran por decir "exclusivos" del manga, pero también habrán algunos OC (Original Characters) creados por mi persona~ Algunas personalidades o relaciones entre personajes oficiales puede que sean distintas a la original, (ejemplo la relación entre Gilbert y Vincent, el segundo ya no "querrá tanto" a su hermano, sino que le querrá hacer la vida imposible xD) y pues ese tipo de cosas. Aunque otros personajes seguirán conservando su personalidad original, debo aclarar que en este fic NO SALDRÀN CHAINS/CADENAS, es decir los monstruos del Abyss/Abismo de la serie, ya que esto se lleva a cabo en un "mundo real", y de estilo "cotidiano, escolar, etc"~

La publicación de capítulos será de acuerdo se vayan dejando Reviews. Cualquier comentario, consejo o crítica constructiva será agradecida~

Disclaimer: Los personajes (oficiales) de Pandora Hearts no son míos, sino de su creadora Jun Mochizuki.

Ahora sin mas preámbulos… la ficha del fic y el prólogo, es decir, el primer capítulo, espero les guste~

- Título de tu Fic: “{PH} Crónicas de la academia Pandora”.
- Autor (a): SoraJa.
- Temática: Pandora Hearts.
- Género: Comedia / Drama / Romance / Suspenso / Vida Cotidiana.
- Persona Narrativa: Tercera.
- Extensión: Relato por capítulos.
- Clasificación: Público en general (Ocasionalmente para mayores de 13 años).
- Estado Actual: Activo.
- Breve descripción del Fic:
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Se le hace tarde al prof. Gilbert Nightray, de llegar a su segundo año de enseñanza, en la prestigiosa academia Pandora. En su carrera, choca contra una jovencita, que es nueva en dicho instituto... y con la que podría desarrollar un vínculo, más allá de "alumna y profesor"… ¡Las crónicas de la academia Pandora iniciarán en éste año escolar!


~Cap. 00~
“Prólogo”


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Por las calles de asfalto grisáceo, con algunos árboles perfectamente alineados, en filas uno al lado del otro, en pequeñas "macetas" o mejor dicho "rejas", iba corriendo a todo lo que sus piernas le daban un hombre joven, de posibles 24 años. Era delgado, algo alto y de clara tez. Poseía una especie de adorno dorado en uno de sus oídos. Sus cabellos azabaches, rizados y revueltos se movían de lado a lado, a veces cubriendo y otras no sus dorados ojos. Llevaba media tostada, impregnada en mantequilla, a medio comer en su boca, en lo que se ponía su corbata azul oscuro, dándole igual las arrugas de su camisa blanca y su pantalón oscuro. La desesperación y el nerviosismo se reflejaban en su dorado mirar.

—¡Llego tarde! ¡Dios santo, llego tarde! —gritaba con desespero y sin cesar el joven azabache.

Era el primer día de clases, luego de las vacaciones de verano, pero desgraciadamente su despertador en forma de cuervo, (al cual había programado la hora perfectamente calculada, para tener suficiente tiempo para arreglarse e ir más tranquilamente a su trabajo, —no como iba ahora, obviamente—) le había hecho una mala jugada, teniendo que haberse averiado justamente ese día, y solo logrando despertarse 10 minutos antes de que las clases iniciaran. El profesor Gilbert Nightray era el más joven de todo el profesorado de Pandora, y solo había dado clases un año, siendo este su segundo año de enseñanza.

—¡Rayos, rayos! ¿¡Y justo hoy tenía que dañarse ese condenado despertador!?

Gruesas gotas de sudor descendían por la frente del joven maestro, éste dio una fugaz mirada a su reloj de muñeca y sus orbes dorados casi se salieron de sus órbitas, ¡ya que solo le quedaban 6 minutos! ¡Y la academia quedaba como a 2 cuadras! Sabrá dios qué fuerza sobrehumana invadió el cuerpo de Gilbert, ya que se las arregló para aumentar sorprendentemente su paso, yendo ahora y casi literalmente a velocidades supersónicas.

Metros más adelante, se apreciaba una edificación de gran tamaño, de colores cobrizos, cafés finos y algunos detalles dorados, con terrenos extensos de algunos pavimentos rodeados de finos, bien cuidados y podados arbustos, algunos con formas curiosas de conejos y animales, otros con su clásica forma redonda. Ésta a su vez era completamente rodeada por unos muros, del mismo color que el edificio del centro. En el muro que se hallaba a la derecha de la entrada de reja azulada, yacía una insignia de color plata, en la que se apreciaba el texto: «Academia Pandora» en letras doradas.

Enfrente de semejante y admirable instituto, contemplándolo con boca abierta —a causa de la impresión— al igual que sus ojos celestes y sinceros, yacía parada una joven chica de posibles 17 años, de clara tez, delgada contextura y larga cabellera blanca, casi en su totalidad, descontando un pequeño y simpático mechón de color plata. Vestía con ropajes sencillos: una bien arreglada blusa de manga corta, de color celeste, un poco más oscuro que sus ojos, que iba debajo de una chaqueta de color plateado; junto a un pantalón de mangas larga, del mismo color de su cabellera blanca. Así como unas pequeñas zapatillas de color plateado; en su cuello iba colgando un pequeño collar de color dorado, con un adorno de color escarlata en forma de letra «B».

—¿Con que esta es la Academia Pandora? —se preguntó, aún boquiabierta y sorprendida.

Con su maletita café, con el bordado de un pegaso blanco en medio, en su mano derecha, la joven de nombre "Melanie Baskerville" aspiró una leve bocanada de aire, que luego soltó en un igualmente leve y largo suspiro, cerrando lentamente sus ojos, en un intento de calmar los nervios que la carcomían por dentro. Era su primer día de clases en la academia Pandora, no habían pasado muchos minutos desde que su tío la había dejado frente a ésta, antes de marcharse, no sin antes desearle la mejor de las suertes, junto a un besito de sumo amor en la frente.

Abrió rápidamente los ojos, con un leve brillo de decisión reflejado en éstos, ¡no iba a dejar que los nervios arruinaran su primer día en dicha academia! Es cierto que el ser la nueva alumna en un instituto de tal fama, así como una nueva habitante en la ciudad, era algo un poco frustrante… pero… también habían cosas positivas en ello: su tío en una ciudad como esa, tendría muchas más oportunidades de encontrar un nuevo empleo, (tristemente lo habían despedido de su anterior trabajo de contador, sin aparente razón ya que Melanie sabía que su trabajo era más que impecable), tan pronto superara la leve depresión que tenía por ser despedido y la otra… puede que consiguiera hacer nuevos amigos, ¿quién sabe, no?

—Bueno… aquí voy… —sentenció ahora más segura, pero tan pronto que se dispuso a dar el primer paso, se vio interrumpida por un grito no muy lejano, de «¡llego tarde!», por lo que giró su mirada con curiosidad—. ¿Eh…?

A lo lejos de la academia, corriendo a velocidades mayores que un guepardo en plena caza, se acercaba el joven profesor Gilbert, aún con la tostada en su boca y mirando su reloj de muñeca. Tanto Gilbert como Melanie no pudieron hacer nada, para evitar lo inevitable, tan pronto el joven hombre apartó su mirada dorada de su reloj para ver al frente, sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa y…

¡¡Pataplaf!!

El Nightray y la Baskerville chocaron, cayendo al suelo de asfalto, en una comprometedora posición, aún frente a la entrada de Pandora: Melanie acostada de espaldas al suelo y Gilbert, aún levemente noqueado, desplomado sobre el cuerpo de ésta, en la zona de la cintura. Ambos se tocaban sus frentes, tornadas de un leve carmesí, por el golpazo que se dieron. Tras recobrarse del choque, Gilbert abrió levemente sus ojos, centrándolos en la joven que yacía bajo suyo. Melanie igualmente luego de recobrarse, sintió extrañada un peso sobre su cuerpo y al abrir sus ojos celestes, pudo apreciar al joven hombre que yacía sobre ella.

Las perlas celestes de la Baskerville se centraron en el par de fragmentos dorados del Nightray, cuando pasó ésto, un inevitable y leve rubor apareció en el rostro del mayor, sin saber muy bien el porqué. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué al ver fijamente el rostro de esa chica… el suyo propio se embargaba de una calidez, precisamente en sus mejillas? ¿Qué era ese sentimiento que invadía su pecho?. Eran las preguntas que fugazmente atravesaban la mente del azabache.

Un seco y fuerte sonido sacó al joven profesor de su "hechizado estado". Al girar su mirada, los 2 apreciaron a 3 espectadores que los observaban con pícara mirada, a través de los agujeros de la reja azulada de la entrada de Pandora, eran 2 chicos y una chica. El primero y al parecer el mayor, como de 18 años y más alto de los tres; delgado y de clara tez; ojos esmeraldas; cabellera rubia, atada en una realmente larga clineja, se llamaba Jack Vessalius. El otro era igualmente delgado y de clara tez; posiblemente de 17 años, de cabellera larga, algo alborotada y dorada; curiosamente poseía ojos de distinto color: uno dorado y otro escarlata, se llamaba Vincent Nightray, siendo el hermano menor de Gilbert. Por último la única chica, era la más bajita de los tres, igual de blanca y delgada, de aproximados 16 años; su cabellera era larga y negra; sus ojos eran púrpuras, Alice era su nombre. El trío llevaba puestas unas chaquetas oscuras, detrás de las cuales iba escrito en blancas letras "P-3", debajo de camisetas rojizas y pantalón igual de oscuro, así como sus botas y el gorrito que la chica llevaba, con un pequeño símbolo de color blanco, posiblemente de un conejo.

«Oh no… ellos no…» —suplicó mentalmente el pobre Gilbert, sin conseguir ocultar el fastidio en su rostro.

—¡Oye! ¡Llegas tarde… profesor! —recalcó Jack, con auténtico sarcasmo el "profesor" y con sonrisa burlona en su rostro.

—¡Sí, que patético! —añadió Vincent, sonriendo de la misma forma. Estaba gratamente satisfecho de que el "pequeño plan" de descomponer el despertador de su hermano mayor, para que éste despertara tarde, funcionó con éxito.

—Y oye… ¿no crees que es algo arriesgado… el que hagas “cuchi cuchi” con una chica, en un lugar público como éste~? —preguntó con pícara sonrisa en su rostro Alice, en completa burla, al ver la comprometedora posición de Gilbert y esa chica nueva, la cual para pensamientos enfermizos de Jack y Vincent… tenía un cuerpo que no estaba nada mal a simple vista.

Los rostros de Gilbert y Melanie tras ese comentario, hicieron la hazaña de haberse tornado de un color carmín, más intenso que la luz de un semáforo, (¿era eso posible?). A velocidad de rayo el azabache se levantó, ayudando como buen caballero a la chica nueva a levantarse, ambos con sus miradas apartadas, para no verse por la pena que sentían. Los miembros del "Pandora 3" le enviaron una última mirada pícara a su joven y nervioso profesor, para luego alejarse en dirección al interior de la academia Pandora, aunque susurrando cosas entre ellos, con malévolas sonrisas en sus rostros. Ya que habían encontrado una razón para arruinarle más el semestre a su profesor, el encontrarlo en dicha posición con esa chica nueva… era el mejor rumor que, ni en lo más recóndito de sus retorcidas mentes, hubieran podido imaginarse.

Tras pasar por un rato de incómodo silencio, el cual únicamente era perturbado por el sonido del viento, que soplaba y movía algunas de las hojas, de colores cafés y cobrizos que yacían en el suelo, Gilbert rompió igualmente el silencio, con una tímida disculpa por el anterior choque que tuvo con la chica, la cual le sonrió e igual de tímida le dijo que no pasaba nada, ya que fue un accidente.

—Soy Melanie… Melanie Baskerville~ —se presentó con sonrisa un poco más segura la chica, para romper el hielo entre ambos y aprovechar de conocerse, añadiendo—. Aunque prefiero que me digan… “Mely”, ¿y usted~?

—E-esto… y-yo soy… G-Gilbert… Gilbert Nightray —se presentó aún con más pena, al ver la ternura y amabilidad en la sonrisa que la joven chica le envió.

—Je, je, je, es un placer conocerlo… Gilbert-sensei~ —Melanie le extendió una de sus manos al azabache, en señal de saludo y aún sonriendo, el cual con un poco menos de timidez correspondió.

—Y… ¿supongo que eres una alumna nueva en Pandora, no? «¡Agh! ¡Pero pregunta más estúpida, Gilbert! ¡Claro que es nueva!» —se regañó mentalmente, ante tan obvia pregunta, ya que obviamente nunca había visto el rostro de ella por la academia. Ante el gesto de afirmación de parte de Mely, el sonrió amablemente—. Bueno… siendo así, cualquier duda que tengas respecto a la academia, su personal administrativo o cualquier cosa… no dudes en preguntarme.

—Je, je, ¡se lo agradezco mucho, Gilbert-sensei~! —Mely sujetó nuevamente su maletita con ambas manos, para inclinar su cabeza a modo de despedida—. Ahora tengo que entrar a la academia, acabar unos cuantos trámites y papeles faltantes, para poder empezar a ver clases. Hasta pronto~

Y dicho ésto, tan fugazmente como la conoció, el Nightray vio alejarse caminando a la joven al interior de la academia Pandora, al verla ya desaparecer por la cristalina puerta de entrada del edificio, Gilbert no pudo evitar soltar un leve suspiro. Sí que había tenido una mañana loca, había tenido que correr cual guepardo para llegar a decente hora a su trabajo, no había desayunado bien, (sintiendo una gran hambre en esos momentos, ya que su tostada para su pesar, luego del choque acabó regada en el suelo y manchándose de tierra), había tenido un por así decirlo "bochornoso" momento con una nueva chica… y además no sabía el porqué… sintió en su interior un raro peso en su pecho, al ver fijamente el rostro de ella; así como seguramente los miembros del "P-3" aprovecharían el haber visto dicho momento vergonzoso entre Gil y Mely, para formar por allí interminables rumores, con el simple objeto que arruinar más la mañana del joven profesor y tacharlo de pervertido o sabrá dios que cosa más.

Pero… lo único que añoraba era… aunque sea encontrarse nuevamente con esa tal Melanie Baskerville… sin saber que los interminables giros del destino… harían que ambos se re-encontraran, lo más pronto que Gilbert creía.


~Continuara~


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Última edición por SoraJa el Mié Oct 03, 2012 3:06 pm, editado 22 veces en total.

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Dark_A.T.
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Re: {PH} Crónicas de la academia Pandora

Mensajepor Dark_A.T. »

Antes que nada, no conozco el anime de Pandora Hearts, y esa es una de las razones por las que he decidido leer tu fic, a ver si me entero de algo xD
Errores ortográficos: encontré algunas tildes, y fallos en las palabras ''maceta'' (escribiste maseta) y ''fugazmente'' (pusiste jugazmente).
En cuanto al argumento, me divirtieron las prisas del pobre profesor, afortunadamente nunca me ha sucedido nada parecido y no sé lo que se siente, pero desde luego ha sufrido mucho el chico. Y el momento del choque entre ambos ha sido... increíble xD Normal que luego se los queden mirando con cara rara.
¡Gilbert se ha enamorado! ¡Enamorado~! [?]
¿Cómo se desarrollará la relación entre ellos? Siendo alumna y profesor... complicado =S
Pero el amor siempre triunfa [?]
Espero que publiques pronto el próximo capítulo, la historia promete ^^ ¡Suerte!
~Pikapi~ pikachu
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~Shiroi bara no hanabira hitotsu futatsu chiru toki,
futari no ai wa eien ni naru...~

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Habieru Diamond
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Re: {PH} Crónicas de la academia Pandora

Mensajepor Habieru Diamond »

Ujujui, interesante, quede intrigado con el prólogo. Awwwwww, muchas veces el amor entre alguien empieza así. Ya quiero que pongas el capítulo y que malos fueron los Pandora-3 con Gilbert (Y encima su hermano saboteó su reloj)

Bueno, hasta pronto y espero el siguiente capi ^^
La aventura de estos nuevos entrenadores por la región de Johto comenzará muy pronto....

chikorita The Great adventure in Johto cyndaquil

Lean el fic




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SoraJa
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{PH} Crónicas de la academia Pandora Cap. 01

Mensajepor SoraJa »

~Capítulo 01~
“Giros del destino”



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El joven profesor Gilbert Nightray, caminaba cabizbajo por el pasillo, en dirección a su salón. Hace unos pocos minutos se había salvado de llegar tarde a su primer día de su segundo año de enseñanza, en la prestigiosa academia Pandora, pero… también había pasado por un bochornoso momento, con una joven de nombre Melanie Baskerville, el cual para su pesar había sido presenciado por el grupo de alumnos rebeldes o matones de la academia, el “Pandora-3” o “P-3”. Aunque claramente, tanto Gil como Mely, sabían que fue accidente… la verdad seguro sería más distorsionada y revuelta que un collage.

A medida que avanzaba, los pocos alumnos o alumnas que rondaban por los pasillos de suelos y paredes celestes, cuchicheaban y susurraban cosas entre ellos, siendo algunas ininteligibles, pero otras que el joven profesor sí escuchó, confirmando sus temores… el que esos susurros fueran sobre él. Claramente los P-3 no habían perdido el valioso tiempo de andar diciendo rumores por toda la academia. Finalmente llegó a su respectivo salón, abriendo la puerta igual de lento que su paso, sin sorpresa alguna de encontrar ya dentro a varios de sus alumnos.

Y como lo esperaba, éstos al verlo entrar comenzaron a susurrar igualmente, entre ellos y los únicos que no susurraban cosas, ya que se encargaron de andar rumoreando por toda Pandora, el P-3 de Alice, Jack y Vincent, los cuales estaban sentados por los últimos pupitres del salón y que se dedicaron a saludarlo con un curioso movimiento de manos, con leves y malévolas sonrisas en sus rostros. Gilbert suspiró con cierta molestia, se acercó a su escritorio y dejó su maletín allí. Respiró profundamente para llenarse de coraje, y se giró hacia su susurrante y mal pensante clase.

—¡Buenos días a todos~! —saludó con la mejor sonrisa fingida de su repertorio facial, siendo correspondido solo por unos pocos alumnos y otros que seguían susurrando—. Bien, como es el primer día de clases y aún no se tiene nada preparado, éste día pueden dedicarse a ponerse a la corriente. Hablen con sus amigos en lo que yo busco la lista, para pasar la asistencia, ¿de acuerdo~?

Tras recibir algunos «sí» que a duras penas sobresalían de los susurros, se dio la vuelta, saliendo nuevamente por el portón y tras cerrarlo levemente, no pudo evitar soltar un leve suspiro… esa sería una larga mañana.

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La joven de blanca cabellera y de celestes ojos, entró lenta y educadamente por la puerta, cerrándola lentamente tras suyo y acercándose con timidez al escritorio de caoba, que yacía en el centro de la oficina de suelo verdoso y paredes oscuras, todo el lugar se notaba oscurecido, ya que la muy poca luz que se colaba por las cortinas negruzcas iluminaba el lugar a duras penas, dándole cierto toque siniestro. Algunas repisas, con unos cuantos libros, estaban colocadas en algunas paredes.

Sentado en la silla de asiento acolchado y oscuro, yacía un hombre de clara tez, cabello rubio y perfectamente cortado, cuyos ojos no se apreciaban —ya que eran ocultos tras una curiosa y misteriosa máscara, de color blanco que solamente estaba por la zona superior del rostro—. Iba vestido elegantemente pero no exagerado: camisa blanca, corbata oscura, al igual que su chaleco, pantalón y zapatos. El director apartó su oculta vista de los papeles que leía, para mirar a la joven chica que acababa de entrar. El hombre de nombre “Zai Vessalius”, el cual era tío de Jack Vessalius, dejó de lado su semblante serio, a uno un poco más agradable, pero sin llegar al punto de sonreír, indicándole que se sentara en la sillita en frente del escritorio y así lo hizo ella.

—Bienvenida, usted debe ser la recién inscrita estudiante, Melanie Baskerville, ¿me equivoco? —preguntó con gruesa, fría y a la vez educada voz. Melanie asintió—. Bueno, por lo que tengo entendido en estos trámites que su tío, Revis Baskerville, me entregó hace unos días… usted es una chica callada, sin ningún problema de salud, salvo una dificultad de audición en su oído derecho… excelentes calificaciones, siendo una de las mejores alumnas de su anterior grado, buen comportamiento y ni una sola sanción en todo su reporte escolar.

