CAPÍTULO 10: LOS QUE VIENEN Y LOS QUE SE VANLa noche anterior, los chicos habían encontrado a una niña con un
Teddiursa, y luego de salvarlos de una banda de
Shiftrys los llevaron inconscientes hasta el lugar donde estaban acampando. Al día siguiente, las chicas fueron las que despertaron a los demás susurrándoles apresuradamente mientras los mecían: «Chicos, chicos», «¡q-q-quÉ!» pronunciaron los muchachos aún poco adormilados; y al verlos ya despiertos, las chicas prosiguieron: «la niña, no está», a lo que los muchachos respondieron: «¿quéeee?», sentándose de un jalón.
—Chicos, chicos —avisó Claudia muy preocupada.
—¡Que! —exclamaron Carlos y Renzo abriendo los ojos de golpe.
—La chica no está —dijo Flora en voz baja, pero con tono alarmante.
—¿Qué? —preguntaron todos los demás muchachos, también con tono de indignación mientras se levantaban de golpe.
De vuelta al camino, con todo empacado y con la misma ropa del día anterior, los chicos buscaron cerca del lugar donde acamparon. Caminaron entre los árboles pero no la encontraron por allí. La luz de la mañana les ayudó, los caminos se veían claramente y los claros les ayudaron a salir del bosque hacia el descampado.
Apenas salimos al campo abierto Renzo divisó a la niña, que estaba corriendo hacia el horizonte y dijo: «Oigan, ¡se escapa!» sacando una pokébola para liberar a Jolteon, al cual montó y sin dar aviso ni pedir ayuda empezó a corre tratando de cerrarle el camino a Teddiursa y a la niña. Dicha carrera era algo extraña, Teddiursa corría tan rápido y quizá hasta más rápido que Jolteon. La larga pradera fue recorrida por ambas parejas a lo largo hasta llegar a unas tierras bajas en poquísimo tiempo, en ellas nuevamente empezaba un bosque, y tras de él había unas montañas. «¡Demonios! Dentro del bosque será más difícil encontrarla, por más que queremos ayudarla, esa niña no nos deja» pensó Renzo decidido a entrar al bosque. De un momento a otro Teddiursa paró su carrera y empezó a mover la cabeza como buscando algo, esto le dio oportunidad a Renzo para alcanzarlos y encarar a la niña. Teddiursa miraba confundido a todas partes, como si estuviera rastreando algo con su nariz.
—¿Por qué no vienes con nosotros? Sé que la has pasado mal en este lugar, pero nosotros no queremos hacerte daño, si es miedo lo quien tienes —dijo Renzo luego de bajar de Jolteon y caminando lentamente hacia la niña.
—¡No! —respondió rotundamente la niña sosteniendo el brazo de Teddiursa y retrocediendo un paso—, ¡ustedes no quieren ayudarme! Sé perfectamente que son cómplices de esos dos tipos que hicieron volar el avión en pedazos, ¡y no estoy asustada!, estoy furiosa por eso.
Después de estas palabras Renzo se quedó sorprendido pensando en lo que dijo la niña, esos dos tipos habían sido los causantes de la explosión, no podían estar tramando algo bueno entonces.
—¡No! —respondió fuertemente Renzo tras quedar impresionado por un corto lapso— Nosotros no vinimos con ellos, no los conocemos, no sabemos que traman, pero estoy seguro que es algo muy malo, por eso nunca nos involucraríamos con ellos.
—¡Mentira!, no digas eso que no te creo nada —respondió nuevamente la niña malhumorada.
—Pero... —murmuró Renzo titubeando y dando un paso indeciso.
—¡Y no te acerques! que lo lamentarás —amenazó la niña—, tu Jolteon no corre tan rápido como mi Teddiursa así que ya supondrás lo superior que él en comparación con tu pokémon.
—No quiero hacerte daño... —se dispuso Renzo a seguirle explicando, pero un sonido en los arbustos del bosque hizo que la niña se volteara y que Renzo deje de hablar.
Se oían pasos, pasos acercándose, desde el bosque, la niña estaba asustada y Teddiursa había dejado se rostro de asombro por uno de furia. Unos segundos bastaron para saber la causa del ruido, el joven de sombrero y traje blanco, aparecía una vez más.
[De vuelta con el resto del grupo...]Los demás chicos aún seguían en las afueras del bosque, Renzo los había dejado y decidieron dejar de esperarlo: «ya no podemos perder más tiempo, tenemos que salir todos hacia la playa» dijo Carlos, «si, pero tampoco podemos dejar Renzo sólo» dijo Claudia, así que discutieron un rato y acordaron dividirse en grupos: Avo, Flora, Joss, Diego y Carlos irían a buscar a Rafael, mientras que Claudia, Yami y Runtor irían a buscar y a ayudar a Renzo, luego se verían en esa misma pradera al atardecer, como sus pokémones de fuego podían hacer grades señales de humo y fuego en el aire, estaban seguros de que no sería difícil encontrarse en aquellos lugares.
