Azul y rojo, dos pétalos...
El Monte Cenizo se estremecía. Un rugido ensordecedor hizo temblar la Guarida. Las alarmas no habían dejado de sonar desde que comenzó el terremoto. Los sistemas de análisis y registro, los ordenadores, los sismógrafos; todo el material estaba desconectado. Ya no tenía ninguna utilidad. Las conclusiones de los datos obtenidos eran incuestionables: Groudon se estaba despertando...
Una gigantesca columna de fuego emergió del interior del volcán, fundiendo el metal que reforzaba las paredes de piedra.
“Según los planes del Team Magma”, pensó. Apenas podía ver con aquel terrible resplandor, pero distinguió a Magno sosteniendo un objeto en su mano. El Orbe azul palpitaba, desafiando al ancestral Pokémon que yacía en el río de lava. “Ya no falta mucho”.
Magno se dio la vuelta y gritó:
- ¡Soldado, ordena a tu Pokémon que nos proteja!.
“Soldado... ¡Estúpido arrogante!. No te preocupes Magno, recordarás mi nombre”.
- ¡Señor!.
- ¡Procura que el chico tampoco se queme, jajaja!.
Su Pokémon estaba delante de él. Tenía las nueve colas extendidas para evitar que aquel sofocante calor hiriera a su entrenador.
- ¡Ninetales, Velo sagrado!.
Una fuerza mística se extendió por el interior de la Guarida. Tuvo una agradable sensación de calidez y notó que la temperatura descendía ligeramente.
- ¡Bien hecho, soldado!. ¡GROUDON, DESPIERTA!.
La respuesta fue otro temible rugido.
El chico apenas se inmutó. Estaba aterrorizado. No podía apartar la mirada del Pokémon ancestral, que parecía una simple roca inmerso en aquel mar de llamas. Tampoco parecía notar los colmillos del Mightyena de Magno, que le sujetaba el brazo. Un pequeño detalle de agradecimiento por haberse involucrado en los planes del Team Magma.
- ¡Despierta y evapora los mares de Hoenn!.
“El chico es valiente, de eso no hay duda. No esperaba menos del hijo del Profesor Abedul”. Las cámaras de seguridad habían grabado al mocoso volando con su Tropius alrededor de la Guarida. Magno no podía creer que hubiera localizado este lugar solo, seguramente el Team Aqua estaba implicado. Había ordenado a todos los soldados que le detuvieran; aún así, el chico había conseguido vencer a sus rivales y destruir gran parte de la base secreta. Pero finalmente Magno le había derrotado después de un difícil combate y había querido que se quedase mientras Groudon despertaba.
“Y más teniendo en cuenta que nos descubrió por casualidad”. A pesar de que su primer Pokémon había sido gravemente herido en el Bosque Petalia, había entrenado lo suficiente para frustrar los planes del Team Aqua y el Team Magma. Su Linoone derrotó a Magno en el Monte Cenizo mientras intentaba provocar la erupción del volcán y Aquiles había tenido que huir del Inst. Meteorológico por motivos parecidos. Incluso en el Monte Pírico...
“El Monte Pírico... Las quemaduras son demasiado graves, me temo que tu Roselia....”.
"Lástima que el mocoso hubiera interferido en mis propios planes".
- ¿PERO QUË...?.
El orbe palpitaba violentamente, quemando incluso la mano de Magno. Empezó a emitir un brillo cegador, que envolvió el cuerpo de Groudon. El Pokémon ancestral rugió y golpeó las paredes de la Guarida con las garras.
- ¡JAJAJA!.
Por primera vez en cientos de años, Groudon abrió de nuevo los ojos. El odio brillaba dentro de sus pupilas, mientras buscaba a aquel que había perturbado su sueño. Magno retrocedió; parecía que el Pokémon legendario quería incinerarle sólo con la intensidad de su mirada.
- ¡Groudon, te ordeno...!.
Groudon rugió a Magno e intentó golpearle con una de sus garras.
- ¡Ninetales, Protección!.
La brutal cuchillada no hirió a Magno, pero consiguió derribarle. “No puedo controlarlo, ni siquiera el Orbe azul tiene suficiente poder...”. Magno comprendió que Groudon jamás le obedecería. Pero, aún así, sonrió. “Puede que nos ayude a destruir al Team Aqua...”.
- ¡Linoone, Tambor!.
El chico estaba de pie, aunque Mightyena todavía le sujetaba. Ni el dolor del brazo ni el miedo le habían impedido pensar con claridad. Tenía en su mano un Restau. todo, que había utilizado para curar a su Linoone.
- Niebla...
Las sombras se arremolinaron alrededor del soldado y parecieron obedecer su orden. Una niebla espesa empezó a cubrir el suelo de la cueva.
Con una rapidez increíble, Linoone apartó a Mightyena con un ataque Cuchillada, incluso antes de que su entrenador se lo pidiera. Magno observó al chico; todavía no había renunciado al poder de Groudon e intentó detenerle.
- Maldito mocoso... ¡Mightyena, Triturar!.
- ¡Linoone, ataca a Groudon con Vel. Extrema!.
Groudon rugió de nuevo y lanzó una gigantesca llamarada contra la chimenea del volcán. La pared de roca se desprendió, provocando una avalancha en el interior de la Guarida...
Próximo capítulo: “Días felices en Ciudad Calagua. Primera parte: las sombras...”. Es parte del argumento, aunque el título sea completamente distinto

Siento que termine tan pronto, pero prefiero relacionar el final del primer capítulo con el segundo. ¡Muchas gracias por leer este grito!