Melanie tragó leve saliva y asintió, con leve sonrisa para romper un poco el hielo del ambiente, claro que sin dejar de lado la educación. Sí, lo cierto era que ella no escuchaba muy bien por su oído derecho, debido a un problemilla que había tenido al nacer, afortunadamente el oído izquierdo estaba completamente sano. El director Vessalius seguía hablando a medida que pasaba las hojas.

—… aquí también dice que su único representante o encargado de usted, es su mismo tío Revis Baskerville… ya que… —al ver el siguiente párrafo, el señor Vessalius se detuvo en seco.

«Huérfana de madre» decía allí y era cierto. Su padre era desconocido para ella, ya que desapareció cuando la madre de Mely estaba embarazada. En cambio su madre había muerto unos pocos días después de que ella cumpliera sus 5 años, por lo que había quedado al cuidado de su tutor y tío, Revis. Se pudo notar que la chica sabía bien el porqué Zai paró, por lo que se limitó a sonreír levemente para hacerle entender que no importaba y que siguiera, y así lo hizo el director. Tras sorprenderse un poco al continuar su lectura, de ver que la chica era amante del arte y la literatura, así como de los animales, desde que era muy pequeña. Finalmente luego de poner su firma en una pequeña acta, o mejor dicho juramento, de comportarse y obedecer las reglas del plantel, respetar a los profesores, (y blah, blah, blah…), Melanie ahora y oficialmente era alumna de Pandora.

Zai le informó que sus clases principales serían en el salón A-01, añadiendo que iría a buscar a determinado profesor, —que se encargaría de ponerla al tanto con el resto de aspectos de la academia—, así como presentarla a su clase. Mely no pudo evitar sentir curiosidad, por saber quién sería el profesor que la guiaría. De pronto la puerta de la habitación se abrió, entrando por ésta alguien que pareció alegrar al director.

—Ah, hablando del rey de Roma… —Zai se levantó de su asiento y añadió, siendo visto curiosamente por la chica, que aún no se había volteado—. Debes de haber venido a por la lista, ¿no? Aquí está y por cierto… que conveniente que hayas venido.

¿Eh? ¿Por qué lo dice, director Vessalius? —se escuchó preguntar a una voz gruesa, pero amable y serena a la vez, la cual Melanie pudo reconocer casi al instante, abriendo sus ojos de par en par, pero aún sin girarse.

—Pues porque estaba explicándole a cierta alumna nueva, cual iba a ser su clase y todos esos aspectos… —continuó el rubio de la máscara—. Así como quién iba a ser el profesor que la presentaría a su curso… y me alegra que llegarás, ya que estaba a punto de mandarte a buscar, para informarte que tu serías ese profesor.

Y como si el destino hubiera planeado todo aquello —con suma perfección calculada— Gilbert alzó un poco más su mirada, centrándola en la espalda de la joven de blanca cabellera, que acababa de darse cuenta estaba allí. Al girarse Melanie por su parte, confirmó su corazonada, al encontrarse con cierto profesor de revoltosos cabellos azabaches y dorados ojos, el cual se sorprendió igualmente de verla allí. Un leve tono carmín apareció traviesamente en los rostros de ambos, al verse nuevamente a sus ojos, cosa que Zai notó aunque mucha importancia no dio.

—G-Gilbert-sensei…

—M-Mely…

—¿Hum? ¿Ya se conocen? Perfecto~ —Zai sonrió, al ver que podría ahorrarse la presentación.

Tras entregarle la tabla al profesor Gilbert, así como de ponerlo al tanto de lo que debía hacer con la nueva alumna, los acompañó a la puerta de la oficina, la cual cerró nuevamente, no sin antes darle la bienvenida a Mely a la academia. Y así nuevamente un pequeño manto de incómodo silencio envolvió al Nightray y a la Baskerville. Él se rascaba la nuca, mirando a otro lado y preguntándole si le había ido bien con todo el papeleo, ella igual de apenada y con vista apartada afirmó. Para evitar más rato de silencio, el le dijo que por favor le siguiera, ya que la guiaría a su aula de clases, Mely asintió y siguió al azabache.

El camino al aula era de unos pocos minutos, los cuales a Gil le parecieron eternos, temiendo por la reacción que sus alumnos, en especial los del P-3, tendrían al ver que una nueva alumna estaría en la clase, pero precisamente era la chica del rumor mal pensado que rondaba por toda la academia. La puerta del salón se abrió, primero entró el profesor Gilbert, mientras que Mely esperaba afuera para que el le indicara cuando entrar, cosa normal en las presentaciones de nuevos alumnos. Instantáneamente al ver a su "pervertido" profesor, los susurros entre alumnos se activaron —cual alarma de banco al ser robada—, el azabache suspiró y se giró sonriendo a su clase, diciendo con animada voz.

—¡Bueno, clase! Tengo el placer de informarles, que en este nuevo año de clases, habrá una nueva alumna en nuestro salón~ —al escuchar eso, los susurros inmediatamente cesaron unos segundos, pero fueron reemplazados por otros nuevos, que para suerte de Gil ya no eran sobre su "rumor" sino sobre las dudas de quién sería la chica nueva, si sería bonita y ese tipo de cosas—. ¡Adelante~!

Una chica que nadie conocía se hizo presente en el salón, a la derecha del profesor, bueno… que casi nadie conocía, ya que los miembros del P-3 se sorprendieron de sobremanera de que la chica que Gil "intento forzar a hacer cuchi cuchi" fuera la nueva alumna, (solo ellos conocían el aspecto de la chica del rumor, más los demás alumnos no). Melanie hizo una leve inclinación de cabeza, en señal de respetuoso saludo y comenzó a presentarse con timidez.

—H-hola a todos. Soy Melanie Baskerville… —inició con voz amable, pero que era contrarrestada por el nerviosismo en su rostro, pero respiró hondo y siguió—. Tengo 17 años y soy natal del pueblo de Sabrie, pero recientemente me traslade a ésta ciudad y ésta academia, junto a mi tío. Es un placer conocerlos a todos, espero que nos llevemos bien~ —y para rematar esa corta, pero efectiva presentación, sonrió sincera y dulcemente.

Gilbert esbozó una pequeña sonrisa satisfecho, al ver que su nueva alumna se presentara de forma tan madura, entonces se giró a su clase y dijo la opción que tanto chicas como chicos, (especialmente Jack y Vincent), esperaban para conocer (y en el caso de dichos chicos, posiblemente más adelante chantajear) a su nueva compañerita.

—¿Alguien tiene alguna pregunta que hacerle a la joven Baskerville?

Un centenar de manos se alzaron —cual gaviotas en vuelo—, con algunas chicas dando leves saltitos y varias voces diciendo animados «¡Yo, yo, yo~!», para que el profesor los escogiera en primer lugar de dicho interrogatorio. Un par de gotitas de sudor resbalaron por las nucas de Mely y Gil por el ánimo del salón entero, pero entonces el segundo repasó con su dorado mirar a cada uno de sus alumnos, finalmente señaló con su brazo derecho y concediéndole el honor de preguntar primero, a un jovencito que estaba sentado a posición derecha del salón, en segunda fila.

Aparentaba los posibles 16 años, su tez era clara, sus cabellos eran cortos, rubios y algo alborotados, sus ojos eran verdes y brillaban con amabilidad, cual esmeraldas recién pulidas. Ciertamente tenía mucho parecido con Jack Vessalius, pero un poco más joven —y bajito—. Iba vestido con una camiseta de manga corta blanca, con un pequeño símbolo verdoso al frente, junto a un pantalón y zapatos oscuros. Oz Vessalius era su nombre, siendo primo de Jack y, sorprendentemente, hijo del director Zai. Al verse gratamente elegido, se levantó con sonrisa radiante en su rostro y preguntó, viendo a Melanie fijamente.

—Je, je, ¿tan linda alumna nueva, de casualidad busca amigos en este instituto~? —Mely le sonrió amablemente a Oz, asintiendo.

—Así es, uno de mis deseos en la academia Pandora es el hacer nuevos amigos~

—Je, je, je, eso es bueno. Pues te aviso que ya tienes a un joven “guapo” que quiere ser amigo tuyo… y es… —Oz se señaló a su mismo, poniendo pose heroica, la cual hacía gracia en vista de su pequeña altura—. ¡Éste que está aquí~!

—Ji, ji, ji, ji, ji~ —Mely se rió levemente, poniendo cual rostro de ternura fusionada con belleza, que cautivó a los chicos del salón, pero Gilbert tampoco fue la excepción.

Gilbert siguió cediendo el turno de preguntar al resto de los alumnos y alumnas. La mayoría de las preguntas eran sobre cuáles eran los pasatiempos, gustos y disgustos, así como demás cosas personales sobre Mely. Hasta que le tocó preguntar a la joven Ada Vessalius, hermana menor de Oz, prima de Jack y de 15 años, de larga y bien cuidada cabellera rubia, adornada con un par de rosadas cintas a cada lado de su cabeza, así como verdosos ojos, vestida con blusa manga corta de color lila, junto a una falda corta y de negro color. Sus sandalias eran igual de oscuras.

—Y… Melanie-san…

—Solo dime “Mely” —corrigió amablemente la peli-blanca, con dulce sonrisa.

—E-esto, de acuerdo, Mely-san… y pues… disculpa la pregunta, pero… —la joven Vessalius unía y separaba constantemente sus dedos y al final pregunto con timidez—. ¿Tienes… algún novio?

El rostro de la pequeña Baskerville se sonrojó levemente, con sus ojos abriéndose un poco más por la sorpresa de dicha pregunta, así como por los nervios al tener el centenar de miradas curiosas de los demás presentes, (sobre todo la de los chicos y entre estos Gilbert, Oz, Vincent y Jack), centrados fijamente en ella.

—P-pues… honestamente, y-yo no he tenido ninguna relación de ese tipo… con… nadie… —confesó con mucha pena y poniéndose más roja aún por ello.

«¡Genial~! ¡No ha tenido novio! ¡Hurra, hurra~!», eran los gritos que surcaban las mentes de todos los chicos del salón, así como por las mentes de Jack y Vincent surcaban otros como «Y con ese cuerpazo que tiene… ¿cómo es eso posible que no haya tenido relación alguna?». Gilbert al ver las miradas perdidas y brillo de ilusión en los ojos de sus embobados alumnos, tosió un poco para devolverlos a la tierra.

—En fin… Mely, puedes buscar algún asiento en el salón. Hay varios libres en la primera fila, por si prefieres por… ya sabes.

La joven peli-blanca asintió, acercándose caminando a uno de los varios asientos disponibles, —ya estaba acostumbrada a sentarse adelante de los institutos en los que había estudiado— estaba ubicada en la esquina izquierda del salón, quedando con la ventana a su izquierda. Algo que inocentemente no notaba, era lo mucho que la observaban Jack y Vincent, quienes hacían un gran esfuerzo por no babear.

El resto del día pasó sin muchas complicaciones, en vista de que era el primer día, Gilbert solo se dedicó a pasar la lista, una tablita café con los nombres de los alumnos y luego de ello, dejarles a los chavos y chavas hablar sobre sus vacaciones de verano… las conversaciones se vieron interrumpidas, al sonar la campana del timbre, indicando la hora del receso. Gilbert pensó que sería buena oportunidad, para enseñarle a Melanie los alrededores de la academia Pandora. Pero en vista del alto índice de que nuevos rumores surgieran, si lo veían tan unido a la Baskerville, se acercó a Oz y Ada, quienes charlaban en el pasillo al lado del salón, pidiéndoles si no era molesta el que le enseñaran la academia a Mely, ellos aceptaron con gusto.

Al salir Melanie del salón, Gil le puso al tanto de sus "pequeños guías", cosa que ella aceptó asintiendo y con sonrisa amistosa. Los dos Vessalius y la Baskerville se alejaron charlando animadamente, siendo vistos por el profesor de dorado mirar, hasta que los perdió de vista al cruzar estos por un pasillo. Gilbert suspiró y decidió entrar a su salón, para arreglar algunos papeles pendientes en su maleta y cosas de "profes". Los 3 amigos por su parte ya estaban en el piso de abajo, Oz y Ada le contaban a Mely los "detalles solo conocidos por los alumnos" de la academia: quienes eran los "profes" buenos, cuáles eran los "profes" malos, de quienes debía cuidarse y de quien podría pedir ayuda en cualquier cosa; así como las zonas de la academia.

—Esa de allá es la cafetería, donde te servirán lo que haya… a menos que ya vengas con almuerzo de tu casa, te sugiero que siempre vengas con tu almuerzo… —explicaba Oz, recalcando el «siempre», habiendo esbozado una mueca de asco, al recordar las cosas que la cantinera Marcí había servido el año pasado.

—E-entiendo, je, je —asintió la peli-blanca, riendo levemente por lo chistoso que se vio Oz con esa mueca. Internamente Mely le dio gracias al cielo, porque su tío le dijo en la mañana que le había hecho un pequeño almuerzo casero.

—Y esa de allá es la biblioteca, allí hay una gran cantidad y diversidad de libros —explicaba ahora Ada—. Sé que te gusta mucho leer, Mely-san. Por lo que seguro te gustará.

—Je, je, je, seguro que sí —asintió Mely.

—Oye, Mely. ¿Cuáles libros te gustan?

—Hmmm… —la peli-blanca se llevó un dedo a la barbilla, cerrando sus ojos unos segundos, para pensar su respuesta y finalmente dijo animadamente, algo que dejo atónitos a los Vessalius—. ¡Libros de misterio y terror~!

—¡¿Que qué?! —la mandíbula de Oz cayó abajo con un sonido seco, incrédulo de la respuesta de su amiga—. ¿¡Tan linda que eres y te gustan ese tipo de libros!?

—M-Mely-san es muy interesante, je, je, je —rió levemente Ada, con una gotita de sudor resbalando por su nuca.

Melanie se rascó la nuca, riendo divertidamente. Sí, a la pequeña cuyo rostro era una mezcla de ternura y belleza, le gustaban todo tipo de historias de suspenso y terror, como por decir el libro de Drácula, también las películas de ese género, como Chucky. ¿La razón?

Pues su tío era experto en contar y crear ese tipo de historias, la mayoría del tiempo cuando Mely se sentaba con su tío a ver alguna película, no iban a ver los entrañables clásicos de Disney, ¡no! ¡Puro suspenso y películas de horror que le dan pesadillas a uno, sobre todo si se veían de noche! Aunque milagrosamente la joven Baskerville en ese aspecto tenía nervios de acero y dormía perfectamente, posiblemente había heredado ese aspecto de su tío Revis o quién sabe.

_______________________________________________________________________________________________________________



Gilbert se encontraba ordenando algunos papeles en su pequeño escritorio café, en dichos papeles habían puras notas, que el tenía ordenadas para dar sus clases de los próximos días, en lo que aprovechaba la ausencia de sus alumnos, para hacer algo que seguramente toda persona cuerda le reprocharía, y ese algo era… fumar.

Gil muy bien sabía las consecuencias de esto, pero por más intentos que hizo por dejarlo, (9 veces para ser precisos), nunca acababa dejándolo. De pronto el sonido de la puerta del salón abriéndose llamó su atención, cosa rara ya que el receso aún no acababa, suplicó internamente porque se tratara de Reim el conserje, que trabajaba sin parar para mantener toda la academia limpia.

Al girarse cerró los ojos por la molestia, ya que vio a una de las personas que menos le hubiera gustado encontrarse, su hermano menor, Vincent Nightray. Éste se acercó lentamente y con sonrisa sospechosa en su rostro, la cual al azabache le dio muy mala espina. Cuando el Nightray menor sonreía así, era porque quería algo… normalmente perjudicando de una u otra forma a su hermano mayor.

—Hola, onii-san… ¿fumando otra vez? —saludó y recalcó con sarcasmo lo último, el era uno de las pocas personas que eran conscientes del vicio de su hermano. Gilbert suspiró una pequeña nube de humo de su cigarrillo, fastidiado y tratando de ser paciente.

—¿Qué quieres ahora, Vincent? —preguntó seriamente el mayor, tratando de evitar el contacto visual, en lo que seguía ordenando los papeles en su escritorio, dándole la espalda a Vincent.

—¡Jo, que grosero eres, onii-san! —exclamó con un fingido tono de indignación y tristeza, llevándose una mano al pecho—. ¿Qué paso con las reglas del buen hablante y del buen oyente? ¿Eh?

Un fastidiado Gilbert volvió a suspirar otra nube de humo, dejando los papeles sobre el escritorio de golpe y girándose, quedando cara a cara con su hermano, volviendo a preguntarle a que había entrado, si el receso aun no acababa. El Nightray de cabellera dorada se acercó al pupitre, ubicado al frente izquierdo del salón, —el de Melanie— pasando juguetonamente uno de sus dedos por el respaldar de éste, siendo visto por Gil de forma extraña.

—Pues solo quería saber… ¿por qué precisamente dejaste a la pequeña y nueva alumna al frente? ¿Eh, onii-san? —le envió pícara mirada al Nightray mayor, quien inocentemente seguía sin comprender—. ¿Será… que le dijiste que se sentara precisamente en éste asiento… para que pudieras tener una linda vista?

Vincent recalcó el «precisamente» y el «éste», así como dijo con mirada y sonrisa, con tal picardía que hasta miedo daba, la frase «linda vista». Gilbert al analizar bien todo, dio un respingo, con sus mejillas adquiriendo un leve tono carmín y abrió levemente la boca, que hasta el cigarrillo que tenía se le cayó al suelo. No había notado que el pupitre donde Mely había escogido sentarse, fuera precisamente el que estaba más cerca y frente de su escritorio. Al ver la reacción de su "querido" hermano, Vincent alzó una ceja, aun sonriendo de esa manera.

—¡N-no le dije que se sentara al f-frente por esa razón que p-piensas! ¡Y f-fue elección de e-ella el sentarse a-allí! —se defendía con un leve rubor en su rostro y temblorosa voz Gilbert, ya que los nervios lo carcomían por dentro—. ¡E-ella debía sentarse a-allí por un problema a-auditivo que tiene en su oído derecho…! ¡Pero seré…! —se dio un golpe en su frente, ya que le había dicho a su hermano justamente lo que quería.

—Jo, jo~ ¿con que la preciosa Mely, tiene un problema de audición, eh? Intrigante… —al ya haber obtenido la información que quería, así como haberse entretenido de los nervios de su hermano mayor, se dirigió a la puerta, no sin antes pisar fuertemente el cigarrillo que Gil dejó caer unos instantes antes. Cuando abrió la puerta se detuvo en seco y dijo sin girarse—. ¿Sabes, onii-san? Me intriga saber si la preciosa Mely, tiene algún otro problema en su… cuerpo. Por lo que puede que alguna vez lo quiera averiguar personalmente.

Vincent se re-lamió sus labios, con sus ojos de distinto color desprendiendo un leve tono de lujuria, que combinaban a la perfección con sus palabras. Gilbert al escuchar y entender lo que su hermano menor se proponía se giró, pero cuando lo hizo Vincent ya había salido. El Nightray mayor no sabía porque, pero se llevó una mano al pecho. Ya que sentía un fuerte sentimiento de temor y angustia, por lo que Vincent o los amigos de éste se propusieran a hacerle a la joven Baskerville.


~Continuara~
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Re: {PH} Crónicas de la academia Pandora

Mensajepor Dark_A.T. »

—"Hmmm…"— La peli-blanca se llevó un dedo a la barbilla, cerrando sus ojos unos segundos, para pensar su respuesta y finalmente dijo animadamente, algo que dejo atónitos a los Vessalius— "¡Libros de misterio y terror~!"
¿¡Tú desde cuándo me espías!? D:
Me encanta leer y escribir historias de terror~

¡Hey, Gilbert! ¡No se fuma! ¬.¬
(Y jamás entenderé a la gente que desperdicia sus pulmones por una cosa llena de venenos para no se qué y demás ingredientes fatales)

Me dieron ganas de meterme en la historia y abofetear (o algo peor 8D) a Vincent por sus intenciones hacia la pobre Melanie... como la toque rompo las barreras que separan al mundo real del literario (¿?) y me lo cargo. Queda avisado [?]

