Sapphire
Aquella fría noche de Enero, un destello hizo que un pueblo entero se despertara sobresaltado por la presencia de un extraño brillo. Una mujer de un hermoso cabello blanco-azul salió de una pequeña casa rodeada de nieve, miró al cielo, sus pequeños ojos azules oscuros mostraban terror. El brillo se fue extinguiendo con lentitud, hasta que todo volvió a quedar en calma. Un hombre sale de detrás de la mujer, era de aspecto joven, pero ya tenía un pelo grisáceo, cuidadosamente desordenado, sus ojos eran parecidos al de la mujer, pero los suyos eran brillantes, mientras que los de su mujer apagados. El hombre abrazó a su esposa y al bebe que ésta llevaba en brazos, la pequeña niña miró asustada a sus padres y luego dirigió la mirada hacía detrás de ellos. Ambos adultos se giraron a la vez y el terror volvió a aparecer en sus ojos. Millones de Glalie ‘’corrían’’ hacía el pequeño pueblo. Los jóvenes padres cogieron a su pequeña y corrieron hacía el interior de la casa, pero ya era tarde, los Glalie habían congelado todo el pueblo, pero milagrosamente la pequeña niña se había salvado.
Habían pasado ya varios minutos. A lo lejos se podía divisar la figura de una gran ave, sus plumas eran azules y tan brillantes, que prácticamente deslumbraba. A cada aleteo que daba, varios pequeños brillos salían de sus alas, formando pequeños y delicados copos de nieve. Observa el congelado pueblo con tristeza, haciendo que una lágrima corriera por su cara. Dio la vuelta completa, y cuando estaba a punto de marcharse, algo hizo que se detuviera.
Un llanto lejano.
Se dejó guiar por el sonido hasta llegar a una pequeña cabaña de piedra. Había dos cuerpos congelados al lado de la casa, el llanto parecía venir de un pequeño agujero que hacían varias piedras grandes. El pájaro se acercó a las rocas y miró, deseando encontrar vida alguna. Sus ojos se abrieron de asombro cuando vio a una pequeña niña, de más o menos un año llorando desconsoladamente. La pequeña levantó la cabeza, el ave se fijó en que los ojos de la pequeña eran azules y fríos como el hielo, pero tenían un cierto destello.
En sus ojos había luz.
El Ave estiró sus patas, indicándole a la pequeña que saliera de su escondite. La niña dejó de llorar y salió hacía fuera. El ave agachó la cabeza y la rozó con el pico suavemente, la niña rió y se abrazó al Ave. Éste la cogió con delicadeza entre sus patas y se la llevó de allí.
- 12 Años después -
- ¡¡PAPÁ!! ¡¡MAMÁ!!
Una niña se despertó sobresaltada, jadeando y sudando a mares. Se volvió a echar hacia atrás, respirando con dificultad. Las lágrimas recorrían su delicado rostro, se las secó con la mano y miró hacía la luz. La cueva estaba fría, pero ella no lo notaba, ya estaba acostumbrada. Se pasó la mano por su pelo blanco-azul por hacer algo con las manos. Se levantó con dificultad y salió al exterior de la cueva. El paisaje era hermoso, las montañas estaban cubiertas de nieve, y algún que otro POKéMON jugaba en ella. La niña sonrió y se sentó en el gélido suelo. Cerro sus ojos azules y fríos como el mismo hielo y suspiró, llenando sus pulmones de aire fresco y limpio.
- ¿Qué te pasa, Sapph? – Un ave azul había aparecido ante ella – Estás más blanca de lo normal, tu piel marfileña tiene cierto tono de enfermedad. ¿Estás bien?
- Sí, solo he tenido una pesadilla… - o un recuerdo, pensó para sí misma.
- ¿Quieres contármela?
- No, mejor no – la chica sonrió con dulzura - ¿Y bien? ¿Algo para zampar?
- Nada de momento, pero alguna baya aparecerá. Estáte tranquila, pequeña - El POKéMON miró con cariño a Sapphire - ¿No te está esperando el Prof. Bercio?
- Tienes razón, Articuno - El POKéMON le hizo una seña y la niña se subió encima de él.
El POKéMON alzo el vuelo con la chica encima, el aire movía la melena de Sapphire, haciéndola sonreír de felicidad. Le encantaba esa sensación de libertad que tenía al volar encima de Articuno. Se echó en su espalda y cerró nuevamente los ojos, intentando relajarse.
Cuando abrió los ojos, se encontraba en un espeso bosque nevado. Seguía en la espalda de Articuno, ya que éste no se había atrevido a bajarla. Se escurrió por la espalda del POKéMON y se cayó de cuelo sobre la blanda nieve. Se levantó con dificultad y se estiró.
- Bueno, ¿estas lista?
- Uhm, sí.
- Sabes que no puedo ir contigo, un legendario no debería mostrarse ante los humanos.
- Lo sé, tranquilo, estaré bien – Se despidió con la mano de Articuno y echó a correr a través del bosque, directa al Laboratorio.
Llegó a un hermoso prado también nevado, un grupo de chicos de posiblemente su misma edad hablaban entre ellos, parecían exaltados y nerviosos por recibir su POKéMON, ya que ninguno había entrado aún. Sapphire se acercó al Laboratorio y todos los presentes giraron su cabeza hacía ella, notó cómo el color subía a sus mejillas y se sonrojaba. Nunca había estado rodeada de tanta gente, ya que vivir en la montaña la aislaba completamente del mundo. Tan pronto como la miraron con fijeza, dejaron de prestarle atención para volver a hablar entre ellos. Una mujer situada ante la puerta del Laboratorio miró a la niña y luego a una larga lista que tenía entre las manos.
- ¿Sapphire?
Ésta asintió con lentitud, sin levantar la vista del suelo. La mujer se colocó bien las gafas y tachó algo de la lista, a continuación le hizo un gesto y Sapphire entró al laboratorio completamente sola. Se detuvo ante la puerta y tragó saliva. Levantó la mano y golpeó la puerta con delicadeza. La puerta se abrió un poco y una voz desde dentro le indicó que entrara. Un Mr. Mime la acompañó hasta una máquina gigante donde se encontraba el Prof. Bercio. Era un hombre joven, de pelo castaño oscuro, escribía con asombrosa rapidez en el teclado de un ordenador. La niña se quedó mirando al aparato con los ojos abiertos. En la pantalla había tres POKéMON.
- Bienvenida, pequeña – El Prof. Bercio sonrió alegremente y se levantó de la silla - ¡Vamos! Tienes que elegir tu POKéMON – Se alejó del ordenador y Sapphire lo siguió – Veamos, elige la Ball que quieras y son voz firme di: ''¡Adelante POKéMON!''
Sapphire cogió la segunda Ball con mano temblorosa y alzo la mano, tiró la Ball al suelo y grito: ‘’¡Adelante POKéMON!’’ Un rayo de luz roja salió de la esfera y lentamente fue tomando la forma de un POKéMON.