Pareja: Jessie /James.
Clasificación: K+
Advertencia: No es romance.
Género: Amistad
Cantidad de palabras: 850
Tipo: One-shot
Chapas
En el instante en que las volvió en encontrar en ese aparador Jessie las observó sin interés, recordando a su compañero. Una colección completa de chapas, brillando a la luz del sol. Vino a su mente el recuerdo de James llorando amargamente por vender cada una de ellas.
—Que mas da, son simples chapas—Se encogió de hombros y siguió caminando, llegaría a tarde a su bien merecido spa, trabajo mucho en ese restaurante pokémon a escondidas de James y su gatuno amigo. Sonrió feliz, ya podía sentir su renovado cuerpo después de los masajes.
— ¡Brock, mira! Es un estuche, tiene la medida exacta para la minimisty y la mitad de la pokébola que comparto con Gary— El entrenador compró el estuche sin dudar.
— ¡El bobo!—Se escondió detrás del poste de luz, muy cerca del puesto en el que ellos estaban. Ash guardó con cuidado los objetos mencionados, y después guardó en su mochila el estuche azul.
—Ahí se mantendrán en mejor estado—.
—Sólo es una vieja pokébola y una muñequita, es igual si están en un cofre o no, mejor utilízalo para algo más importante— Dijo la vendedora, una señora de mayor edad.
—Son importantes, no importa lo sencillo o simples que se vean, guardan un gran significado y recuerdos muy agradables para mi— Sonrió al cielo, recordando a su rival y mejor amiga.
— ¿Un significado?— Jessie recordó la mitad de su medalla con Blissey, su amiga de la enfermería pokémon. También era algo importante para ella.
Regresó al aparador, las chapas seguían ahí, brillando. El estuche en forma de libro estaba algo viejo ya.
—Son unas chapas muy lindas ¿verdad? Me las vendió un joven hace poco, lloró amargamente mientras me las daba, nunca lo olvidaré— El anciano tenia algo de tristeza en sus ojos, limpió las chapas con su manga, y sonrió. — Debieron haber sido muy importantes para ese joven.
Muy importantes.
Llena de recuerdos, de algún bello lugar.
De personas, de muchas historias.
— ¿Cuánto pide por ellas?
—600 yens.
Ahora era ella la que quería llorar, costaban exactamente lo mismo que su spa. Suspiró derrotada una vez fuera de la tienda, cerró el libro y caminó de regreso en el lugar donde estaban sus amigos.
—Jessie, llegas tarde, ya nos hemos terminado la cena —Meowth escondió una porción tras sus espaldas, cobraría venganza por lo del desayuno.
—Está bien, gato tonto. ¿Dónde está James?— El pokémon gato le señaló una roca, el peli morado estaba sentado con Mime Jr. en sus brazos, él decía algunas cosas y el pokémon reía divertido.
—No se ve nada triste.
Cogió con más fuerza el libro y se acercó a él hasta sentarse a su lado. James le sonrió saludándola con la mano.
— ¿Dónde has estado Jessie? Meowth se ha robado tu porción de la cena.
— ¿Que? ¡Maldito!— El susodicho escuchó la voz de su compañera pero sonrió aliviado al ver que no lo golpeó, observó desde la fogata a sus dos amigos hablar.
—Oye James... ¿Recuerdas tus chapas?— Como si de un deja vú se tratara, el ladrón pokémon se entristeció y las lagrimas fluyeron por su rostro.
—Mis chapitas de corazón pá al mundo— Mime Jr. Le habla a su entrenador tratando de animarlo, James lo abrazó con fuerza.
—Son estas, ¿No?—Una sonrisa cálida se mostro en el rostro iluminado de Jessie. James las miró y sus lágrimas parecieron secarse con el brillo de las chapas. Se las arrebató y las abrazó con fuerza repitiendo una y otra vez gracias, gracias.
—No creas que son gratis. Tendrás que darme la mitad de tu porción por tres meses— Sonrió altiva y James asintió.
Tomó una chapa en especial, ella la reconocería en cualquier lugar. Era de su refresco de manzana favorito, se la quitó y la observó con admiración, se mantenía tan nueva y perfecta como la primera vez que la quitó.
— ¿La recuerdas? En el instituto técnico pokémon. Después de tener las más bajas calificaciones prometimos no dejarnos vencer y brindamos con refrescos de manzana. Esa es tu chapa Jessie, y esta es la mía. — Sacó la otra chapa de la última hoja de su libro, sólo esas dos estaban ahí.
— ¿Por qué las tienes todavía? No fueron nuestros mejores momentos—Le devolvió el corcho.
—Para mi fue el mejor, pues te conocí a ti—. Jessie no supo que decir, sólo sonrió agradecida con James, un pequeño deje de tristeza se mostró en sus ojos, después de todo, ella no tenia un objeto que le recordara su gran amistad.
— ¿Quieres conservar la mía? Tú las recuperaste, algo más que agregaré a mi lista de agradecimientos pendientes. —Una sonrisa traviesa adornó su rostro—No me importa si no te interesa, tómala— Dejó la chapa en su mano, ella la cerró. Él entrelazó las manos, sonriéndole agradecido.
Porque para él,
Ninguna chapa era tan importante,
Como la que contenía el recuerdo más valioso,
Su amistad.
Fin.