Te leo la próxima semana, sigue escribiendo :D
~Pikapi~ pikachu
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~Shiroi bara no hanabira hitotsu futatsu chiru toki,
futari no ai wa eien ni naru...~

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{PH} CAP cap. 02

Mensajepor SoraJa »

~Capítulo 02~
“Re-encuentro familiar”



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A medida que paseaban aprovechando los minutos de recreo que tenían, Melanie Baskerville era ilustrada sobre los alrededores de la academia, gracias a sus dos guía, Oz y Ada Vessalius. Una vez le mostraron las zonas faltantes, como el gimnasio, el patio, los baños… bueno, en este aspecto Ada fue la única que pudo mostrarle los baños femeninos, (obviamente), mientras que Oz las esperaba afuera. Al final y como aun les quedaban 19 minutos antes de que la campana sonara, Mely decidió visitar algo que la atraía mucho: la biblioteca.

Al entrar por las amplias puertas de esta, se pudo divisar una habitación realmente amplia, como 3 salones juntos, llena de estantes cafés donde toda una gran diversidad de libros, de variados temas, reposaban esperando a ser leídos. Melanie se quedo maravillada y con brillo en sus ojos celestes, Oz tuvo que sacarla de su "maravilloso trance" dándole un toquecito en su hombro derecho, lo cual funcionó, pero provoco otro efecto: que la joven peli-blanca saliera corriendo a buscar la colección entera de libros de misterio, drama, suspenso y otros géneros que la atraían.

—¡¡E… ey!! ¡¡Mely, espera!! —gritó Oz, corriendo detrás de la Baskerville junto a su hermana, ambos gritando que se detuviera, en vano ya que su amiga se perdió por entre el laberinto de estanterías, al emocionarse tanto.

—¡¡Mely-san, no te vayas tan lejos!! —gritaba con preocupación Ada, de que su amiga en su emocionada carrera se perdiera en la inmensa biblioteca.

Ambos corrieron y se acercaron al estante donde su amiga desaparecio, pero antes de que pudieran atravesarlo, los dos Vessalius fueron detenidos en seco, al ser sujetados por alguien: Oz era tirado de la oreja y Ada de su hombro. Al girarse lentamente, se quedaron alarmados por la persona con la que se encontraron.

Casi se mueren al ver que era… Cheryl Rainsworth. ¿Qué quién era ella? ¡Simple! Una entrañable ancianita, de posibles 60 y tantos años, de clara tez, carita con leves arrugas pero que no le hacían perder esa ternura en las abuelitas. Sus cabellos eran grisáceos y estaban recogidos en una "cola de cebolla", (el clásico peinado de abuelita ¿?), iba vestida con un simpático chalequito blanco, encima de una camisa color beige claro, junto a una faldita-vestido color blanco, que cubría por completo sus piernas, junto a sandalías sencillas y beiges.

—Oigan, jóvenes Vessalius… ¿por qué están gritando en la biblioteca? —preguntó con sonrisa dulce en su rostro, aunque con tono severo de voz, la anciana bibliotecaria—. Eso no se hace~

—¡P… pero, Cheryl-Shisho-sama! —Oz intentó replicar, sin darse cuenta que aun hablaba en voz alta.

—Nada de «peros» —regañó aun sonriendo Cheryl, comenzando a halar de la oreja del Vesalius mayor, y tirando (más suavemente) del hombro de la Vessalius menor—. Me temo que tendrán que venir conmigo, ambos me ayudarán a ordenar unos estantes como castigo~

El par de Vessalius se aguantaron las ganas de gritar unos fuertes e incrédulos «¿¡Qué qué!?», ya que seguro que si seguían alzando la voz en ese "santuario del silencio", la "aparentemente" dulce bibliotecaria los iba regañar más y aplicar otro castigo.

Por otro lado de la biblioteca, la pequeña y curiosa Baskerville seguía observando los estantes, sonriendo de la emoción al ver toda la colección de sus libros de misterio, drama y terror favoritos en un solo lugar, ahora ya caminando normalmente. Recorría con su mirada celeste y sin exagerar cada título, de cada libro, hasta que finalmente encontró el que buscaba: Holy Knight, era una novela de época victoriana, a pesar de no ser de terror, contenía drama, suspenso y aventura, otros de los géneros literarios favoritos de Mely.

Tan metida estaba en su "hechizo" que no se había dado cuenta de una pila de libros que sobre el suelo estaban, por lo que cuando ya estaba frente a ésta, al dar un paso más… la Baskerville sentó un grito de sorpresa, seguido de un fuerte «¡¡Purun-pum-pum!!», resonando por toda la biblioteca. La joven de blanca cabellera yacía tirada en el suelo, con sus ojos en forma de espiral y con un libro sobre su frente. Una sombra surgió detrás de una de las repisas, quizás por la curiosidad de saber que provocó ese estrépito.

Se trataba de un joven de posibles 17 años, (los cuales acababa de cumplir hace poco), de delgada contextura y clara tez. Aunque era de la misma edad que Mely, la verdad era más bajito que ella, como de la altura de Oz para ser precisos. Poseía una abundante cabellera azabache, algo revuelta, unos mechones de cabello cubrían sus ojos, que igualmente eran ocultos por unas ridículamente grandes y circulares gafas, cualquiera pensaría que el chico quería ocultar lo más posible su mirada. Iba vestida con una camiseta blanca manga corta, junto a un chaleco café y un colgante rojizo, el cual llevaba al cuello y que curiosamente era muy similar al de Mely, ya que tenía un adorno con forma de «B». Era complementado por un pantalón, igualmente vaquera de color café y curiosos mocasines beiges. Cualquiera pensaría que dicho joven, tenía una forma madura de vestirse, similar a la de un adulto y eso era complementado con su razonamiento y forma de ser, tan maduros y listos.

El joven de nombre Leo, se acercó a la chica, colocándose de cuclillas en frente de ella y mirándola fijamente, posó una de sus manos sobre el hombro de Melanie, zarandeándola levemente, para que despertara, cosa que resultó casi al acto.

—Ey… ey, despierta —decía en susurros Leo con rostro serio, pero tono amable, se alivió un poco al ver que la muchacha abría lentamente sus ojos, celestes cual cielo—. ¿Estás bien?

—¿E… eh? ¿Q… qué? —una confusa Melanie, aun algo noqueada volvió en sí, sobándose la frente—. ¿Qué… pasó?

—Pues parece que te tropezaste con una pila de libros, la cual me olvide de colocar en su respectivo sitio… —explicaba el joven de los lentes al lado de ella. Su tono de voz sonaba muy arrepentido—. Pudiste sufrir un accidente peor, por culpa de mí descuido… lo lamento

—¿Eh? Jejeje, vamos, no fue culpa tuya. Estoy bien, como ves~ —sonrió Melanie en señal de seguridad, cuando de pronto dio un leve respingo, mirando más detenidamente al joven—. …… ¿Leo… Itoko-san?

Leo al principio no pareció reconocerla, pero después de escuchar la frase que ella dijo, así como de fijarse en el colgante, tan igual al suyo, que al cuello ésta llevaba, un brillo de sorpresa se reflejó en sus gafas, al igual que una sonrisa realmente alegre, reemplazando al semblante serio que traía, apareció en el rostro del Baskerville varón. ¡Se trataba de su querida prima Melanie! Ellos de pequeños siempre habían sido, y todavía eran, muy unidos; jugaban juntos, Leo le componía canciones de piano a Mely, mientras que Mely siempre le dedicaba hermosos dibujos a Leo. Y lo más importante era… que ellos habían hecho la promesa de nunca olvidarse del otro, razón por la cual tenían esos colgantes con la primera letra de su apellido familiar.

—Mely-Itoko-chan~ —decía alegremente en voz baja Leo, abrazando a su querida prima—. Cuanto tiempo~

—¡Así es, Leo-Itoko-san~! —los ojos celestes de Mely no pudieron evitar dejar que un par de lágrimas de pura alegría salieran de ellos—. ¡¡Que alegría verte~!!

—Jejeje, sí, sí. También me alegra verte, pero… shhhhh —corrigió amablemente Leo—. No se grita en la biblioteca, jeje~

—Ops, lo olvide, disculpa, jeje —asintió con sonrisa avergonzada la peli-blanca y una gotita de sudor resbalando por su nuca, cuando de pronto notó una pequeña plaquita en la camisa de su primo—. ¿Eh? ¿Y ésto qué es…? ¿«Leo… Baskerville… EB»?

—¿Ah… esto?, pues… es una identificación —explicó Leo sin darle mucha importancia—. Es que cuando entré a éste instituto, me interese por la biblioteca y la primera encargada, Cheryl-sama, me propuso volverme un segundo “encargado bibliotecario”, por lo que acepte.

—Whow… primero me sales con la sorpresa de que estudias aquí y… ¿que también eres un encargado bibliotecario? —Mely se quedó simplemente boquiabierta, cosa que divirtió a su primo—. Bueno, Leo-Itoko-san, me alegró mucho charlar contigo, pero debo buscar a unos amigos, que me están mostrando el instituto y…

Pero a medida que se propuso a dar un paso, la Baskerville femenina exclamó un leve quejido de dolor, a la vez en que estuvo a punto de caerse. Por suerte su primo logró atraparla de un brazo a tiempo, el Baskerville varón centro su atención en uno de los tobillos de la peli-blanca, alzando levemente las mangas de los pantalones blancos de ésta, un poco arriba de las rodillas y notando con preocupación que ésta tenía un par de buenos moretones en sus rodillas. Seguro se originaron por la caída, no parecía muy grave, pero Leo prefería no arriesgarse y decidió llevarla a la enfermería. Por lo que posó uno de los brazos de Mely en uno de sus propios hombros, sujetándola a ella de la cintura y ayudándola a caminar, de espacio y seguro.

Algo que ninguno de los dos notó, fue la presencia de otra persona, la cual permaneció oculta detrás de una zona ciertamente sombría de la biblioteca, entre un par de altos estantes. Dicha presencia surgió de entre las sombras, revelando que se trataba de Alice, la "bajita pero matona" líder de los P-3, normalmente ella no era de ese tipo de personas que "disfrutaba" el entrar a la biblioteca, pero por diversas razones había tenido que entrar, encontrándose con una auténtica relacionada con el par de Baskervilles que se habían marchado hace unos minutos.

—Con que la "nueva" es una prima del "traidor"… —una sonrisa torcida apareció en el tierno pero malvado rostro de Alice—. Esto puede ser de utilidad, para enseñarle a ese "traidor" cuál es su sitio.

Dicho esto, la chica de larga cabellera negra se alejó en dirección contraria a donde los Baskervilles se habían ido. Sabría dios a que se refería con sus palabras, pero lo seguro era que el plan que su cabecita maquinaba no iba a resultar nada bueno tanto para Leo como para Mely.


_______________________________________________________



No tardaron muchos minutos en llegar a la enfermería, Mely se tuvo que apoyar unos segundos por sí sola en los hombros de su primo, en lo que ésta corría la puerta del lugar y ambos entraron. El interior de la enfermería era lo suficientemente extenso para atender a 5 personas a la vez, sus paredes eran de un relajante verde manzana, con algunos simpáticos dibujos de dulces, (paletitas y todo eso), había un único estante de dulces donde reposaban libros sobre medicina.

Sentado sobre una silla clara y de esas cuyo asiento era giratorio, (¡wiii! ¡Divertido! [¿?]) enfrente de un pequeño y ordenado escritorio azul-marino, yacía un hombre de clara tez y delgada contextura, iba vestido con una camisa gris, junto a una corbata morado oscuro, llevaba pantalón café claro y mocasines negros. Lo que más resaltaban en él eran su bata de laboratorio blanca, (el símbolo de todo médico consagrado ¿?), sus cabellos eran cortos y de color gris claro. Al escuchar que alguien entró, por el sonido de la puerta al correrse, se dio media vuelta en su silla y reveló que un gran mechón de su cabello cubría su ojo izquierdo, mientras que el único que se le veía era el derecho, de un color rojizo, acompañado de unos lentes de bordes oscuros y claros cristales.

—¡Oh~! Pero sí es Leo-kun~ —saludó jovialmente el señor que era el médico de la academia al parecer—. Y… ¿quién es esa chica tan linda que llevas, eh~?

Añadió con cierto tono de picardía, junto a una sonrisa algo siniestra y un leve reflejo blanco en sus lentes. Un leve reflejo también apareció en los lentes de Leo, dejándole claro al hombre que dejara de mal pensar, aunque la verdad Break no era alguien de malas intenciones, sólo decía esas cosas para fastidiar a la gente, (sobre todo a los alumnos o al mismo profesor Gilbert) y ver sus reacciones para divertirse.

—Déjate de bromas, Doc y atiende a mi prima, por favor —pidió Leo levemente irritado, pero sin perder su serenidad, aunque recalcó bastante notable la palabra «prima», para dejarle claro a Break que no mal pensara de ellos dos.

—Bueno, bueno, cálmate, Leo-kun~ —sonrió nerviosamente Break, prefiriendo no aventurarse más a irritar al pequeño Baskerville, por algo que él bien sabía de Leo y prefería no llegar a esos extremos con el—. Llévala a una de las camas, en lo que busco algo.

Leo asintió, ayudando a su prima a caminar hasta una de las camas de blancas sábanas y esponjosas almohadas, para luego empezar a presentarlos a ambos.

—Doc… ella es mi prima Melanie Baskerville, pero prefiere que le digan solo Mely —decía Leo, recostado en una de las paredes al lado de la cama de su prima—. Y Mely-Itoko-chan… él es Xerxes Break, el médico de la academia. Pero no te creas que sólo por ser alguien graduado y todo eso, lo convierta en alguien “serio” o que le guste que se dirijan a él con demasiado respeto. Prefiere que le digan sólo “Break” o “Doc” a secas.

—Ya… veo… —dijo Mely con curiosidad, lo cual era justo lo que sentía hacia ese inusual doctor—. Es un placer conocerlo, Break-san~

—Jejeje, igualmente, Mely-chan~ —exclamó sonrientemente el "doc".

Para luego acercarse con un poco de algodón y un recipiente de alcohol farmacéutico en sus manos, los cuales saco de su estante. Acto seguido se sentó en un pequeño banquito y comenzó a examinar y atender los moretones en las rodillas de su pequeña paciente, primero segregando un poco de alcohol en uno de los algodones y aplicándolo en las heridas.

Mely cerró levemente un ojo, por el leve ardor de esa medicina en su herida, Break agradecía internamente que se tratara de una paciente ya mayor, ya que seguro si hubiera sido una niña más pequeña, habría llorado por el leve ardor en los moretones… y si había una situación en la que Break no sabía que hacer, era cuando los niños lloraban, esas era una de las desventajas de que el se especializara en parte en el área de pediatría infantil, pudiendo tener una actitud tanto seria, pícara y otras veces de simpático "payaso". Lo cierto era que a la vez Break gozaba el hacer reír a los niños, ya que lo llenaba de alegría y hasta sentía que él mismo se contagiaba de esa energía infantil.

—¡Listo~! —exclamó sonriente, una vez acabó de atender las heridas, para luego ponerle unas curitas en la ya limpia zona afectada, las cuales eran amarillas y tenían el simpático dibujo de un caramelito en el medio—. Ahora lo mejor será que no corras mucho por ahora, ¿de acuerdo, Mely-chan~?

—Entendido. Gracias, Break-san~ —asintió la pequeña Baskerville, a la vez en que se bajaba de la cama con cuidado, lo cierto era que esas curitas que le pusieron eran muy cómodas y ya no se le dificultaba tanto el doblar las rodillas al caminar—. Bueno, Leo-Itoko-san. Ya seguro queda poco para que se acabe el receso, vámonos ya. Hasta pronto, Break-san~

—Después de ti, Mely-Itoko-chan —asintió Leo.

Pero en eso y antes de que pudieran salir, Break detuvo a ambos Baskervilles diciendo «Ah, ah, ah, alto ahí…» con tono tan extrañamente serio y grueso de voz, que los jóvenes se pararon en seco. Girándose con leve nerviosismo hacia el doctor, el cual los miraba de forma extraña y con un gran reflejo en sus lentes, el busco algo en su bata de laboratorio, añadiendo aun con esa voz.

—¿No pensaron que los dejaría irse de aquí sin……… esto~?

Al decir Break la última palabra, a velocidad de rayo su expresión tétrica cambio a una juguetona, a la vez en que se sacó de su bata una muñequita de rostro, en donde estaba dibujada una sonrisa, y brazos azulados, algo regordetes. Con peluca café y rizada, junto a un lazo en su cabello de color vinotinto, así como un chistoso y pequeño gorrito blanco, (que normalmente usaban las enfermeras) y un rosado vestidito que llevaba puesto. Ésta muñequita a su vez llevaba sujetando, entre sus rechonchas manitas un par de paletitas de uva, las cuales les ofreció a ambos Baskervilles, diciéndoles con vocecita aguda «¡Aquí tienen, cortesía de la casa~!».

—¿E… eh? —fue todo lo que alcanzó a pronunciar una confusa Mely, con varias gotitas de sudor resbalando por su nuca, cuando la muñequita esa le entregó su respectiva papetita, luego se giró hacia su primo, buscando una explicación.

—Jejeje, se me olvido decirte unas cuantas cosas sobre el doc… —sonrío Leo con normalidad, sujetando la paletita que la muñeca le entregaba, como si fuera algo completamente normal entre ellos.

—Jeje, Leo-kun tiene razón, aunque fue culpa mía por no "presentarlas" antes, Mely-chan… —sonrió Break, señalando con su otra mano a la muñequita que tenía—. Ésta de aquí es Emily, mi "enfermera asistente" en el campo de los niños~

—¡Es un placer conocerte, mocosa~! —exclamó animadamente Emily, aunque el «mocosa» del final no lo decía por insulto, sino por broma, a la vez en que ofrecía una de sus pequeñas y azuladas manitas en señal de saludo.

—Etto… igualmente, Emily… jeje~ —sonrió con nerviosismo, y en parte diversión la Baskerville, estrechando una de sus manos con la de la muñequita.

Sin duda que en esa academia Pandora había una gran cantidad personajes de todo tipo de pensamientos, clases y curiosas actitudes… algunos incluso llegando a verse sumamente raros… pero a la vez eso era lo que le llamaba más la atención e incitaba a estudiar allí a la pequeña Baskerville. Finalmente se despidieron del doc y de su "pequeña asistente", saliendo de la enfermería y dirigiéndose cada Baskerville a su respectivo salón, aunque Leo insistió en acompañar a su prima, ella le dijo sonriendo que no se preocupara.

Ya alejados Mely al cruzar por un pasillo se encontró con un par de sombras totalmente blancas que la dejaron helada y que a su vez provocaron que soltara un fuerte grito del susto, el cual se escucho por casi toda la academia, hasta llegar al salón de Gilbert, (el cual no estaba muy lejos de allí, como 1 piso arriba) y provocando que éste preocupado saliera corriendo, al pensar que su hermano Vincent le estaba haciendo alguna barbaridad a la Baskerville. Ese par de sombras blancas no eran nada más ni nada menos… que Oz y Ada, los cuales acababan de salir de la biblioteca, totalmente llenos de tiza, ya que la bibliotecaria Cheryl como castigo por armar bullicio en la biblioteca, los puso a sacudir borradores empolvados.

Mely al entender que eso había sucedido por su culpa, muy apenada se comenzó a disculpar una y otra vez con el par de Vessalius. Pero estos le dijeron que no tenía la culpa, ya que ellos bien sabían que en la biblioteca no se gritaba y no tuvieron de otra que aceptar la reprimenda, así como la calmaron diciéndole que de hecho les dio risa el final cuando se dieron cuenta que estaban totalmente empolvados. Ante ese comentario los 3 se rieron animadamente, pero fue entonces cuando apareció corriendo por el pasillo un Gilbert, con expresión de angustia muy notable en su rostro. Al girarse y ver a Mely corrió hacia ella, sujetándola de sus pequeños hombros.

—¡Mely! ¿¡Estás bien!? ¡Te escuché gritar y vine corriendo lo más rápido que pude y…! —fue entonces cuando giro su mirada, al cerciorarse de la presencia de un par de "fantasmitas empolvados", ¡digo! De Oz y Ada—. Ehm…… ¿interrumpo algo?