Runtor, Yami y Claudia partieron sin perder tiempo sobre
Arcanine, al igual, los otros partieron rápidamente montados en
Ninetales,
Umbreon y
Porygon2 hacia el volcán, sabían que no podían perder ni un minuto, sólo tenían hasta la tarde.
Un grupo recorrió la periferia de la pradera, siempre en dirección al volcán, luego de media hora de viaje los pokémones ya estaban cansados por lo que hicieron una parada para recuperarlos. Nuevamente en camino, ya hacia unos veinte minutos que se habían introducido nuevamente en el bosque, y ya estaban sobre a un terreno montañoso donde al parecer el bosque acababa. A través de aquellos caminos en pendiente corrieron largas distancias sin hallar a Rafael, hasta que llegaron a un gran pico, tras el cual se podía ver varios más, y finalmente el volcán. Los pokémones estaban muy cansados, así que se detuvieron un momento a beber agua y a comer un poco otra vez.
—Ahora, ¿como lo encontramos? —se preguntó Carlos—, sé que estamos muy cerca del volcán, pero él puede haber venido por otra parte y haber tardado más, porque venía caminando, en menos de seis horas no rodearemos este pico para buscarlo, no hay tiempo.
—Si, yo sabía que más fácil era volver a casa —dijo Joss.
—Yo también empiezo a creer eso —la apoyó Avo.
—Oigan, no se desanimen —dijo Flora alzando la voz—, vieron lo que hicimos ayer, todos estábamos animados, no es tiempo para dejarnos caer.
—Pues te diré que yo ayer en la noche aún después de la batalla nocturna, seguí pensando en volver, soñé con mi casa, mi hogar, no creo quiero seguir acá más —insistió Joss.
—Entonces mañana en la mañana volverás en esos helicópteros de los que nos hablaron —sentenció firmemente Flora.
—No empiecen a discutir ahora —intervino Carlos.
—¡Pero no tiene caso! —exclamó Flora casi escandalizada— No tiene caso seguir con gente que no quiere continuar en la batalla.
—Pues yo volveré, en eso si tienes razón —se decidió finalmente Joss.
—¡Perfecto! —respondió Flora con aires de superioridad y desinterés— Pero entonces tendrás que ayudar mucho este último día que te queda acá, recuerda que mínimo tienes que estar en la playa medio día para que vengan a recogerte, o sea que tenemos que reunirnos con los demás antes del atardecer.
—Puedo ir sola hasta la playa a esperar desde ahora —dijo rebeldemente Joss.
—Ni lo pienses —se dispuso Flora a evitarlo—, de acá a allá, ¿tú sola?, te pierdes antes de darte cuenta en donde está la playa, Lapras y Swamperts son los únicos pokémones que pueden orientarse hacia el mar con los que contamos, y ni tenemos un Lapras acá, ni Diego te dejará usar su Swampert para que te lleve.
—¿Diego? —volteó Joss para mirar a Diego con rostro de inocencia.
—No, no lo haré —se negó rápidamente Diego—, tenemos que encontrar a Rafael, así que mejor pongámonos a pensar en como.
—¡Si!, y yo sé como —dijo animadamente Flora.
—¿Cómo? —preguntaron Carlos y Avo al mismo tiempo.
—Con
Banette —respondió ella con una sonrisa maliciosa.
Flora explicó que su Banette había perfeccionado mucho su ataque Lazos del Destino (
Destiny Bond), tanto que podía transportarse hasta a tres kilómetros de distancia para verter sus lazos, así pues, Banette buscó por los chicos al rededor del pico yendo por acá y por allá, enlazando rocas, árboles y algunas criaturas por varios lugares al azar, y en menos de veinte minutos exploró la mayor parte del pico.
Los chicos suponían que Rafael no podía estar tan lejos de ahí, así que decidieron buscar por los alrededores cada uno en una dirección diferente. Joss se quedó cuidando a los pokémones y descansando un rato más.
—¿Ahora que hacemos? No podemos perder tiempo —preguntó abiertamente Carlos.
—Entonces no perdamos tiempo —respondió Flora toscamente—, dividámonos ya, vayamos independientemente cada uno en una dirección por acá cerca y usen sus pokémones como yo usé a Banette, para cubrir mayores áreas.
Joss estaba presionando sus dientes con cólera, no iba a aguantar que Flora le dijera lo que tenía que hacer, pero Carlos la agarró del brazo y le susurró mientras que Flora les daba la espalda y empezaba a caminar hacia delante separándose del grupo, «Resiste, que tengo algo que decirte que te interesará», entonces ellos empezaron a caminar, pero en sentido contrario al de Flora, y cerca de ahí, mientras caminaban juntos Avo, Joss y Carlos, empezaron a hablar:
—Ya váyanse.
—¿Qué? —preguntó incrédulamente Joss.
—Váyanse, tú y Avo, apresúrense, acá tienen el Swampert de Diego para que los guíe —insistió Carlos mientras les entregaba una pokébola con el Swampert de Diego dentro—, hace un momento él me pidió que los dejara ir y al saber que yo también aprobaba el que se fueran, me entregó en silencio su Swampert para que se lo diera a ustedes.