—¿Gi… Gilbert-sensei? N… no, nada, no pasa nada~ —calmó con movimientos de manos al Nightray, con sonrisa nerviosa, para luego explicarle la razón de su grito, a causa de la sorpresa de encontrarse con esos empolvados Vessalius. Gilbert no pudo evitar suspirar aliviado.

—Ya veo… jeje, disculpa por mi reacción, pero… es que eres impo… —Gilbert al darse cuenta que estuvo a punto de decir "importante para mi" se detuvo, corrigiéndose para finalizar diciendo—. Etto… eres… responsabilidad mía, ya que soy el profesor encargado de cuidarte.

Tanto la Baskerville como el Nightray no evitaron sonrojarse levemente, ya que Mely entendió y escuchó perfectamente lo que el mayor estuvo a punto de decir. Oz y Ada al ver que un incómodo silencio inundó el ambiente, así como por culpa de la picazón del polvo de tiza en sus narices, no evitaron estornudar levemente. Gil dio un leve respingo y al darse cuenta de ello, les dijo a ambos Vessalius que lo siguieran, ya que les daría unas toallas para limpiarse.

Pero antes de irse se giró hacia Melanie y le dijo que su siguiente clase, de historia universal, sería en el mismo salón, solo que en esa hora no los atendería el, sino el prof. Rufus Barma. Dicho esto el azabache y los 2 rubios se marcharon, Mely soltó un leve suspiro una vez estos se fueron, sin poder evitar sentirse extraña por lo que Gil casi le dijo, pero decidió no perder tiempo y dirigirse al salón.


~Continuara~
Última edición por SoraJa el Lun Ago 06, 2012 12:59 pm, editado 2 veces en total.

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Habieru Diamond
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Re: {PH} Crónicas de la academia Pandora

Mensajepor Habieru Diamond »

Jajajjajajajajaj, en serio me rei mucho con este capítulo. En primer lugar me dio entre risa y pena que los libros cayeran sobre Mely y quedara casi noqueada, aunque suerte que estaba su primo Leo por ahi. Y siempre pensé que break es raro pero... es demasiado raro pero igual es buena persona y muy payaso. Y no pare de reir cuando aparecieron Oz y Ada de "fantasmas" y awwww Gilbert fue corriendo a ver si Mely estaba bien cuando la oyó gritar.

Ahora me preocupa que estará pensando hacer Alice con lo que oyó de Mely y Leo, esperaré paciente el tercer capítulo, hasta luego ^^
La aventura de estos nuevos entrenadores por la región de Johto comenzará muy pronto....

chikorita The Great adventure in Johto cyndaquil

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Re: {PH} Crónicas de la academia Pandora

Mensajepor SoraJa »

Buenas a todos

Paso para avisar que por diversas causas, el siguiente capítulo tardará en publicarse, debido a las clases, aunque estás acabaran ya dentro de 3 semanas, aunque con la tarea que mandan parece que aun faltan meses TwT Aunque ya tengo listo el inicio del capi, voy escribiendo de a poco, espero tenerlo listo para cuando acaben las clases :3

PD: Pasa lo mismo con el fic de PAD (Pokémon Adventures´s Destiny)

En fin, pase para avisar eso, espero que sean tan pacientes como siempre, ya que en lo personal adoro escribir mis historias, así como que ustedes las lean, ya que me llena de dicha nwn

¡¡SAYONARA!!
La aventura por la región Kanto está a punto de empezar…
Imagen¡Pokémon Adventures's Destiny!Imagen
¡Visita el fic!
http://pokemon-stats.com/foros/viewtopic.php?f=18&t=30673

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SoraJa
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CAP cap. 03

Mensajepor SoraJa »

¡Buenas a todos!

Como siempre lamento la eterna demora xD Esta vez confieso que fue por falta de inspiración y no saber bien como continuar, cuando “¡BOOM! Me llego una idea de golpe a la cabeza y por fin escribí el capítulo 3, así como ya teniendo una idea para el 4to xD en fin, ya no los aburriré más, aquí el capítulo~



~Cap. 03~
"Sorpresas y una apuesta"



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Tras acabar la hora del receso, todos (incluidos los desempolvados Ada y Oz), volvieron a sus salones, aunque el grupo del salón A-01 tuvieron que pasar por la clase de la penúltima hora, viendo posiblemente la materia más aburrida de todas, y esa era… historia. Toda la hora de historia pasó en silencio sepulcral, absolutamente nadie hacia ruido, el silencio era tal que cualquiera pensaría que nadie respiraba siquiera. ¿La razón de ésto? Era por… el profesor. El prof. Rufus Barma era un hombre de clara tez, surcando posiblemente los 37 años, (aunque poseía los conocimientos de un sabio de 69 años). Tenía una larga y llamativa cabellera escarlata, con un pequeño flequillo en la zona superior de la cabeza; junto a una mirada grisácea, fría y calculadora, la cual hacía que parecía saber lo que uno pensaba. Iba vestido de una forma igual de elegante pero no tanto, como el director: camisa blanca, corbata oscura, junto a un chaleco y pantalón café oscuro y zapatos negros. A opinión de los estudiantes, era el típico profesor en cuya materia era una hazaña el aprobar con mínimo 18.

Finalmente sonó el timbre —que indicaba el cambio de clase—, los alumnos salieron de sus actuales salones de clases, para dirigirse a los de su siguientes clases. Aunque los de la clase de Barma salieron corriendo, cual ciervos en estampida, simplemente porque el pelirrojo los asustaba. En el salón ahora se encontraban dos personas: Oz Vessalius en su respectivo pupitre —metiendo los papeles en los que anotó la tarea que el “malvado” pelirrojo había mandado— así como el profesor Barma —sentado en su pequeño escritorio, escribiendo sabrá dios qué cosas en unos papeles—

—…… Uff —Oz soltó un suspiro de agotamiento, tan solo con ver que su mochila no cerraba, por culpa de la montaña de tarea que el prof. Barma había mandado. Cuando tragó saliva, armándose de valor para hablar, pronunció—. Disculpe, Barma-sensei…

—¿Hum? —fue la única respuesta del pelirrojo, sin apartar su mirada de los documentos en sus manos.

—¿Por qué mando tantos deberes en el primer día? —preguntó en un leve puchero y chistosa voz el rubio—. Y más importante… ¿¡Por qué me mando 10 hojas extra de deberes sólo a mí, eh!?

El hombre de larga cabellera carmesí bajó lentamente los papeles, centrando su fría mirada cual hielo en el joven rubio, el cual sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. Cuando el profesor Barma miraba a alguien directo a los ojos —aunque por su semblante inexpresivo no lo pareciera— era cuando estaba muy, pero muy molesto. Que el cielo y la tierra ampararan al que lo hizo enojar.

—Pues porque simplemente no soy de esos profesores, que soporta ver a sus alumnos holgazanear, al no tener nada que hacer; o de los que gustan desperdiciar un día de clases… —dijo con voz igual de fría, intimidante y seria que su semblante, pero luego este fue reemplazado por uno más suave, representado por una sonrisa, dándole más escalofríos a Oz—. Y respecto a tu tarea extra… deberías agradecerme, así tendrás algo con lo que “entretenerte” por este fin de semana~

—¡Pero ésto no es algo para “entretenerse”! ¡Esto es tortura! ¿¡Me oyó!? —exclamó Oz desafiantemente, pero procurarlo no pasarse, tratando de hacerle pensar a Rufus que no le tenía miedo—. ¡T-O-R-T-U-R-A! ¡Tortura!

Rufus sonrió arrogantemente, mientras observaba constantemente a su pequeño alumno rubio, con esa mirada fría, así como con la barbilla posada en sus manos y los codos apoyados contra el escritorio. Acto seguido dijo con tono burlón, aún sonriendo:

—Si tan solo pusieras ese mismo empeño, de deletrear cual porrista, al momento de hacer tus tareas de historia, chico Vessalius~

Oz ante el comentario del profesor tropezó de lado, realmente no sabía porque el profesor Barma gozaba con irritarlo tanto, precisamente sólo a él, ¿será que sin querer le había hecho algo malo al “profe” y, a raíz de ello, éste la había agarrado con él? Era algo que Oz no sabía. Pero una vez se repuso, el rubio suspiró nuevamente, mirando por unos segundos su mochila, llena de hojas de tarea, la cual cogió resignado, para luego ver al profesor y se dispuso a salir.

Pero cuando estuvo a punto de correr la puerta del salón, una idea le vino de golpe a la mente. Se quedó parado de espaldas al profesor por varios segundos, cosa que llamó un poco la atención del pelirrojo, el cual sintió que el pequeño rubio algo planeaba. Al ver la sonrisa que éste poseía —una vez se dio vuelta— Rufus arqueó una ceja… el Vessalius planeaba algo, estaba seguro de eso.

—Je, je, je, Barma-sensei~” —canturreó Oz sonriente, con sus codos posados sobre el escritorio de su profesor, imitando la posición del mayor, el cual lo miraba seriamente—. ¿Le parece si hacemos una apuesta~?

—¿Una apuesta, dices? —Barma no pudo evitar sentir cierta curiosidad, por la propuesta del chico. El brillito de determinación, en los ojos verdes cual esmeraldas de Oz, fue lo que llamó su atención, por lo que acabó metiéndose al juego—. ¿Qué clase de apuesta propones, chico Vessalius?

—Je, je, je, pues le apuesto a que puedo terminar toda ésta tarea, así como la extra que me mando… ¡en una semana! —exclamó con entusiasmo y decisión, apretando un puño—. Y si lo logro… usted dejará de mandar tanta tarea, tanto a los demás alumnos como a mí.

Rufus Barma no pudo evitar abrir mucho sus ojos, aún sin perder la compostura, a causa de lo ridículo que sonaba eso, incluso para el pequeño Vessalius. La tarea que el mandaba no podía terminarse en menos de una semana, tardaba al menos terminarla en 3 semanas. Aunque al ver que el rubio hablaba en serio, el pelirrojo suspiró, sin poder hacer más nada que aceptar la apuesta, pero sólo con la condición de que Oz y el resto del salón, tendrían que recibir siempre tarea extra, si es que fallaba en su valiente misión [¿?]. El rubio de ojos verdes aceptó el riesgo, cogiendo nuevamente su mochila y saliendo del salón para dirigirse a su siguiente clase, sin importarle que el resto de la semana estaría ocupado con montones de tarea de historia. El prof. Barma por su parte siguió escribiendo sus informes, realmente le resultaba interesante saber cuál sería el resultado de esa pequeña apuesta.

Al Oz salir del salón, notó que su hermana Ada y Mely lo esperaban pacientemente por el pasillo, ya que en el corto período de tiempo que llevaba conociendo al par de hermanos Vessalius, la Baskerville se había hecho muy unida a ellos, ya que a través de sus ojos verdes esmeralda —ya que los ojos son las ventanas del alma— no percibía ninguna pizca de malas intenciones en ellos, sintiendo que realmente eran unas personas de alta confianza.

Ya en la siguiente clase, que era la de psicología, cuya persona que daba la materia desconcertó bastante a la Baskerville, ya que cualquiera diría que la “profe” era otra estudiante más. No se conocía el verdadero nombre de ella, pero los estudiantes y profesores la llamaban «Echo».

Se trataba de una chica de apariencia joven, surcando los 16 años cuando mucho. Su piel era clara y sus cabellos eran cortos, de un color gris claro. Sus ojos tenían cierto parecido a los del prof. Barma —siendo grises, oscuros y fríos— aunque no tan severos como los de el, acompañados de unos lentecitos sencillos y de bordes azules. Llevaba una blusa blanca; debajo de una gran chaqueta azul oscuro, con algunos símbolos ambarinos en la zona trasera y que se le veía un poco grande. También llevaba un short azul oscuro y unas botas blancas.

La profesora saludó con voz serena a todos los estudiantes, con un «Buenos días, clase». El cual fue respondido por un más animado «Buenos días, querida Echo-sensei-chan~» por parte del salón, aunque el «querida» y el «chan» del final fueron añadidos por el risueño Oz, ganándose una mirada severa, aunque sin perder la serenidad, de la joven profesora, aunque ésto no le borró la cálida sonrisa que tenía.

—Joven Oz, es sólo Echo-sensei —corrigió en un pequeño regaño la peli-gris, arreglándose sus lentes con su dedo índice, los cuales desprendían un leve brillito amenazante.

—Como diga, querida Echo-sensei~ —asintió Oz, aún con esa sonrisita cálida, acompañada de una mirada tierna en su rostro.

Por alguna razón, su primo Jack, que igual estaba sentado en un pupitre unos cuantos metros a la derecha trasera de Oz, le envió una mirada maliciosa y ciertamente irritada al Vessalius más pequeño, la cual éste inocentemente no percibió.

—Bueno, clase… —volvió a hablar la profesora, teniendo que rendirse ante el “querida Echo-sensei” de Oz, pero agradeciendo internamente que al menos descartara «Chan»—. Hoy como es el primer día de clases, no haremos ninguna actividad…

Todo el salón pareció aliviarse, de que únicamente fuera el «malvado» prof. Barma el que mandara tarea en el primer día, cuando fueron sacados de su júbilo al escuchar a su pequeña profesora decir un sereno «Pero…», cosa que los hizo callarse de inmediato y ponerse igual de serios, para evitar que a causa del leve escándalo que montaron, ella les mandara tarea. Echo al ver que tenía nuevamente la atención, añadió:

—Pero… para que ni ustedes ni yo nos aburramos por ésta media hora…

Echo se detuvo un momento, sujetando elegantemente sus lentes y retirándolos de su rostro, para guardarlos en el bolsillo de su chaqueta, así como para —desconcierto de Mely en ese instante— cambiar su semblante sereno y un poco tierno, por uno más alocado y hasta cierto punto aterrador, añadiendo con voz igual de aterradora.

—¡¡Vamos a escribir y leer en voz alta, oraciones de reflexión!! ¿¡Me oyeron!? —exclamó con las pupilas de sus ojos más chicas, sonrisa tétrica en su rostro y sacando de un veloz movimiento, varias hojitas de su escritorio, con palabras escritas.

Para sorpresa de Melanie, ninguno de los demás alumnos pareció sobresaltarse, por el repentino y drástico cambio de actitud de la profesora Echo. Cuando de pronto, un muy desafiante Oz se levantó, posando sus manos en su pupitre fuertemente y gritándole a la peli-gris.

—¡¡Zwei!! ¡Vete a dormir y haz que regrese Echo-sensei-chan!

—¡Cállate, mocoso! ¡Y dirígete con más respeto! —le devolvió el grito la peli-gris, señalándole desafiantemente con su dedo índice—. ¿¡Qué no ves que soy una profesora!?

—¡¡Profesora mis polainas!! —volvió a gritar Oz, aún de desafiante—. ¡La profesora consagrada aquí es Echo-sensei-chan! ¡No tu, Zwei!

«¡¿Pero qué…?!» —Melanie miró a Oz con cara de sobresalto, extrañándose al escucharlo decirle ahora «Zwei» en vez de «Echo», aunque pareció comenzar a entender de a poco todo—. «¿Será… que Echo-sensei… ¡tiene un alter ego!?»

La joven Baskerville había leído sobre ello en una ocasión, en su anterior libro de clase de psicología, (es decir, el que usaba en su anterior academia). En dicho libro, el alter ego —que provenía del latín, significando “otro yo”— se decía que era una segunda personalidad de alguien. También estaba asociado con el trastorno de identidad disociativo, donde cada una de las personalidades del “yo” perciben e interactúan con el mundo de diferente modo.

Melanie ahora que recordaba bien, en uno de sus tantos libros favoritos y que su tío Revis le había recomendado, recién se daba cuenta de que se presentaba un alter ego en la historia. Era «El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde», escrito por Robert Louis Stevenson, en el cual el personaje del «Sr. Edward Hyde» se representaba como el alter ego del «Dr. Henry Jekyll». En éste caso, el alter ego de la profesora Echo, era esa tal Zwei… aunque la diferencia de personalidades era tan drástica, que hasta parecía que en esa ocasión, hacía falta un exorcismo.

—¡Rubio insolente!

—¡Bruja invasora!

Los incesantes gritos de Oz y Echo… ¡digo! Zwei, sacaron a la Baskerville de sus pensamientos, era mejor detenerlos, ya que a juzgar por lo cerca que se encontraban el rubio y la peli-gris, gritándose de rostro a rostro, no estaban lejos de comenzar a discutir a golpes. Jack suspiró, se giró hacia Ada haciéndole señas, indicándole que fuera a buscar a los “vigilantes”, para detener ésto. La rubia al salir del salón, Oz y Zwei seguían gritándose, pero no tardó demasiado en volver a entrar, acompañada de tres chicos.

Uno de ellos dejó boquiabierta a Mely, ya que era nada más ni nada menos que su primo Leo, el cual ahora llevaba una especie de gorrita, similar a la de un policía, solo que color turquesa oscuro, con el símbolo dorado en el centro, de una letra «P», seguramente referente a «Pandora». Al notar inmediatamente la presencia de su primita, (ya que ésta estaba sentada en las primeras filas), la saludó con una mano y sonrisa, que significaba «Hola otra vez, luego te aclaro ésto».

Otro de ellos era un joven de piel clara y contextura delgada, de cabellos beiges cortos, con algunos alborotados mechones, ojos de color celeste y que parecían quemar cual fuego, por la intensidad de su mirada. Debajo de uno de sus ojos, tenía un pequeño lunarcito negro. Iba vestido con un chaleco, de color azul marino oscuro, (similar a uno antibalas), encima de una camisa negra, sin mangas. Junto a pantalones café oscuro y zapatos "convers" negri-blancos. Éste también llevaba la gorrita turquesa, que llevaba Leo. Se llamaba Elliot.

El último desconcertó un poco a Mely, provocando que varias gotitas de sudor resbalaran por su nuca. Ya que era el ejemplo perfecto de «Rebelde y sin causa, amante de las perforaciones y adornos». Era igual de delgada contextura, (aunque levemente más “fornido” que el anterior) y de clara piel. Su cabello era largo y con 3 tonos, mechones rubios, marrones y unos pocos blancos, enredados entre sí. Sus ojos eran de marrón oscuro y sus cejas de un marrón más claro. En ambas orejas tenía unos aros, en forma de cruz y color negri-plateado, así como en su cuello múltiples collares negri-plateados. En ambas manos llevaba unos guantes de cuero, que tenían agujeros, por lo que le daban salida a sus dedos. Llevaba una remera blanca larga (y algo rasgada) que llegaba hasta sus rodillas y unos cuantos moños rojos, amarrados en el medio de su remera (como si fuesen botones). También llevaba tapado rojo, encima de su remera, (con una capuchita~). Así como un pantalón blanco, que tenía un pañuelo negro, saliendo de su bolsillo derecho y calzaba unos borcegos carmesíes oscuros. Se llamaba Hyde.

Los tres “vigilantes” al entrar, no necesitaron explicaciones, ya que al ver que se trataba de una escena «Oz V/S Zwei», en la clase de psicología, suspiraron y susurraron al unísono algo como «No de nuevo… y apenas hemos iniciado el año».

—¡Hijo de tu %\*#$€¥£ madre! —fue otro de los tantos gritos, que Zwei le mando al rubio.

Oz ante ese claro insulto hacia su madre, se levantó y lanzó corriendo hacia ella. Con el ceño fruncido, y el brillo simpático y animado de sus ojos esmeraldas, fue reemplazado por una furia inminente—. ¡¡No metas a mi madre en ésto!!

Los vigilantes velozmente se dirigieron hacia ellos, para detenerlos: Leo y Elliot sostuvieron a Oz, cada uno de un brazo. Mientras que Hyde detenía a Zwei de los hombros. Los tres con un agarre con cierta firmeza, para evitar que se soltaran. Tanto el pequeño rubio, como la desquiciada peli-gris, forcejeaban y daban tirones, en un esfuerzo por soltarse; pero Oz de verdad se esforzaba, gritándole a Zwei que retirara lo que dijo de su madre.

—O… onii-chan… —comenzó a decir con nerviosismo Ada, en un intento por calmar a su hermano mayor.

—¡Mejor cálmate y deja de discutir, idiota! —regañó Jack a su primo, por fin explotando de verlo payaseando.

Fue tal la severidad en su tono de voz, que todos los presentes se sorprendieron. Incluso sus compañeros Alice y Vincent lo vieron extrañados y con unas cejas arqueadas, ya que ciertamente Jack era el más “sereno” del «Pandora-3» y ellos bien reconocían eso, siendo el más difícil de hacer enojar, pero que no dudaba en hacerse respetar si lo insultaban.

—¡Pero… si ella empezó!

—¡No me importa! —volvió a exclamar el Vessalius mayor, con un brazo posado firmemente sobre su pupitre—. El que te enojaras de tal manera, por una mujer que ya murió… ¡es una ridiculez! ¿¡Cuándo piensas superarlo!?

—¡Jack! ¡Es suficiente! —le grito Hyde firmemente, ya que en esa ocasión el P-3 había ido muy lejos.

Jack duró viendo fijamente a su primo, con mirada fría y hasta cierto punto cruel, cuando chasqueo su lengua y susurró algo como «No es mi culpa que se la pase llorando o peleándose por ahí, como un mocoso pequeño, solo porque mencionen o insulten a su madre». Oz dio un respingo, con sus ojos abiertos de par en par y pupilas delatadas, levemente temblorosas. Melanie nuevamente se sorprendió, aunque al mirar a Ada y Oz, sintió un fuerte sentimiento de empatía en su pecho, ya que comprendía bien a los hermanos… pues ella igual había perdido a su madre. Oz bajó su mirada, con algunos mechones rubios cubriendo sus ojos. Antes de que alguien dijera algo más, de un repentino y fuerte tirón, se liberó del agarre de Leo y Elliot, saliendo corriendo del salón.

Ada preocupada salió a buscarlo. Leo suspiró y pensó para sí «Pobre chico», pero de pronto se sorprendió de sobremanera, ya que su primita Mely se levantó también de su pupitre y salió del salón. Aunque Hyde y Elliot intentaron detenerla, Leo les hizo una seña de que la dejaran ir.

—¿Seguro, Leo? —preguntó el chico de cabellos beiges, extrañado de esa decisión de parte del azabache.

—Seguro, Elliot-kun —afirmó éste sereno.

—Pero… ¿no crees que si esa chica nueva, por más amiga que se haya hecho de los Vessalius, pueda sin querer empeorar la situación?

Leo nuevamente negó, con una pequeña sonrisa de seguridad apareciendo en su rostro—. No lo creo, Hyde-kun, en situaciones así… mi primita es mejor que nadie, comprendiendo y consolando.

—¿¡Cómo!? ¿Es tu prima? —tanto Elliot como Hyde, se sorprendieron. Leo por su parte asintió.

Incluidos en dicha sorpresa estaban Vincent y Jack los cuales se giraron y notaron la sonrisita “pícara” de Alice. Ésta con los brazos en su nuca, y los pies sobre la mesa de su pupitre, les guiñó el ojo. Ellos vieron por unos momentos a Leo, y volvieron a ver a la peli-negra, sonriendo de lado, entendiendo perfectamente el mensaje que su "pequeña pero matona" líder les envió.

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La chica peli-blanca trotaba y miraba por todos lados, en los pasillos de la academia, buscando alguna señal de Oz o de Ada. Unos pocos minutos pasaron y todavía nada, cuando tuvo que parar un momento, para descansar y tomar aire, posando una mano sobre la pared verdesita derecha del pasillo. De pronto de una puerta blanca, (con un cartelito de madera, con el dibujito abstracto de un hombre, y debajo de ésta unas letras negras, que decían «Baños»), en la pared izquierda del pasillo, unos metros atrás de Mely, se abrió.

De ésta salió el prof. Gilbert, con cierta sonrisa leve de alivio, y los ojos cerrados por un momento, frotando sus manos, al haber logrado "liberar fluidos", (ya saben a que me refiero, así que no diré más [¿?]). El oji-ámbar escuchó breves balbuceos, por lo que extrañado abrió sus ojos y se giró hacia su derecha, notando con sorpresa a cierta muchacha peli-blanca, que tan solo por ver, le provocaba un cosquilleo en su pecho.

—¿Mely? ¿Qué haces fuera de clases? —preguntó extrañado Gilbert, acercándose a ella, pensando para sí que recibiría una respuesta totalmente normal y cotidiana, como «Necesitaba ir al baño» o algo así.

La chica dio un leve respingo, junto a un saltito hacia el frente, desconcertando levemente al profesor, ya que éste igual la había sorprendido. Al girarse y ver que se trataba del Nightray, ella suspiró aliviada y le explicó toda la situación, añadiendo al final la pregunta de que si no había visto a Oz o a Ada. El oji-ámbar se llevo una mano a la barbilla, en una pose para pensar, intentando recordar.

—Mmm… lo siento, Mely, no los he visto desde que salieron de mi clase.

—Ya veo… —la peli-blanca suspiró decepcionada, pero le volvió a preguntar—. Y Gilbert-sensei… ¿no sabe si hay algún lugar, donde ellos frecuenten, en el receso o algo?

—Déjame ver… —Gilbert no tardó mucho en recordar ésta vez, ya que le vino de golpe a su mente un lugar, sonriendo levemente—. Creo tener una idea de dónde encontrarlos, sígueme.

Dicho ésto, en una acción casi automática, el profesor azabache sujetó suavemente una muñeca de su estudiante peli-blanca, para guiarla al lugar ese. Un leve rubor apareció en el rostro de la chica, pero sacudió su cabeza para evitar pensar otras cosas, volviendo a su semblante sereno y esperando que la corazonada de Gilbert fuera cierta.

A medida que caminaban por los pasillos de paredes verdosas, llegó un momento en que entraron a través de unas grandes puertas de madera, (de esas que se empujan a la vez para abrirse), llegando hasta el gimnasio de la academia. El cual constaba de una sala, casi tan extensa como la biblioteca, de suelo hecho de madera clara, paredes pintadas de beige y techo negro. Habían varios estantes o cajitas de rejas grises, donde reposaban varios tipos de pelotas o balones, (de Baloncesto, Fútbol, etc) y por varios artículos deportivos más. Así como en una esquina, un par de grandes banquetas, de color café, que servían para que el público se sentara, (para ver algún juego anual o algo).

La corazonada de Gilbert era cierta, ya que sentados en una pequeña esquina de las banquetas, estaban los dos hermanitos Vessalius. Ada estaba sentada a la derecha de su hermano, susurrándole palabras de consuelo, mientras que Oz estaba sentado con su rostro oculto entre sus piernas, las cuales abrazaba con sus brazos —quizás para esconderse del mundo— sin querer siquiera escuchar las palabras de su hermanita.

—Ah, aquí estaban, chicos~ —llamó la atención Gilbert, con voz animada, en un intento por disminuir la tensión en el ambiente.

Oz ni siquiera levantó la mirada de sus piernas, siendo únicamente Ada la que se giró y con esfuerzo sonrió levemente, saludando al profesor y sorprendiéndose un poco de verlo, tomando la muñeca de Mely, aunque disimuló para que no la notaran. Pero fue entonces cuando Gilbert se dio cuenta de su “agarre automático”, sonrojándose levemente y soltando velozmente la muñeca de la chica, la cual igual se sonrojo por unos segundos, con una gotita de sudor resbalando por su frente.

Al centrar su mirada en el melancólico rubio, Mely se sentía destrozada de verlo así, en vez de tan vivaz, energético (y a veces travieso) como normalmente lo veía.

«Oz…» —la chica tomó aire, comenzando a acercarse con paso firme hacia el rubio y agachándose un poco, estando ya frente a el, para estar a su misma altura—. Oz… Oz, mírame…

Pero no hubo respuesta alguna, tanto física como auditiva, cosa que pareció frustrar a Mely, pero ella bien sabía lo delicado que podía estar el rubio en ese momento. Por lo que suspiró y sin decir más nada, se sentó en la otra esquina del banquito, rodeando al chico con sus brazos, arrimándolo a ella y dándole un fuerte, pero a la vez consolador abrazo. Eso sorprendió a Gilbert, Ada y sobre todo a Oz, ya que éste dio un respingo, alzando por fin su mirada y dejando a la vista sus ojos verdes, que se encontraban algo cristalinos, dejando en claro que había estado llorando en silencio.

—¿Me… Mely… chan? —fue lo único que pudo preguntar el Vessalius, cuando la chica, aún sin dejar de abrazarlo, llevó uno de sus dedos a sus labios y le hizo un sonido de “Ssssh”.

—¿Sabes, Oz? Yo entiendo muy bien el dolor, que tanto tú como Ada, deben estar pasando por ello…

“sniff” Lo dudo…

—No deberías dudarlo… —le reprochó con leve tono severo, pero sin perder la amabilidad en su semblante ella. Entonces se acercó y le susurró al oído—. ¿Te digo una cosa? Mi madre murió, por una enfermedad terminal, cuando yo tenía 5 años…

Al escuchar eso, Oz abrió mucho sus ojos, por la sorpresa y se giró a ver a la Baskerville. Ésta tenía una sonrisa cálida y comprensiva, aunque claro que acompañada por algo de tristeza, reflejada en sus ojos celestes y serenos. Mely al ver que tenía la atención no solo de Oz, sino de Ada y Gilbert, decidió continuar.

—Ella estuvo muchos días recluida en el hospital de Sabrie, pero como lamentablemente ya no había esperanza para ayudarla, ella le pidió a mí tío que me llevara a verla… —la voz de Mely era suave, casi como un murmullo, pero suficientemente audible—. Cuando me senté en una esquina de la cama, donde ella estaba acostada, ella me envió una dulce sonrisa y me pidió que no me pasara la vida lamentándome por su muerte, que siguiera viviendo por ella y lo último que me dijo… antes de cerrar sus ojos fue… que no me olvidara de sonreír~

«Me… Mely…»

—He cumplido bien esa promesa, aunque… ella también me dijo que tampoco me aguantara mis lágrimas… —al decir eso, una pequeña y solitaria lágrima de nostalgia, resbaló por su mejilla derecha, aunque conservaba su sonrisa cálida—. Y tampoco te digo que no llores por tu madre, pequeño Oz, ya que… en ocasiones es bueno dejar salir el dolor contenido, a través de lágrimas~

Al escuchar eso, tanto los ojos de Oz como los de Ada, se aguaron un poco, y ambos se lanzaron a abrazar a la peli-blanca, soltando leves sollozos. La chica por su parte, solo sonreía acariciándoles sus cabellos con cariño, ya sin llorar, y dejándole eso a los Vessalius. Gilbert miraba igual de sereno la escena, enterneciéndose por dentro y con una pequeña sonrisa apareciendo en su rostro. No sabía que la pequeña Baskerville, además de bonita y amable, fuera tan sabia.

Finalmente cuando los Vessalius dejaron de llorar, ahora secando los rastros de lágrimas que habían en sus mejillas, le preguntaron con curiosidad a Mely:

“sniff” Etto… Mely-chan… ¿de dónde escuchaste esos lindos argumentos?

La peli-blanca sonrió divertida y con un leve rubor en su rostro y soltando algunas risitas, confesó—. ¡Tengo un librito de frases~!

Ante esa respuesta tan sencilla y directa, pero llena de humor, los Vessalius, el Nightray y la Baskerville estallaron en risas animadas, reemplazando el pasado ambiente melancólico por completo. Duraron un buen rato riéndose, cuando de pronto los dos alumnos Vessalius lanzaron un grito de terror, desconcertando al profesor y a la alumna Baskerville.

—¿¡Qué!? ¿¡Qué sucede!? —preguntaron alarmados y nerviosos Gilbert y Melanie.

—¡Mely, es que nos salimos de la clase de psicología sin permiso de la profe! —gritaban aterrados al unísono los rubios—. ¡Y si el director lo nota, nos castigará, con una citación por toda la semana!

—¿¡Cómo!? —gritó horrorizada la peli-blanca.

—¡Y además no puedo quedarme castigado! —añadía a gritos Oz—. ¡Necesito todo el tiempo del mundo, para ganar la apuesta, de acabar la tarea extra de Rufus-sensei, en una semana! ¡O de lo contrario, si pierdo la apuesta, mandará tarea extra a todo el salón, por el resto del año!

—¿¡Qué tu apostaste quéeee!? —le gritó Ada, con sus ojos esmeraldas ardiendo en llamas de furia y siendo rodeada por un aura maligna—. ¿¡Cómo pudiste apostarle eso, a ese… ese “tirano”!?

—¡Aaaaaah! ¡Gilbert-sensei, Mely-chan, sálvenme! —fue lo que gritó Oz, antes de salir corriendo fuera de las puertas del gimnasio, siendo perseguido por una furiosa Ada, así como visto por unos Gilbert y Mely, en cuyas nucas resbalaban gotitas de sudor.

Al finalmente quedarse solos, Mely suspiró decepcionada, con lágrimas cual cascadas resbalando por sus millas y diciendo—. No puede ser… es mi primer día en ésta academia y ya corro el riesgo de un castigo semanal.

—Etto… si quieres puedo hablar con el director y explicarle todo —sugirió Gilbert, rascando su nuca—. Puede que se vea severo, pero en realidad en el fondo es comprensivo. Creo que entenderá perfectamente, si le explico con calma.

La peli-blanca se giró para ver al Nightray, con cierto brillo de ilusión en sus ojos celestes y le pregunto emocionada si de verdad podía hacer eso por ella y los Vessalius, viéndose tan tierna que hasta sonrojo un poco al joven hombre. Aunque éste tosió un poco, apartando su mirada para que ella no notara su rubor, y afirmando.

—¡Genial! ¡Muchas gracias, sensei~! —exclamó agradecida la peli-blanca, enviándole una sonrisa cálida al azabache.

—S-sí, sí, no es nada —insistía éste, aún apartando su mirada, ya que su rubor aumentó por aquella sonrisa—. A… ahora mejor vuelve a tu salón, linda… —le sonrió con nerviosismo, cuando se cercioró de la última palabra que dijo y se reprochó mentalmente—. «¿“Linda”? ¿Le dijiste “Linda”? ¿¡De dónde diablos te salió ese “Linda”, Gilbert!?»

Para su fortuna, la chica pareció no darse cuenta de la “palabra con L”. Obedientemente asintió y salió trotando levemente del gimnasio, quedando ahora el Nightray solito. Éste suspiró con alivio, llevándose una mano a sus cabellos y decir con los ojos entrecerrados:

—Mi dios… que cerca estuvo… —tras durar un rato revolviéndose sus cabellos, finalmente calmando sus nervios y su rubor desapareciendo, el azabache se dio media vuelta, para volver a sus deberes.


~Continuara~
Última edición por SoraJa el Lun Ago 06, 2012 1:07 pm, editado 4 veces en total.

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Dark_A.T.
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Re: {PH} Crónicas de la academia Pandora

Mensajepor Dark_A.T. »

—S-sí, sí, no es nada —insistía éste, aún apartando su mirada, ya que su rubor aumentó por aquella sonrisa—. A… ahora mejor vuelve a tu salón, linda… —le sonrió con nerviosismo, cuando se sercioró de la última palabra que dijo y se reprochó mentalmente—. «¿“Linda”? ¿Le dijiste “Linda”? ¿¡De dónde diablos te salió ese “Linda”, Gilbert!?»

(Esa ''s'' sería una ''c'': se cercioró ;D)
Por otra parte, amo esa parte del capítulo, qué pena que Mely no se haya dado cuenta del cumplido.

Este capítulo ha tenido de todo... me he reído con el cambio de personalidad de la profesora (qué personaje xD), y la apuesta ha sido entretenida; pero también me ha enternecido ver a Oz llorar por su madre y a Melanie consolándolo, *snif* casi se me contagian las lágrimas. Y, por supuesto, el amor sigue flotando en el ambiente~

Sigue escribiendo así, querida, espero leerte pronto x3

¡Pikapi! <3
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~Shiroi bara no hanabira hitotsu futatsu chiru toki,
futari no ai wa eien ni naru...~

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La luz de la Luna ilumina mi camino, las estrellas escogen mi destino...

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SoraJa
Hacia la Calle Victoria
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{PH} Crónicas de la academia Pandora Cap. 04

Mensajepor SoraJa »

~Capítulo 04~
“Nace una peligrosa enemistad”



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Al volver al salón de psicología, no hubo riesgo de otra escena Oz V/S Zwei, ya que el resto de la clase Echo fue quien tomó el control. Aunque a pesar de ellos, los tres vigilantes se cruzaron de brazos, recostándose de la pared y decidieron quedarse en la clase, para cerciorarse de que no volviera a ocurrir. Leo estaba cerca de su prima, charlando ambos serenamente y esta vez el azabache aprovechó de explicarle el porqué era, además de asistente de bibliotecario, un vigilante escolar. Eso se debía a que como Leo, a pesar de su pequeña estatura, tenía una fuerza sorprendente, el director decidió volverlo vigilante —ya que unos años atrás, había visto al Baskerville detener por sí mismo una pelea entre dos estudiantes, no con fuerza bruta pero si imprimiendo suficiente fuerza para mantener a los peleones alejados entre sí—. Mely pareció sorprenderse mucho, cuando Leo les hizo una seña a Elliot y Hyde de que se acercaran.

Una vez lo hicieron, Leo se giró hacia su prima, con sonrisa amable—. Mely-itoko-chan, ellos son mis compañeros vigilantes y dos buenos amigos míos.

—Hola~ Soy Melanie Baskerville, es un placer conocerlos, chicos.

—Lo mismo digo —asintió el chico llamado Hyde, sonriendo de forma tal que contrarrestaba con su apariencia “intimidante”, aunque Mely pudo ver en sus ojos que no era alguien malo—. Soy Hyde Zurstorm~

En eso tanto Hyde como Leo, sujetaron firmemente a Elliot, desconcertado a éste, cada uno de un brazo y lo señalaron, diciéndole a la peli-blanca unísonamente y sonriendo—. ¡Y éste amargado de aquí, es Elliot~! No te dejes engañar por su carita de pocos amigos, en realidad es buena persona y…

—¡Oigan! ¡Suéltenme! —exclamaba Elliot, forcejeando un poco por liberarse del agarre de sus compañeros, una vez lo hizo suspiro y le envió una mirada seria, pero tampoco fría a Mely—. Como ellos dijeron, soy Elliot… Elliot Nightray. Si tienes algún problema, no dudes en decírmelo.

—¿Nightray? —Mely se sorprendió de escuchar dicho apellido, ya que si es que ese joven tenía alguna relación familiar con el prof. Gilbert, físicamente no tenían nada en común. Pero decidió preguntarle eso más tarde y le sonrió—. Etto… te lo agradezco, Elliot-kun~

Minutos después, todo seguía igual de sereno en la clase de psicología. Pero por más que le rogaron sus alumnos, la profesora Echo no cambió de parecer sobre su “entretenida” idea de escribir y recitar oraciones reflexivas en voz alta. Por lo que les entregó a cada uno de los presentes (incluidos los vigilantes) un papelito, junto a un lápiz.

Echo luego fue a sentarse en su escritorio de caoba y esperó unos minutos, hasta que dejo de escuchar el sonido de lápices escribiendo. Alzó su vista serena y gris, comenzando a decidir, señalando lentamente con su regla, quién sería el primero que hablaría. Cuando pocos segundos, se giro y apuntó firmemente hacia Hyde, sobresaltando un poco a éste por lo repentino. Al ver que lo más pronto que hablara, eso se acabaría, el vigilante suspiró, se paró firme y detuvo la vista en su papelito, comenzando a leerlo en voz alta y firme, la frase que había escrito.

“Aquello en lo que se deposita la atención, tiende a agrandarse. Eso quiere decir que si uno presta atención a los aspectos positivos, así como a lo bonito del pasado y presente, se ganará auto-confianza y un camino seguro hasta el futuro…” —paró por unos segundos y continuó—. “Por lo que si se centra la atención en los errores y defectos, así como en lo malo del pasado, se sentirá inseguridad y no se asegurará tener un buen camino hacia el futuro. Todas las personas tenemos virtudes y defectos, pero solo de uno mismo depende en lo que se quiere centrar y cómo se quiere ir hasta el futuro…”

Todo el salón duró en sepulcral y dramático silencio como por 5 segundos, mirando con expresión de sorpresa al “chico rebelde”. Cuando el salón se llenó de aplausos, (acompañados de algunos silbidos, de parte de los alumnos más animados), a causa de la admiración que provocaba el que alguien tan aparentemente firme, pudiera ser capaz de reflexionar y escribir algo tan bello como eso. Hasta la profesora Echo aplaudía levemente.