—¿Avo y yo? —preguntó nuevamente Joss sin poder creerlo aún— ¿Avo, qué me dices de esto?
—Si Joss, yo volveré contigo —se apresuró Avo a comunicarle.
—Cuando cabalgamos camino al volcán, Avo me dijo que él quería volver a casa sin importar lo que el resto del grupo decidiera —contó Carlos.
—Si Joss, yo volveré a casa contigo —lo confirmó Avo.
—Tengo que admitir que Flora tiene un poco razón en que esto es para los que tienen animo —empezó a explicarles Carlos todo el panorama—, y puedo ver que ustedes están pensando en su hogar más que en otra cosa, y los comprendo, ayer en la noche, antes de dormir, Runtor y Renzo estaban muy entusiasmados, pero ustedes dos eran los únicos que no decían nada; y en la batalla pasó algo parecido, ninguno de sus pokémones se esforzó en realidad, eso es porque ustedes mismo no se esforzaron, si ustedes no animan a sus pokémones y no se concentran en la batalla, ellos nunca ganarán, seguir adelante con ustedes sólo es seguir exponiéndolos al peligro, sé que esos dos tipos, sean quienes sean, no están jugando, mejor vuelvan que en casa estarán mejor.
—Bien —aceptó Avo tranquilamente todo lo que Carlos les dijo—, y gracias por comprenderme, aunque las cosas que nos has dicho parecen un poco duras, sé que es lo mejor para todos.
—Carlos, gracias, a ti y a todos por apoyarme aunque ponía mala cara —aceptó Joss también la decisión de Carlos y sus razones—, en verdad te prometo que aún lejos no los dejaré, haré lo posible por ayudarlos allá, veré como enviar ayuda para ustedes, y si Avo no me ayuda, lo haré yo sola. Dale especiales gracias a Diego por prestarnos su pokémon, sé que los cuida mucho y debe haber sido difícil decidir esto, dile que tenga por hecho que lo cuidaremos mucho, y cuando nos veamos nuevamente en la playa, le devolveré su pokébola sin un solo rasguño.
—No te preocupes que yo en eso no te dejaré de ayudar, Joss —le dijo Avo en señal de apoyo—, y Carlos, toma esto —entonces Avo le entregó a Carlos un teléfono móvil— es mi teléfono celular, lo recuperé ayer en la noche, estaba junto con mis maletas en ese trozo del avión en el que encontramos a esa niña, el teléfono no tiene mucha batería y sólo le quedan tres dólares para hacer llamadas, así que úsalo sólo cuando hayan terminado con todo lo que quieran hacer y quieran volver, ahí hay sólo un número grabado varias veces, los demás los borré para asegurarme de que no se equivoquen, el Jolteon de Renzo, o aún mejor, el Magneton de Rafael pueden captar y emitir señales electromagnéticas a amplias distancias, así que cuando sea el momento llámame, estaré esperando.
—Bueno, gracias —le respondió Carlos muy contento mientras quitaba la batería del teléfono para que no se siguiera descargando—, ahora ya váyanse, y gracias a ustedes también por su ayuda.
—¡Bien! —dijeron Joss y Avo finalmente.
Ambos chicos se alejaron rumbo a la playa guiados por Swampert, Carlos dio la vuelta y montó sobre Ninetales rumbo a encontrarse nuevamente con Flora y Diego para seguir buscando a Rafael. Él iba pensando que lo que había hecho era lo correcto, retener a una persona contra su voluntad no se debía hacer, así que supuso que Flora lo comprendería al fin y al cabo.
Un rato después, Carlos se topó con Flora, que estaba explorando del otro lado de un gran hoyo erosionado, en ese momento el aire se tornó violento, y un fuerte viento levantó una espesa cortina de humo que apenas le permitía a Carlos ver a Flora del otro lado del hoyo. Flora liberó a Masquerain para tratar de disipar el polvo, y al hacer esto, ella logró divisar a Rafael, que venía sobre ellos colgado de su enorme Venomoth, entonces ella le gritó a Carlos: «¡Carloooos, detrás de ti, ahí viene Rafael!», Carlos volteó para recibirlo y gritarle «¡heey, acá estamos!», pero Rafael pasó de frente sin siquiera mirarlo, Carlos veía pasar esa oportunidad de reunirse con él nuevamente, además Rafael estaba nuevamente con su Venomoth (uno de los pokémones robados al inicio del viaje), por lo que adivinó de inmediato que algo importante había pasado; era definitivo, no podía dejar que Rafael se vaya, y por eso le ordeno a Ninetales que lanzara una fuerte llamarada contra Venomoth (era más importante parar a Rafael en ese momento). Venomoth fue alcanzado por las llamas y calló rápidamente hacia tierra, pero no hacia donde suponía Carlos que caería, Rafael y Venomoth estaban cayendo a lo profundo del gran hoyo que separaba a Carlos de Flora.
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