—¡Sorprendente, Hyde-kun~! —exclamó Ada, con brillo en sus ojos.

—¡Eres mi ídolo! —gritaban otros chicos por atrás.

—¡Esa frase me llegó! —exclamaba Oz, apretando uno de sus puños con admiración, así como llorando chistosas y conmovidas lágrimas cual cascadas—. ¡Eres todo un poeta, hermano~!

Leo y Elliot sonrieron, felicitando a su compañero alzando un pulgar cada uno. Hyde se rascó la nuca, apartando su mirada entrecerrada un poco, con un leve rubor en sus mejillas y dijo con nervios—. Etooo… gracias.

—Bien, ¿quién sigue? —preguntó Echo nuevamente.

Al parecer la actuación de Hyde había servido para que los demás se animaran, ya que ahora varios de los presentes querían ser los próximos en pasar. El resto de la hora de psicología paso tranquilamente, sin ningún percance. Al sonar el último timbre, de las 10:00 AM, que por fin indicaba la hora de salida del Lunes, (era el día en que más temprano se salía, ya que solo tocaban 3 clases), todos sujetaron sus pertenencias y salieron del salón.

Mely como siempre salió junto a Oz y Ada, despidiéndose de su primo y los amigos vigilantes de éste al salir del salón. Aunque en lo que caminaba por los pasillos hacia el portón de la academia, no podía evitar buscar con su mirada celeste a cierto profesor azabache, para decirle el mismo «Hasta mañana, sensei~» que le había dicho a Echo antes de salir de su clase. Los hermanos Vessalius parecieron notar la actitud de su amiga, por lo que con algo de pena le dijeron que el prof. Gilbert probablemente se había ido temprano a casa, ya que su hora los Lunes era muy corta.

—Ah… ya veo… —la peli-blanca esbozó una sonrisa forzada, algo triste por no haber podido despedirse de su querido profesor.

¡Momento! ¿Había dicho «querido»? ¿Por qué se dirigía a su profesor con la palabra con «Q»? ¡Melanie Baskerville, vuelve a la realidad! La peli-blanca agitó su cabeza fuertemente cual maraca, en un intento por impedir ruborizarse, siendo vista con algo de extrañeza por Oz y Ada. Cuando ya iban caminando por la acera de la calle, dejando atrás la academia, sin ninguno darse cuenta, eran vistos desde la sombra de un árbol al otro lado de la calle por el P-3.

Jack yacía recostado de pie en el tronco, cruzado de brazos y mirando fijamente a los 3 que caminaban por la otra acera, enviaba miradas de fastidio hacia su primo Oz, de frialdad hacia Ada y… hacia Mely miraba de una forma difícil de definir. Alice como usualmente hacía, comía una manzana, por lo que por cada mordisco que le daba, llenaba “un poquito” sus labios… o mejor dicho cada rincón de sus labios y hasta les mejillas. Vincent, (quién yacía recostado de forma similar a Jack, solo que a la izquierda de Alice) al notar eso, no se resistió a la idea de sonreír burlonamente, al ver de esa forma tan chistosamente tierna a su jefa. Por lo que tosió levemente, llamando la atención de la peli-negra.

—Ne, Alice… creo que tienes un poquito de manzana por… —al hacer hincapié en «un poquito», el Nightray paso su mano alrededor de todo su rostro, de forma chistosa y exagerada, en movimientos circulares—. Tooooodo ésto.

Alice solo apartó su mirada, con sus mejillas adorablemente infladas (por estar llenas de manzana) y con la boca llena refunfuñó algo como «¡cállate, Vincent!» entre mordiscos. Vincent solo soltó una carcajada, aunque se detuvo con extrañeza al notar que Jack no reía. Alice igual notó eso, por lo que al tragar le preguntó con fastidio.

—¿Y a ti qué te pico, Jack? —el Vessalius a los primeros segundos no respondió, ya que la Baskerville y el par de Vessalius cruzaban una calle, desapareciendo de su campo visual.

—Nada… —respondió secamente.

—Aja, aja… —dijeron sus compañeros al unísono, alargando la palabra. Miraban al rubio con sus miradas entrecerradas y alzando una ceja cada uno. Ante eso Jack chasqueo la lengua, con fastidio.

—Es mi primo —soltó por fin.

Logró captar la atención completa de Vincent y Alice. ¿Qué tenía que ver Oz en eso? ¿Es que Jack se sentía culpable, por lo que le había dicho en la clase de psicología? Aunque descartaron esa posibilidad tan pronto como lo pensaron, ya que conocían bien a Jack y sabían que algo así no pasaría, debido a que él y su primito Oz no tenían una relación “de ensueño” entre primos.

—¿Sí? ¿Qué hay con ese mocoso? —preguntó Vincent—. ¿Es que el Vessaliuscito más grandecito se arrepiente de lo duro que fue con su primito~?

—¡Cierra el pico, Vincent! —refunfuñó Jack, viendo al chico de ojos bicolor, con su mirada entrecerrada y con una venita palpitante en su frente.

—Lo que tenga que ver con ese mocoso, me da igual —dijo sin darle importancia Alice, en un intento porque Jack revelara la causa de su falta de humor, usando el método que había aprendido en las pocas clases que le interesaron de Echo del año anterior: psicología inversa.

—Es sólo que me extraña el que Oz saliera tan animado, luego de lo que le dije —Jack lucía decepcionado o aburrido—. Cuando le grito cosas como esas, él normalmente hace de emo, toda la semana.

Vincent se alzó de hombros, diciendo que tal vez “la nueva” había logrado decirle algo para reponerle su auto-estima. Jack alzó la mirada, centrándola en el cielo azulado, el rubio se quedó así por largo rato. Vincent y Alice suspiraron aburridos, cuando su compañero hacía eso, era cuando pensaba en algo que lo carcomía por dentro y que prefería no hablar con nadie, ni siquiera con ellos. No sabían precisamente lo que Jack pensaba, pero lo único que sabían era que se ponía así al estar deprimido o de mal humor.

Por lo que se cruzaron de brazos, acercándose a él y cogiéndolo cada uno de sus brazos. Jack fue sacado de sus pensamientos, viendo extrañado a sus compañeros, los cuales le sonreían “cómplicemente”.

—¡Sabemos de algo que te animara! —Exclamaron ambos—. ¿Qué tal si vamos a arrojarle unos cuantos huevos podridos al auto del sub-director? ¿Qué dices~?

Jack río levemente y no pudo evitar sonreír, de su usual forma burlesca, totalmente dispuesto a ello. Realmente ese par de diablillos sabían cómo alegrar a su amigo rubio, no por nada tenían una bueno (y extraña) relación de amistad. Desde el primer día en que pisaron la academia Pandora, al conocerse, notaron que eran igual de rebeldes, debido a sus problemas familiares y difícil carácter, por lo que se llevaron de maravilla y desde entonces se la pasaban haciendo de sus andadas.

Mientras tanto en un lugar a varios metros, de donde ese acto vandálico iba a pasar, en algunos complejos de apartamentos y de edificios de colores beiges, Mely ya caminaba solita en dirección a su hogar. Se había separado de los hermanos Vessalius hace unas cuadras, pero como aún era muy temprano y mucha gente transitaba por esa zona, la chica no se preocupaba por andar sola. Entró por la puerta y se dirigió al elevador, marcó el piso 7 y éste comenzó a elevarse con tranquilidad.

En lo que los números en una esquinita del elevador se iluminaban (del uno al dos, del dos al tres y así) y la típica musiquita retro sonaba en el elevador, la chica peli-blanca no pudo evitar suspirar. Si que había sido un día loco, su primer día en Pandora. Se había chocado y caído de forma comprometedora con un profesor, que más adelante sería su guía y se había lastimado un poco sus tobillos. Pero también sonrió, al haber tenido un agradable re-encuentro con su primito luego de mucho; también había hecho sus primeros amigos en la academia y conocido a profesores tan curiosos, pero nadie era más excéntrico que el médico.

Tenía mucho que contarle a su tío Revis cuando llegara, pero lo que estaba completa, absoluta y definitivamente segura… ¡era de omitir su bochornoso momento con el profesor Gilbert! ¡No quería ni pensar en que diría o cómo se pondría su tío si se enterara de eso! ¿Que por qué la chica negaba entre temblores eso? ¡Pues porque su tío, Revis Baskerville, era la representación de la sobreprotección y los celos, en carne y hueso! Un leve escalofrío recorrió la espalda de la chica, cuando el ascensor por fin se detuvo en su piso, el séptimo. Al abrirse las puertas, la chica salió y comenzó a caminar por los pasillos color crema, hacia la puerta de su apartamento.

No tardó mucho en ver la suya, la cual era claramente señalada por las pocas cajas cafés (de la mudanza) posadas afuera, apiladas una al lado de otra. Al abrir la puerta y entrar al apartamento semi-acomodado, de suelo color turquesa y paredes púrpuras, donde únicamente habían algunos muebles ocultos por bolsas transparentes y varias cajitas más, la chica exclamó alegremente.

—¡Ya llegué, Revis-oji-san~! —en lo que dejaba su maletita, en una esquina de la puerta y se quitaba los zapatos, por lo que caminaba en calcetines.

Unos pocos segundos después, fue recibida por un hombre que salió de la puerta, de lo que seguramente sería la cocina. Era muy alto y de clara piel, cabello blanco igual al de Mely y tan largo, que lo llevaba atado en una cola de caballo. Sus ojos eran serenos, cálidos y de un relajante color morado. Iba vestido como el típico padre (o mejor dicho tío) soltero, un pantalón-mono azul oscuro, junto a un suéter un poco arrugado y de color escarlata. Al igual que su sobrina, iba sin zapatos y con calcetines blancos.

—¡Mi niña, llegaste~! —Exclamó Revis, en lo que se acercaba a abrazar y darle un besito en la frente a su sobrina—. ¿Cómo te fue en tu primer día? ¿Cómo es la academia Pandora? ¿Conociste a gente nueva? ¿Paso algo interesante? ¡Dímelo todo~!

—¡Calma, calma, pueblo! —Bromeaba y reía Mely, en lo que sentaba en uno de los “embolsados” muebles junto a su tío—. Todo el día fue divertido, conocí a algunos de los profesores, hice amigos y pues… «¡No le digas que chocaste con un papacito, que resulta ser profesor! ¡¡No le digas!! ¿Y cómo que “papacito”!? ¿¡En qué estás pensando, Melanie Baskerville!?» me… re-encontré con mi primo Leo, ¡estudia en la misma academia~!

—¡Vaya, que casualidad! —Exclamó un sonriente y a la vez sorprendido Revis, ya que no esperaba que hubiera un familiar en la misma academia, juraba que eran los únicos Baskervilles en dicha ciudad—. Me alegra saber que hiciste amigos y que no tuviste ningún percance, querida~

—¡A… aja! —asintió Mely, con cierto nerviosismo, reflejado en el temblor de su voz.

Revis pareció notar eso, por lo que a velocidad de rayo su expresión animada cambió a una sospechosa. Se acercó a su sobrina, entrecerrando sus ojos y con una aura amenazante y oscura rodeándolo, (o al menos eso era lo que Mely veía), por pensar en que su sobrinita hubiera tenido algún momento desagradable, con algún bastardo pervertido de la academia o algo. Lo había imaginado, a su tío no se le escapaba nada y notó que su sobrinita no le había dicho una cosa, algo que era importante.

—Y… ¿qué más? —preguntó con voz grave, casi como disparándole a su sobrina con su mirada, acorralándola un poco en el sofá.

—Pu-pues, e-etoooo… —varias gotitas de sudor resbalaban por la frente y nuca de la pobre muchacha, la cual intentaba desesperadamente inventar alguna excusa—. Yo… yo… —en una especie de reacción por el nerviosismo, comenzó a rascar sus tobillos, fue entonces cuando se acordó de sus venditas y le vino una idea de golpe—. ¡Ah, sí! Se me olvido decirte… que… tuve un pequeño accidente.

—¿¡Qué!? —gritó horrorizado y preocupado el hombre, por pensar en que a su querida niña le había pasado algo.

—¡No, no! ¡Cálmate, oji-san! —Tuvo que gritar Mely para que su tío no entrara en pánico, alzando un poco la manga de su pantalón y revelando las venditas—. No fue nada grave, solo tropecé y me di en los tobillos. Me atendieron en la enfermería y dijeron que sanaría pronto, además… ¡me dieron una paletita~!

Revis al oír eso suspiró aliviado, de que no fuera ni el cuarto de los accidentes que se imaginó (y exageró de sobremanera) en su mente, así como desactivó su «aura amenazante», al saber igual que no había que preocuparse por coger la escopeta, para salir a “charlar” con ningún muchacho que se intentara lugar a su niña. El hombre se levantó, revolviendo cariñosamente los cabellos de su sobrina.

—Bueno, voy a seguir desempacando lo de la mudanza.

—Déjame ayudarte —se ofreció Mely sonriendo—. Como fue el primer día no mandaron tarea, «bueno, el prof. Barma sí», por lo que puedo ayudarte, oji-san~

Revis sonrió con cariño y asintió—. Me parece bien, mi niña. Cuando acabemos de desempacar, ¿te apetece comer unas tostadas con mermelada~?

—¡Sí~! —exclamó animada la chica, corriendo a sacar todo lo de las cajas y que le era posible cargar.

—¡Ay, ay, ay, niña! ¡Ten cuidado con lo de porcelana! ¿Sabes qué pasa si se te cae? ¡Que se rompe! —gritaba nervioso el soltero, temiendo que la muchacha en medio de su entusiasmo, dejara caer alguna de las piezas, de esa fina vajilla que le habían regalado.

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A la mañana siguiente, Mely estaba dormida en su habitación, ya a la mitad de estar totalmente lista, pero que aún poseía unas pocas cajitas de mudanza. Las paredes estaban pintadas de un relajante blanco-azulado, con el techo blanco y el suelo hecho de gravilla blanca. Una de las cosas que la mudanza ya había dejado, eran la biblioteca de madera café, (dónde reposaban algunos de los libros favoritos de la Baskerville), así como la cama de sábanas cremosas y la mesita de noche, de color café oscuro. Sobre ella reposaba el despertador, que unos pocos segundos comenzó a sonar, interrumpiendo el sueño de la chica.

Melanie de mala gana y con el ceño levemente fruncido, viéndose graciosa y tierna, sujetó su almohada y se intentaba cubrir los oídos con ella. Digamos que aunque fuera alguien muy amable, no era precisamente de las personas que gozaban despertarse. Al ver que la almohadita blanca no era suficiente para cubrirse, sujetó su peluchito de pegaso y gritó, con una vena palpitante en su cabeza: «¡¡Cállate, ruidoso!!», arrojando el peluchito hasta el indefenso reloj y provocando que éste se callara. La peli-blanca sonrío feliz, disfrutando del agradable silencio y volvió a acomodarse en la cama. Fue entonces cuando la puerta de su cuarto se abrió de golpe, entrando por ésta un sonriente Revis.

—¡Meeeeeely~! ¡Mi niña, es hora de que despiertes! —canturreaba el peli-blanco, acercándose sonriendo a la cama.

Pero al ver que su sobrina sólo gruñó y refunfuñó algo como «En tres meses, oji-san…», para luego cubrirse de pies a cabeza con la sábana. Revis suspiró, rascando su nuca con un brazo. Mely no cambiaba nada. Se acercó al extremo inferior de la cama, sujetando la sábana y exclamando «¡Tres mis polainas! ¡Despierta ahora, jovencita!», en lo que tiraba de ella y destapando a la peli-blanca.

Una Melanie vestida con su pijama de camisa y pantalón, ambos de manga larga, y de grisáceo/azulado color volvió a gruñir, cubriendo sus ojos con sus manos. ¿Por qué tenía que pararse siempre tan temprano? El que fuera su segundo día, en la academia Pandora, no era justificación para que… ¡¡Oh, dios santo!! Los ojos de Mely se abrieron de par en par, ¡la academia! ¡Iba a retrasarse si no se apuraba! Para desconcierto de Revis, la muchacha se levantó de la cama de un saltó, corriendo hacia el baño del mismo cuarto a velocidad de rayo.

Fue tanta la sorpresa, que el peli-blanco soltó un largo silbido—. Curioso… normalmente debo arrojarle un vaso de agua y tirar de sus piernas, para que se digne a levantarse —se dijo para sí el hombre, alzándose de hombros y dirigiéndose a la cocina, exclamando antes de irse—. ¡Cuando salgas vienes a la cocina, que ya está el desayuno!

Pocos minutos después, ya vestida con el uniforme de la academia, que constaba de una blusa blanca, con un pequeño pañuelo rojo en el cuello, junto a una falda verde (demasiado corta para el gusto de Mely, por lo que secretamente llevaba un shortcito del mismo color debajo de ésta) y zapatillas verdes. Mely no estaba acostumbrada a llevar falda, desearía que (como siempre hacían el primer día) dejaran que ella fuera con pantalón. Pero las reglas eran las reglas y suspiró, saliendo hacia la cocina y sentándose en una de las mesitas negras, del pequeño comedor redondito.

—Buenos días y joooo~ —Mely sonrió, al encontrarse un plato con un par de huevos, unas rebanadas de tocino (las cuales estaban colocadas debajo de los huevos y parecían formar una carita) y unas tostadas, junto a un vasito de leche—. ¡Se lució hoy, estimado señor~~!

Revis soltó una carcajada, correspondiendo el «buenos días», se encontraba sirviéndose café, de modo que estaba de espaldas a la muchacha en lo que ésta comía. Una vez se sirvió y le dio el primer sorbo a la taza, le preguntó cómo le quedaba el uniforme, (¡y ojo! Revis aún no había visto el uniforme, ya que Mely fue la que lo compró). La muchacha dijo que si había escogido la talla adecuada. El peli-blanco sonrió y se comenzó a girar, hacia su sobrina.

—¿Con que si te queda bi…? —no pudo terminar su frase, ya que se quedo de piedra, al notar lo… “revelador” que era el uniforme ese—. ¡¡Melanie Baskerville!! ¿¡Qué haces vistiendo así!?

Melanie alzó una ceja, al notar el rubor en el rostro de su tío. Se miró a si misma y no veía ni sentía ningún tipo de ajuste en la blusa, la falda aunque si era corta, no se preocupaba ya que llevaba el short, pero el resto de los reclamos del hombre eran solo exageraciones, típico de un tío/padre celoso. La chica le dio la última mordida a su tostada (acabando su desayuno) y miró molesta al hombre.

—¡No seas ridículo, oji-san! ¡Yo compré la talla adecuada y no está ni remotamente ajustada mi ropa! —Exclamaba ya cerca del hombre, tocándole su pecho repetidamente con uno de sus dedos—. ¡Solo estás celoso y exageras todo!

—¡No estoy celoso! ¿¡Y cómo esperas que acepte que vayas por ahí, con esa falda tan horriblemente… corta, y con esa blusa tan… ajustada!? —un ruborizado Revis miraba con un ojo cerrado a su sobrina—. ¿¡Qué quieres que los chicos te vean!?

—¡Por dios, ellos no me verán así! ¡Y aunque lo hicieran, tu bien sabes que yo no me dejaría tocar, que me haría respetar! ¿¡Y tú que haces viendo mi uniforme!? ¡¡Pervertido!!

Duraron un rato discutiendo ambos Baskervilles, hasta que la muchacha se canso de gritar, saliendo de la cocina. Sujetó su maletín y salió del apartamento, cerrando la puerta detrás de si de un portazo. Revis por su parte y con el ceño fruncido, se sentó en el sofá de la sal, mirando fijamente a una fotito que había en la mesita en medio de los muebles. En ella se veía la imagen de un Revis más joven, junto a una Mely muy peque (y abrazable~).

Sujetó la foto enmarcada, mirándola molesto unos segundos, pero pasados unos minutos su semblante se ablandó y hasta se notaba triste. Se insultó a si mismo por ser tan idiota y haberle gritado así a su sobrina, por una razón tan ridícula. Sabía que ella no era una chica a la que le gustara exhibirse, que era sana y que sabía lo que estaba bien y lo que no. Un arrepentido Revis suspiró.

—Mi niña… lo siento mucho —le decía a la pequeña Mely de la foto, como si ésta pudiera oírlo—. Pero… no quiero que por culpa de un… bastardo… como fue mi hermano… te pierda, como pasó con tu madre Jolly.

Una pequeña y solitaria lágrima, de completa tristeza, resbaló por la mejilla del hombre. Soltó otro suspiró, jurándose que cuando volviera su sobrina, le ofrecería disculpas. Dejó el marco de la foto de nuevo en la mesita y se levantó, para desempacar las cosas restantes de las cajas.

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Ya en las calles, en dirección a la academia, Melanie caminaba con el ceño fruncido. No entendía porque su tío era tan… ¡Aish! ¡Simplemente no soportaba discutir con el y sobre todo por tonterías así! ¿Por qué él no podía entender que ella ya era una chica grande? ¿Qué no debía reclamarle por su forma de vestir, ni tampoco exagerar tanto? El sabía bien que ella sólo usaba falda, cuando fuera altamente necesario, como para ir a las escuelas y eso. Melanie se llevó una mano a sus mejillas, para secar velozmente las pequeñas lágrimas de rabia. ¡Encima de eso, odiaba llorar por estupideces como esas! Pero simplemente no podía evitarlo, eso era lo malo de ser tan sensible.

De pronto la chica salió de sus pensamientos, al escuchar un grito de dolor, junto a unas risas. Al seguir dichos sonidos, cruzando una esquina de la calle, observó a 3 personas. Dos eran Vincent y Jack, los cuales parecían discutir con alguien decidido y valiente, para su baja estatura… ¡momento! ¿Baja estatura? Melanie se sorprendió de ver que se trataba del pequeño Oz, el cual tenía un pequeño moretón en su mejilla derecha. El Vessalius más joven parecía mirar con decisión en sus ojos esmeraldas a los del P-3, gritándole primero a Vincent «¡Retira lo que dijiste de mi hermana!», sólo para recibir un codazo en su vientre, de parte del nombrado. Oz se quejó y no tuvo tiempo de reaccionar, ya que su primo Jack lo sujetó del cuello de su camisa, dispuesto a darle un puñetazo. El pequeño Oz cerró los ojos, esperando recibir el golpe. Pero velozmente Mely se interpuso y detuvo, con cierto esfuerzo pero lográndolo, el puño de un sorprendido Jack.

—Me… Mely-chan… —Oz parecía igual de sorprendido, al ver la intervención de la peli-blanca.

—Vaya, vaya. Pero si es “la nueva” —decía Jack, con sonrisa socarrona y a modo de saludo—. ¿Qué te trae por aquí?

—¡Eso no te incumbe! —le gritó desafiantemente la oji-azul, soltando su puño y haciendo que soltara el cuello de la camisa de Oz—. ¿Cómo se atreven a golpear a Oz? ¡Y dos contra uno, encima!

—¡Bah! —Soltó Vincent, alzándose de hombros y cerrando sus ojos, con indiferencia—. Ese mocoso fue el que inició, solo porque dije que su hermana era tan proporcionada y se veía tan buena, que me provocaba…

Pero antes de acabar esa oración, Oz se intentó arrojar hacia el P-3 de cabellera dorada, pero Mely lo sujetó de los hombros y aunque bien sabía lo que Vincent estuvo a punto de decir, sintiendo la misma rabia, le dijo que no valía la pena. Oz se calmó, de mala gana, aún mandándole al Nightray una mirada de furia. Jack alzó una ceja, mirando a la chica sin entender porque defendía tanto a su primo/mocoso. No pudo evitar, al igual que Vincent, examinar el cuerpo de la chica de arriba abajo. Ambos habían notado que ya llevaba el uniforme femenino de la academia… también pensando en que se veía realmente buena (en el sentido negativo) con dicho uniforme.

El Vessalius mayor sonrió de lado, con las manos en los bolsillos de su chaqueta—. Oye, muñeca…

—“Melanie” —corrigió la Baskerville, mirándolo con fastidio—. Mi nombre es “Melanie”, no “muñeca”, ¿oíste?

Jack soltó una carcajada divertida. Chica difícil, le encantaban las de ese tipo—. Claro, claro, me retracto… “Melanie”~

Para sorpresa e incomodidad de la muchacha, el Vessalius mayor se acercó mucho a ella, acorralándola contra la pared de la calle, posando una de sus manos sobre dicha pared. Oz aunque intentó ayudar, Jack le envió una fría mirada, provocando que el pequeño rubio se quedara congelado. Las miradas de Jack serio eran una cosa, pero las frías que mandaba para que no se entrometieran, en verdad asustaban. Luego centró su mirada fijamente en las perlas celestes de ella, con sus orbes esmeraldas casi devorándola. Si Mely no hubiera aprendido el auto-control, le habría dado tremendo empujón al cochino rubio ese, pero se limitó a cruzarse de brazos, mirándolo con fastidio.

—¿Qué tanto me ves? —preguntó secamente. Jack soltó una leve risa, un poco tétrica y pícara. Aunque Mely no lo mostrara en su rostro, estaba muy nerviosa, pero se hacía la chica ruda.

—Nada, solo… acabo de notar lo bien que te queda ese uniforme, preciosa~

—¡Ya te dije que me llamó “Melanie”!

—Correcto, correcto —asentía Jack, como si fuera una leí absoluta. Pero luego la miró seriamente—. Dime una cosa, ¿por qué defiendes tanto a ese mocoso?

Preguntó señalando con un movimiento de cabeza a Oz, Mely suspiró y dijo «Porque él es mi amigo» como si fuera la cosa más obvia del mundo. Oz ciertamente se sorprendió y sonrojo levemente, bajando su mirada hacia el suelo. Jack duró unos minutos en silencio, mirando a Mely, luego a Oz y después nuevamente a Mely, para al final soltar una leve risa burlona.

—¿Amigo, dices? —acercó un poco más su rostro al de ella, incomodándola más, aunque Mely disimulaba bien—. Claro… ustedes dos se llevan perfectamente. Ambos son extraños, mi primo lo es por enojarse tan fácilmente, a pesar de no poder defender a los que quiere—. Oz dio un leve respingo, sintiéndose algo triste por las palabras de su primo—. Y tú lo eres por… ser como eres, además de que te dejaste ligar por el prof. Gilbert en tu primer día, traviesilla~

Mely pensó un «Maldito bastardo», frunciendo mucho más el ceño. Pero antes de que dijera algo más, Jack se acercó muchísimo más a ella, con sus labios muy cerca de los de ella y tocándole uno de los hombros a ella con su mano izquierda y con la izquierda tocando su mentón. Sonrió al notar el inevitable rubor en el rostro de la peli-blanca.

—Pero… admito que las chicas extrañas… —Jack lamió con gula el labio inferior de la chica, aumentando el sonrojo de parte de ésta y susurró, acabando su oración—. Me resultan sexys~ ‎

Al reaccionar ante ese claro insulto, Mely no pudo evitar detener su acto reflejo, por lo que le dio una fuerte bofetada al Vessalius mayor, cuyo eco resonó por 3 segundos. Todos los presentes, (incluido Vincent que tenía sus brazos cruzados y ojos muy abiertos), se quedaron en silencio por la sorpresa. Mely conservaba su semblante furioso, mirando fijamente a Jack. Éste por su parte, giró su mirada hacia ella con lentitud y expresión seria. Sus ojos verdes estaban entrecerrados y tenía una ceja levemente alzada, así como la mejilla derecha enrojecida, por la reciente bofetada.

Un nervioso Oz en cuyo rostro se adornaba el miedo, con ojos totalmente abiertos y pupilas contraídas, con varias gotitas de sudor resbalando por su rostro y sus manos temblando levemente, solo pudo pronunciar un leve y tembloroso «Me… Mely-chan…». Antes de reaccionar, sujetando una de las muñecas de la peli-blanca, tirando con todas sus fuerzas de ella y saliendo corriendo gritando «¡¡Vámonos de aquí!!». Dejando atrás a un Vincent aún perplejo y a un Jack sereno por fuera, pero realmente furioso por dentro y cuya vena palpitante, a un costado de su cabeza lo demostraba.


~Continuara~

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Habieru Diamond
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Re: {PH} Crónicas de la academia Pandora

Mensajepor Habieru Diamond »

Ajajajjaja, y awwwwww. El capitulo 3 me dio risa y ternura al mismo tiempo. Y ayayaya, ese profesor Barma me dio escalofrios. Y awwww, Gil llamo a Mely linda perro tuvo suerte de que ella no oyera esa palabra n.nU

Y por el capi 4 me dejó con mucho suspenso el final y ejejejeje, pues si que el tío de Mely es celoso (aunque muy exagerado) pero no lo culpo luego de saber el motivo de porque es tan sobreprotector.

Nos vemos en el próximo capítulo, hasta luego.
La aventura de estos nuevos entrenadores por la región de Johto comenzará muy pronto....

chikorita The Great adventure in Johto cyndaquil

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SoraJa
Hacia la Calle Victoria
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CAP Cap. 05

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¡Buenas, gente hermosa!

Lamento como siempre la tardanza, pero aquí les dejo el siguiente capítulo. Pero como me quedo tan largo, decidí dividirlo en dos partes, por lo que aquí tienen la primera parte :3

Disclaimer: Ni Pandora Hearts o sus personajes OFICIALES me pertenecen, sino a Jun Mochizuki-sama, pero hay algunos OCs míos :3



~Capítulo 05~
“Inscripciones y consejos” (Parte 01)



Spoiler: Mostrar
La joven peli-blanca y el pequeño rubio corrían velozmente por las calles de la ciudad, como si sus vidas dependieran de ello y respirando totalmente agitados. Oz por nada del mundo soltaba la mano de Mely, halando de ella con todas sus fuerzas durante la huída, ya que temía que si la perdía de vista en el camino, ya no volviera a verla. Debía admitir que estaba sorprendido de la valentía de la Baskerville, (por abofetear a su primo Jack), así como agradecido de que lo ayudara en esa situación, pero en ahora en verdad estaba preocupado por lo que su pariente estuviera pensando en hacer, para vengarse de ella.

—Uff… uff… ¡ya casi… llegamos!

Balbuceaba Oz, al estar agotado de tanta corredera —así como adolorido por el moretón de su mejilla— pero si sabía de un lugar seguro para ambos, esa era la academia Pandora. Debido a que su padre (por más estricto que fuera, siendo el director) no permitía los pleitos o agresiones a los alumnos, al menos dentro del instituto. Una sonrisa de alivio apareció en el rostro del Vessalius, al ver aparecer la gran edificación una corta calle más adelante. Sujetó con más fuerza la mano de Mely, al igual que aumentaba más la velocidad. Pero al ya estar más cerca de la academia, el alivio de Oz fue acompañado por algo de miedo, al ver que parado en la entrada de Pandora, estaba vigilando el prof. Rufus Barma, (asegurándose de esperar a la hora de cerrar las puertas de la academia, cuando entraran los alumnos que habían llegado a tiempo), aunque suspiró con algo de neutralidad.

El ver a un profesor tan estricto era una especie de comodín de 50 y 50; la mitad era que podría regañarlos por llegar unos pocos minutos antes de la hora de cerrar las puertas, pero la otra mitad era que podría "protegerlos" con su "poder de profe", y siendo Barma-sensei eso se multiplicaba, ya que aunque fuera super-estricto, tampoco se inclinaba por la violencia.

—¡Barma-sensei~! ¡Buenos días~! —canturreo Oz, agitando su otro brazo en un saludo, tan animado como siempre.

El profesor pelirrojo se giró, aunque suspiró con algo de fastidio por ver que se trataba del chico Vessalius, aunque una vez éste y la chica Baskerville se detuvieron junto a él, en seco y ambos tomando bocanadas de aire, por tanta corredera que tuvieron, le devolvió el «Buenos días». Aunque como era de esperarse, se cruzó de brazos y miró severamente al rubio, (y aunque no lo mostrara por su semblante, estaba sorprendido de ver el moretón que éste tenía en el rostro).

—3 minutos a tiempo antes de cerrar las puertas, chico Vessalius… —habló el pelirrojo, con su voz gruesa y estricta—. Como siempre logras milagrosamente salvarte, aunque como dicen "que es mejor tarde que nunca", supongo.

—Uff… uff… disculpe… Barma… sensei… uff —se excusaba el pequeño oji-verde, aun recuperando el aire, aunque con una usual sonrisita animada.

—Además de eso llegas con tremendo moretón en tu rostro, ¿ahora te inclinas por peleas callejeras? Y lo que es peor… —a medida que hablaba, Rufus miraba seriamente a Mely, aunque su sermón seguía hacia Oz—. ¡Ahora le has influenciado esos malos hábitos a la nueva alumna! —Se giró nuevamente hacia Oz, exclamando algo molesto—. ¡Deberías estar avergonzado, chico Vessalius!

—¡Oiga! —Exclamó Mely una vez repuesta del cansancio, pero sin perder el respeto hacia el profesor—. Disculpe, Barma-sensei… pero no fue culpa de Oz que yo también llegara algo tarde y mucho menos el que él tenga esa herida.

Al ver que ahora el profesor la miraba fijamente, con esa grisácea y fría mirada, Mely sintió un pequeño escalofrío recorrer su columna vertebral. Pero reunió valor y prosiguió, tratando de ser lo más respetuosa y clara posible.

—Con todo respeto… pero yo solo llegué tarde, ya que estaba ayudando a Oz.

—¿Ayudando, dices? —Preguntó aun serio, pero con tono de extrañeza en su voz el pelirrojo. Mely asintió.

—Así es. Me encontraba dirigiéndome a la academia, cuando vi que estaba siendo molestado por…

—¡Jack y Vincent! —Interrumpió Oz en un grito y con cara de espanto.

—¿Jack Vessalius y Vincent Nightray? —Rufus enarcó una ceja, algo sobresaltado del reciente grito de Oz, aunque comenzando a comprender todo.

—Sí, esos mismos fueron los que le dejaron ese morado a él —asintió Mely, girándose hacia Oz—. Pero Oz, tampoco era para que lo gritaras de esa for…

—¡No, no es eso! ¡Mira, Mely!

Girándose hacia atrás suyo, donde el tembloroso y temeroso Oz apuntaba, la peli-blanca sintió un segundo y aún mayor escalofrío recorrer su cuerpo. Ya que casi como si supieran que estaban a punto de ser nombrados, Jack y Vincent se acercaban caminando tranquilamente y con las manos en los bolsillos. A Jack ya se le había desvanecido el enrojecimiento en su mejilla, de la anterior bofetada que había recibido. Mely centró su mirada celeste en la esmeralda de Jack, sintiendo casi (y aunque el Vessalius lo disimulara muy bien) que la taladraba con esa intensa y verdosa mirada, careciente de brillo. La Baskerville tragó saliva, al igual que un nervioso Oz, cuando el prof. Barma posó una de sus manos sobre los hombros de ella y Oz, con mirada ahora ya no tan severa como antes.

—Será mejor que entren o ésta vez sí llegarán tarde a sus clases —aconsejó Rufus calmadamente, aunque al ver las caras semi-dudosa de la Baskerville, añadió con una leve, pero muy leve, casi imperceptible sonrisa—. Vayan, yo me encargaré de todo.

Al ver esa pequeñita sonrisa del profesor, Melanie sintió algo más de calma y seguridad, por lo que tanto ella como el rubio asintieron y se dirigieron al interior de la academia. Cuando en eso, Rufus se giró hacia Oz y le dijo, alzando un poco la voz para que lo escucharan a la distancia que llevaban, que antes de asistir a sus clases se pasara por la enfermería para que le atendieran el moretón, así como aun debía entregarle su doble-tarea para esa semana, como decía la apuesta entre ambos. El Vessalius aun caminando, alzó un brazo junto al pulgar de la mano de éste, en señal de afirmación de haberlo oído. Mely no pudo evitar girarse levemente, viendo de reojo como en la entrada se quedaba el profesor pelirrojo, al parecer dándoles el sermón del año a ambos miembros del P-3, tanto por casi llegar tarde como por estar molestando a un alumno. Pero dejó de prestarle atención a esa vista, ya que Oz soltó una leve risita, debido a que el prof. Barma en cierta forma, (detrás de ese semblante frío y calculador), era alguien de buen corazón, así como alguien de espléndida memoria.

—Vaya, parece que mi pequeña esperanza de que lo hubiera olvidado, se fue a la basura… —confesó Oz, con sonrisita animada y una gotita de sudor resbalando por su nuca—. ¡Aunque era de esperarse de Barma-sensei~!

—Sí… —respondió Mely, aunque con una sonrisa más pequeña que las usuales. Cosa que llamó la atención de Oz.

—Mely-chan, descuida —Oz le sonrió con seguridad a la Baskerville—. No te preocupes por Jack o Vincent, Barma-sensei se encargara de todo.

Eso pareció servir para calmar un poco a la peli-blanca, ya que su sonrisa se ensanchó un poco más; pero entonces miró fijamente al rubio, de forma similar a una hermana mayor preocupada por su hermanito, preguntándole de la misma forma «Oz… ¿te duele?». No fue la pregunta la que desconcertó al Vessalius, sino el tono y mirada de la Baskerville al formularla; pero con su usual sonrisa le dijo «Un poco, pero ya no tanto. Tranquila y gracias por preguntar, Mely-chan~», cosa que pareció calmar a la Baskerville. Pero aun así la muchacha no quería separarse de su amigo, al menos hasta ver que le atendieran en la enfermería, por lo que sujetó una de las manos del muchacho.

—Oz, te llevaré a la enfermería, ¿de acuerdo?

—Etooo, claro, Mely-chan —asintió el rubio, con un leve rubor apareciendo en su rostro, debido a la acción de la muchacha.

Cuando ya ambos amigos estaban en la puerta principal del edificio, al entrar por ésta y caminar ya dentro de los pasillos de la academia, iban acercándose al pasillo principal y más transitado —aunque como en esos momentos ya era algo tarde, nadie se encontraba en ellos, ya que seguramente estaban en sus salones— bueno, nadie a excepción de cierto profesor peli-negro y de ojos dorados, que se encontraba colgando una especie de anuncio, en el pizarrón de noticias de la academia. Decía algo parecido a «Abiertas inscripciones a clases de Kendo*. El que desee inscribirse, escriba su nombre y apellido en las líneas de abajo», así como de una esquina colgaba un pequeño lapicero de tinta imborrable.

—¡Buenos días, Gilbert-sensei~! —Saludó el Vessalius, con el mismo entusiasmo que con Barma, al prof. Nightray.

—Buenos días, Gilbert-sensei~ —Mely saludó también, sonriendo muy feliz al ver al Nightray (sin saber bien el porqué).

El aludido se giró y al notar primero a Oz, le devolvió el saludo sonriendo normalmente, aunque cuando cayó en cuenta que junto a éste estaba Mely, se esforzó por no sonrojarse (al verla ya vestida con el uniforme de la academia) y con algo de tartamudeo, le devolvió también el saludo. Pero las otras dos cosas que el Nightray azabache no había pasado por alto, fueron: 1) El moretón en la mejilla de Oz, (aunque inmediatamente el rubio le aclaró que no era nada y que no se preocupara). Y 2) Era que ambos alumnos, Oz y Melanie, iban… ¿tomados de la mano? Gilbert aunque lucía sereno por fuera, no sabía porque de repente un raro sentimiento en su pecho lo invadía; no era como las "maripositas" cada vez que veía a la Baskerville; sino más bien como un nudo, el cual le ardía un poco. ¿Molestia, acaso? O mejor dicho… ¿celos? ¡Pero claro que no! ¿¡Por qué debía ponerse molesto o celoso de ver a la preciosa Baskerville, tomada de la mano con el pequeño Vessalius!? ¿¡Y por qué diantres se refería por «Preciosa» a la muchacha!? A medida que en el interior del profesor se llevaba a caso esa "disputa sentimental irracional", fue cuando Mely y Oz notaron con más claridad el anuncio que acababa de colgar el Nightray, preguntando con curiosidad.

—Ja, ja, veo que ya están disponibles las inscripciones de Kendo —habló Oz, mirando con interés el anuncio, soltando por unos momentos la mano de su amiga, para acercarse y ver mejor. Cuando añadió—. ¡Puede que éste año me inscriba~!

—Ja, ja, ja, ¿en serio, Oz-kun? —Preguntó Gilbert riendo divertido, una vez ese sentimiento de "no celos, sino algo más" se esfumó de su pecho, al ver que el rubio había soltado la mano de Mely, añadiendo con cierto tono de misterio, aunque sonriendo—. Pues si lo vas a hacer, más te vale que te esfuerces. Ya que éste año no creerás quién está dirigiendo las clases de Kendo, Oz.

Oz pareció sentir mucha curiosidad, comenzando a interrogar al profesor azabache, para ver si se le salía el nombre del nuevo instructor de Kendo de ese año. Aunque el Nightray solo sonreía divertido, negándose a decirle y continuando colgando algunos pocos anuncios más en la pizarra —entre ellos cursos de cocina; de música; de teatro; de natación y varios más— Oz los miraba, pero el que más le seguía interesando era el de Kendo, (a pesar de las misteriosas palabras del profesor). Algo que Gilbert tampoco podía notar, es lo mucho que era visto fijamente (pero bien disimulado) por la Baskerville peli-blanca. La chica no sabía porque cada vez que miraba al joven profesor, un inmenso sentimiento que desconocía la embargaba, no entendía de dónde le salían esas ganas de acariciarle esos revoltosos y negros cabellos, similares a algas. O verle fijamente a esos dulces y serenos ojos ambarinos, que resplandecían como el oro.

«¡Melanie Baskerville, vuelve a la realidad!» —se gritó mentalmente la chica. Una vez calmando esos raros pensamientos de origen desconocido, la chica recordó el día anterior, cuando su primo Leo le había presentado a sus compañeros vigilantes—. Ne, Gilbert-sensei…

—¿Sí? ¿Qué sucede, Mely-chan~? —Preguntó sonriendo tranquilamente el profesor, sin notar el leve rubor que apareció en las mejillas de su estudiante, ya que ésta había apartado la mirada.

«¡Me dijo "Mely-chan"!» —Ella estaba acostumbrada a que sus amigos, como Oz y hasta el "Doc" Break le dijeran así por cariño, ¿pero por qué con Gilbert era diferente?—. E-etoooo… pues… —la chica juntaba y separaba sus dedos—. ¿Qué… relación tienes con… Elliot Nightray? —La chica suponía que por el apellido serían parientes, pero quería confirmar que no se tratara de desconocidos con el mismo apellido.

Una vez colgó el último anuncio, el azabache se giró a ver a la muchacha, pareciendo sorprendido de que la chica preguntara eso. Ya que no sabía que ella ya hubiera conocido a Elliot. Oz miró a ambos velozmente, cuando comenzó a silbar levemente y decidió leer con más claridad el resto de los anuncios, (así como darles privacidad). Gilbert le explicó a la muchacha que él y Elliot eran hermanos, aunque no de la misma sangre. Al ver la extrañeza de la peli-blanca, el profesor prosiguió diciendo que él y su hermano Vincent (su hermano sí sanguíneo) habían sido adoptados por la familia Nightray, —poseedora de una de las compañías más exitosas de la ciudad y por tanto una reconocida familia— cuando eran muy pequeños. Mely aunque por fuera parecía calmada, por dentro rebosaba de incredulidad, no por el hecho de que el azabache fuera adoptado, ni por el hecho de que perteneciera a una familia millonaria. Sino por saber que el dulce y considerado Gilbert, estaba emparentado con el abusador y desvergonzado de Vincent, miembro del P-3. Aunque si se ponía a pensar, viendo fijamente el rostro de Gilbert, podía notar que él y Vincent tenían cierto parecido facial, así como el mismo color de ojos —bueno, aunque Vincent tuviera un ojo dorado y el otro escarlata, por desconocida razón; así como cabello largo y dorado— aunque claro que en personalidades eran muy distintos.

—E-entiendo —asintió la peli-blanca al salir de sus pensamientos, sonriendo con leves nervios, ya que el haber visto por unos segundos el rostro de Gilbert tan fijamente, la ponía nerviosa sin saber porque—. B-bueno, ya debemos ir a la enfermería, ¿verdad, Oz?

—Etoooo, sí. Pero dame… un… segundito… Mely-chan… —respondía Oz, en lo que anotaba, (para sorpresa de Mely y Gilbert), su nombre en el anuncio de inscripción de Kendo—. ¡Listo calisto~!

—¿¡De verdad vas a inscribirte!? —La auténtica sorpresa se reflejaba en el rostro del Nightray azabache—. ¿¡No bromeabas!?

—¡Claro que voy a inscribirme! —Afirmó Oz, cruzándose de brazos y algo ofendido por las dudas del Nightray—. ¿Por qué creíste que no lo haría, Gilbert-sensei?

El azabache dio un leve respingo, sudando levemente por los nervios, cuando hizo un ademán de ver el reloj negro, colgado de su muñeca y reflejó falsa sorpresa, recordándoles al Vessalius y a la Baskerville que se les haría tarde de llegar a su siguiente clase, si no se apresuraban de ir antes a la enfermería. Por lo que velozmente posó una mano sobre el hombro de cada uno, (nuevamente sin notar el intenso rubor de Mely) y comenzó empujarlos levemente. Por más que el rubiecito forcejeaba y le decía que le respondiera, no tardó en ver que era empujado al interior de la sala de enfermería, siendo lo primero que vio fue al "doc" Break, sentado en su sillita y leyendo una revista de «Las 100 mejores recetas de té» (ya que bien era conocido su gusto por dicha bebida, al igual que los dulces y postres), antes de sentir que el Nightray le cerraba la puerta corrediza a sus espaldas.

—¡Oye, respóndeme primero! —Le gritaba Oz al Nightray, través de la puerta de la enfermería.

—¿Oz-kun? ¿Qué te trae por…? —Al notar el tremendo moretón en el rostro del muchacho al éste girarse, Break modificó su pregunta, con cierto tono de pena por el rubio—. ¿Jack y Vincent otra vez?

—No, ¿quién más habrá sido, doc? —El sarcasmo adornaba las palabras de Oz, al éste aun estar ofendido con Gil por no responderle, cuando añadió—. ¿Acaso Emily?

En eso Break metió y sacó velozmente una mano de su bata de laboratorio, ya con Emily en ésta, la cual le protestó al rubio con su usual voz chillona—. «¡Tu no me acuses, mocoso! Inculpar de semejante violencia a una "bella dama y enfermera" como yo… ¡mocoso insolente!»

—¡Break! —Gritó Oz, con una venita palpitante en su cabeza.

—A mi no me mires, que no dije nada, Oz-kun. ¡Fue ella~! —Exclamó en su defensa el oji-rojo, señalando con su otra mano a la muñequita, aunque con una sonrisa divertida en su rostro.

Emily hizo un chistoso movimiento, como si se llevara sus manitas a la boca y luego le gritó a su "doctor"—. «¡Doctor! ¿¡Y usted de qué lado está!?»

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Afuera de la enfermería, al lado de la puerta, la peli-blanca y el peli-negro claramente podían escuchar la discusión entre el doc, el rubio y la "enfermera", por lo que una gotita de sudor descendió por las nucas de cada uno. Aunque luego de eso, el Nightray suspiró aliviado de salvarse de la "furia" de Oz, (al menos por el momento), centrando su mirada dorada en la Baskerville, la cual yacía con los brazos en su espalda y recostada de una de las paredes del pasillo; Gilbert decidió imitar la pose de la muchacha, recostándose en la pared a la derecha de esa y a respetable distancia, solo que cruzado de brazos. Un silencio ciertamente incómodo acompañó a profesor y alumna, (el cual ya ni se inmutaba por los gritos de la enfermería, ya que éstos habían cedido hace rato, seguramente Break ya estaba atendiendo al Oz), los cuales no se decían nada.

—Entonces… —comenzó a hablar Gilbert, para romper el silencio del ambiente, pero mirando a otro lado y no a la chica—. Veo que… ya vienes con tu uniforme, Mely-chan.

—Etooo, sí —asintió la peli-blanca, logrando controlar su rubor en esa segunda ocasión en que el azabache se dirigía a ella por ese apodo—. Aunque… a mi tío no pareció hacerle gracia verme así…

El tono tan… triste con que la muchacha dijo eso llamó la atención del peli-negro, por lo que se giró a verla sereno. No quería ser muy entrometido, pero ciertamente no le gustaba verla triste, así como el ser su profesor guía le dejaba darle consejos a su alumna, por lo que con total educación y calma le preguntó si quería hablar de eso. Ella dudó unos instantes, en lo que con timidez jugaba con uno de los mechones de su cabello blanco, pero a la final le explicó todo el problema, sobre los celos y exagerada protección (con "P" mayúscula) de su tío Revis. Gilbert miraba con total comprensión a Melanie, en lo que ésta explicaba su dilema, a la final le sonrió.

—Ya veo —dijo una vez la chica acabó—. Pero eso se debe a que tu tío te quiere mucho~

Mely suspiró, con cierta expresión deprimida—. Lo sé, pero… a veces desearía que él no fuera tan exagerado. Ya que no me gusta nada discutir con él…

El Nightray de cabellos azabaches y piel blanquecina dudo unos instantes, pero finalmente y con lentitud (y leve vacilación) acercó una de sus manos a la cabeza de la muchacha, revolviéndole los cabellos con suavidad, en un gesto de consuelo. Melanie dio un leve respingo, agradeciendo internamente no haberse sonrojado por esa acción de su joven profesor, bajando solo la mirada por la pena, aunque no sintió impulso alguno por resistirse. Ya que solo era un gesto de cariño… ¿¡leyeron bien!? ¡Cariño, gente!

—Bueno… ya mejor no te pongas triste por ello, ¿de acuerdo? —Volvió a hablar Gilbert, aun acariciando la cabeza de la chica—. Cuando vuelvas a casa podrán arreglar las cosas, ahora mejor céntrate en tus clases, Mely-chan.

—Etooo, s-sí. Tiene razón —asintió con algo de pena Mely, aunque se giró y encaró al profesor—. Y Gilbert-sensei.

—¿Mande?

—Muchas gracias.

—¿Muchas gracias? —Repitió extrañado el azabache—. ¿Por qué?

—Por escuchar~ —aclaró ella, sonriendo con suma dulzura.

El azabache tuvo que apartar su mirada a otro lado, haciendo como que miraba la ventana, en lo que un intenso rubor aparecía en su rostro. Tragó saliva y esforzándose en que su voz no temblara, dijo «No hay de que». No sabía por qué, pero sentía que Melanie se veía indescriptiblemente adorable cuando sonreía. Sus encantadores ojos, celestes cual cielo, le brindaban calma al Nightray con solo mirarlos. Así como su larga cabellera, blanca cual nieve, le resultó tan encantadoramente suave cuando la acarició. Pero sobretodo, se sonrojaba por la imagen de la chica con el uniforme blanqui-verde de Pandora, se veía realmente hermosa con el… sobre todo por la faldita… ¡Momento! ¿¡Qué hacía pensando en esas cosas!? ¿¡Es qué acaso era un pervertido!? Gilbert repentinamente se golpeó la frente con su mano derecha, dejándosela levemente enrojecida y desconcertando a la muchacha, la cual alarmada le preguntó «¿¡Gilbert-sensei, qué pasó!?» a lo que éste velozmente respondió «N-nada, es que… había un mosquito», cosa que más bien dejó confusa a la chica, pero se conformó.

Pocos segundos después, la puerta corrediza de la enfermería se abrió y por ésta salió Oz, con varias curitas en su mejilla atendida, y con una paletita en mano, la cual se guardó en el bolsillo. El "Doc" y su "enfermera" se asomaron por la puerta, despidiéndose del rubio y a la final volver a cerrar la puerta. Al preguntarle cómo se sentía, el rubio respondió que ya mejor, aunque el ungüento que Break le aplicó debajo de la vendas ardía levemente. Pero inmediatamente al acordarse de su anterior dilema con Gilbert, Oz alzó la vista comenzando a preguntar «Bueno, Gilbert-sensei, ¿ahora sí me va a respon…?». Pero lo único que apreció el Vessalius fue una estela de humo, donde antes estaba el Nightray y mucho más adelante por el pasillo al profesor corriendo como un jaguar. Una venita palpitante apareció en la nuca de Oz, el cual a la vez en que comenzaba a perseguir al mayor le gritaba que le respondiera. Una Mely con varias gotitas de sudor fue testigo de la persecución, para luego seguir a ambos siendo guiada por las estelas de humo que dejaron.

Oz hasta el interior del salón de la clase de biología, la cual era dada por la profesora Charlotte (llamada a veces Lotti). El ver al muchachito rubio entrar tan precipitadamente y mirando a todos lados, como un radar buscando algo, provocó algo de confusión entre los alumnos. Sin que Oz se diera cuenta, a sus espaldas se abrió un armario de color gris, saliendo con sumo sigilo de su interior el prof. Nightray y dirigiéndose igual de silencioso a la puerta de salida. Los estudiantes se aguantaban la risa, para no delatar la huida de su profesor. Desgraciadamente, a solo unos pocos centímetros de salir (y sin darse cuenta) un costado de la camisa blanca de Gilbert se había enganchado al esqueleto (no real) de la clase de biología. Provocando que al más leve tirón, el esqueleto se separara de su pilar y con mucho estruendo se desplomara (y casi pareciese que sujetara por voluntad propia) de la espalda del Nightray, el cual palideció considerablemente tanto por sentir la huesuda mano sobre su hombro, como por que su intento de huida silenciosa fracasó.

Oz se giró velozmente, apuntándole con un brazo y exclamando—. ¡Aja!

—¡Me voy! —Exclamó el nervioso profesor, saliendo corriendo del salón aun siendo "abrazado" por el esqueleto, exclamando en su carrera—. ¡Disculpe la intromisión, Lotti-san, le devolveré el esqueleto a final de clases!

A medida que la tranquila Mely seguía las estelas de humo, se desconcertó levemente al ver más adelante, cruzando el pasillo al profesor Gilbert, el cual llevaba colgado sobre su espalda a un esqueleto. La muchacha al ya saber que la academia Pandora no era precisamente "normal", se alzó de hombros y siguió su camino, dirigiéndose al salón de biología (no le fue difícil encontrarlo, ya que se podían escuchar dentro de dicho salón los gritos de Oz diciendo «¡Oye, regresa aquí, cobarde! ¡Respóndeme, Gilbert-sensei!», los cuales fueron sustituidos por unos gritos (ahora femeninos) que decían «¡Joven Oz! ¡Déje de gritar en mi clase y siéntese, por el amor de dios!». Una vez la peli-blanca entró al salón, la profesora Charlotte cambió su semblante enojado a uno dulce y le dijo «Oh, buenos días. ¿Melanie Baskerville, verdad?. Es un placer conocerte, puedes decirme Lotti-senpai, querida~», Mely asintió y dijo sonriendo «Sí. El placer es mío, Lotti-senpai~».

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Vincent caminaba por el pasillo, con sus manos posadas en su nuca, acompañado por Jack. Ambos iban saliendo de la oficina del director, Zai Vessalius, recibiendo una citación por bullying; aunque la verdad ya las habían desechado en uno de los papeleros del pasillo. Se detuvieron a mitad del camino, viendo al prof. Gilbert entrar a la sala de profesores, cargando varios papeles. Pero lo que más resaltaba era el esqueleto de ciencias que llevaba colgando en su espalda, como si de una capa se tratase. Al cerrarse la puerta del despacho, ambos P-3 se miraron con una ceja enarcada cada uno, pero prosiguieron su camino a sabrá dios dónde.

—Vaya… onii-san está actuando cada día más raro.

—Bueno, más de lo normal —recalcó Jack.

—Eso es cierto —afirmó riendo Vincent, preguntándose mentalmente—. «¿Será un nuevo efecto secundario de fumar?» —Ya que aunque fuera un buscapleitos, no era un adicto a ese vicio, cuando centró su atención en la pizarra de anuncios—. Oh, mira, Jack. Ya están disponibles las inscripciones a clases especiales.

—Sí, sí, que bien, Vincent —respondía con falso interés el Vessalius, al estar de mal humor por el reciente sermón recibido del prof. Barma, así como por la (ya desechada) citación de su tío Zai, y todo por culpa de esa entrometida Baskerville. Cuando le preguntó a su compañero, sonriendo socarronamente—. ¿Éste año si te inscribirás en las clases de cocina, Vincent~?

—¡Otra vez con eso! —Exclamó Vincent, frunciendo el ceño y mirando amenazante a su compañero—. ¡Todos los años preguntas lo mismo, sabiendo que eso no pasara, idiota!

—Sí, sí, es cierto. Tienes toda la razón, no te inscribirás a clases de cocina, Vincent… —asintió Jack, fingiendo seriedad en su semblante y cruzando sus brazos. Cuando añadió, volviendo a sonreír—. Ya que… ¡te inscribirás en la clase de tejido~!

Esa era la gota que derramó el vaso, Vincent entrecerró sus ojos y le mandó una sombría (y aterradora) mirada al Vessalius. Una cosa era que cada año Jack lo fastidiara con las clases de cocina, sabiendo que Vincent no era precisamente "talentoso" en la cocina, pero eso podía tolerarlo. Pero lo inaceptable para el Nightray peli-dorado, era que bromearan con el tejido, sabiendo el infinito y raro despreció que sentía por los peluches de animales. El único artículo que le gustaba usar, relacionada a clases de tejido, eran las tijeras. ¿La razón? ¡Porque eran una gran arma, para "desmembrar", "decapitar" y sacarle el relleno a los detestables peluchitos! La verdad ni Jack o Alice sabían con exactitud, el por qué ese gran odio de Vincent hacia los animales de felpa, aunque no le daban mayor importancia.

—Bueno, bueno. Calma, hombre —decía Jack haciendo movimientos leves con sus manos, disimulando con gran talento el leve escalofrío que sintió por la mirada del Nightray—. Solo quería animarme, luego del regaño de Barma-sen… —pero no acabo esa oración, ya que al pasar su mirada esmeralda hacia las inscripciones de Kendo, su mirada de ensombreció, al ver el nombre de su "querido" primito Oz anotado—. ¿Con que esas tenemos?

—¿Ahora que mosca te pico? Oh, vaya, vaya~ —Vincent al notar la causa de repentino cambió de su amigo, sonrió con burla—. Parece que tu primito hablaba en serio, cuando dijo que se inscribiría en Kendo el próximo año. ¿Qué dices? ¿Quieres apostar cuánto resistirá el enano, antes de retirarse~?

Jack chasqueó la lengua con fastidio, metiendo una mano dentro de su bolsillo—. No me interesa eso por ahora. Si el mocoso de Oz quiere meterse en eso, que lo haga… de hecho… tengo una mejor idea en mente~

Ante la duda en el semblante de su compañero Nightray, el Vessalius sonrió cínicamente, metiendo una mano dentro de uno de los bolsillos de su pantalón, para después sacar determinado objeto.


~Continuara~

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N/A: * El Kendo (proveniente de "Ken: sable" y "Dō: camino/vía", por lo que se traduciría como "el camino del sable"), es un arte marcial japonés tradicional moderno. En el kendo se combate portando un bōgu (es decir, una armadura) y un shinai (o sable de bambú) y se realizan las formas preestablecidas con un bokken (sable de madera) así como en pocas ocasiones con una katana.


¡Bueno, esa fue la primera parte! Espero les haya gustado mucho.

Aviso que ya aparecerán más de los personajes de PH en los próximos capítulos, así que sean pacientes ;3

En lo personal me reí demasiado escribiendo ésta primera parte del capítulo, sobre todo por el "abrazo" que Gilbert recibió del esqueleto (¡Ojo! No real) de la clase de biología xDDD ¿De quién hablaba Gilbert-sensei acerca del nuevo profesor de Kendo? ¿Qué será lo que planean (los bastardos) de Jack y Vincent? ¿Qué es lo que habrá sacado Jack de su bolsillo? ¿Podrá Gilbert-sensei separar el esqueleto de su camisa? xD

¡Todo eso y mucho más en la segunda parte del capítulo! La cual subiré con gusto, a cambio de comentarios ;3

¡¡SAYONARA!!