Fics sueltos

Punto de encuentro para la exposición de creaciones personales derivadas O NO del mundo POKéMONesco.
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Fics sueltos

Mensajepor Foresta »

Estoy algo cansada y se me ocurrió publicar esto.
Se trata de prólogos,fragmentos y cosas de histórias sueltas. ¿Por que hago esto? Os preguntaréis. Pues he aquí la respuesta; si os interesa algo comentad y decidme si quereis que comienze ese fic.
Brindad atención a cada tema, pues probablemente publique más aquí que en ningún otro. No obstante, eso no quiere decir que no vaya a seguir Pokémon: Brave Hearts. És solo que me estoy pensando bien las cosas.
Para los que estén leyendo el fic de BH (Brave Hearts), por favor, tengan paciencia.

Gracias por su colaboración.

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Re: Fics sueltos

Mensajepor Foresta »

Recién terminado.
Me gusta bastante y espero que lo boten por que sería un placer continuarlo. Es un poco triste y emocional pero bleh. En el mundo de la literatura hay de todo.
Como sea, disfruten de este prólogo y no olviden comentar~

Las Crónicas Pérdidas [Prólogo]

La ventisca golpeaba todo cuanto encontraba; rocas, árboles desnudos, el gélido suelo… y una criatura de negro cabello. Era bastante grande para ser un crío, más o menos tenia la altura de un niño humano. Pero era más parecido a un animal que otra cosa. Su pelaje color petróleo resaltaba mucho en aquel paisaje blanco e invernal. Los copos de nieve que anteriormente lo decoraron aún permanecían en su cabeza, hombros y peluda cola. Además de sus propias huellas, dejaba una interminable línea ya que llevaba un palo a rastras en su mano derecha. Su pecho estaba manchado con unas cuantas gotas de sangre humana. La diminuta hoja que decoraba una de sus grandes orejas luchaba por salir volando.

A pesar del dolor y la pena que sentía, el cachorro sonreía y murmuraba cosas para sí mismo. “Motivaciones” sería una de las muchas palabras adecuadas para describir aquellas frases que terminaban por caer a sus pies. Llevaba mucho tiempo caminando sin rumbo. Había dejado muchas cosas atrás… entre ellas sus amigos. Finalmente, se paró jadeante, dejando escapar múltiples nubes de vaho y se arrodilló exhausto. Creía que por fin se podría reunir con aquellos que habían dejado este mundo; que por fin podría ir con ellos para pedirles perdón. Sonrío más ampliamente cuando sus ojos se empezaron a cerrar y su cuerpo cayó al suelo. La nieve estaba terriblemente fría y la escarcha que se colaba entre sus mejillas se derretía lentamente. Lo último que vio antes de que su visión se tornara borrosa fue una sombra que se dirigía hacia él. También pudo notar que el viento se calmó y cambió de rumbo. Pisadas aceleradas fue una de las pocas cosas que distinguió cuando todo era negro. Lágrimas recorrieron su peluda cara, pero su sonrisa no se borró cuando el sonido del mundo se alejaba.

Pensamientos positivos se paseaban por su cabeza, aunque ya no lograba distinguir muchas de sus propias palabras mentales. Deseos soñadores recorrían su consciencia como la ventisca que aún azotaba afuera. Tiernos y felices recuerdos fue lo que más le gustó; eran estos a los que más atención prestaba. Algunos eran con un chico de alta estatura, pelo rubio y corto y ropajes color rojo. Este le contaba sus “alucinantes” aventuras y le daba consejos para –según él—ser guay. Aunque no solo eso era lo que le había ofrecido después de todo… También le había enseñado a manejar la espada, aunque él no tuviera. Aspiraba a empuñar una algún día… Desgraciadamente, nunca llegaría. Otro de sus compañeros era una educada humana, la cual llevaba un poco de maquillaje y una diadema en su claro cabello. Recordaba que el atuendo de aquella chica era muy elegante, de un hermoso color naranja. Ella siempre le prestaba todo tipo de servicios. Lo que mejor recordaba era que siempre portaba un libro en su mano. Lo leía con dedicación y una dulce voz para que él la escuchara y admirara. Uno de los últimos que recordaba era el primer humano que había conocido. O por lo menos, eso creía... Él llevaba un extraño adorno en la cara; con unos cristales delante de los ojos… y unas cosas que se pasaban por los lados hasta detrás de las orejas como si fueran ramas. No quiso prestarle mucha atención a su aspecto, pues no le quedaba mucho tiempo. No. Porque de hecho todas esas imágenes, todas esas memorias estaban empezando a caer. La última cosa que vio antes de la eterna oscuridad fue su amigo humano de espaldas, flotando en el aire a la puesta de sol y agarrándolo a él de las manos para que no cayera.

Ya no oía el susurro del viento, ni tampoco aquellos pasos (los cuales se habían detenido). No obstante, pudo sentir algo caer en su cara. No estaba tan frio como los copos de nieve… era diferente. ¿Agua?, ¿Estaba lloviendo? Lo dudaba. Caían más lentamente, en menos cantidades y en vez de ser finas como hilos eran gruesas como los copos de nieve. El eco de una voz familiar retumbaba débilmente por sus orejas, cada vez más lejano. Apenas podía sentir como su cuerpo se sacudía. Luchó por abrir los ojos hasta conseguirlo. Ahora sus dos rendijas eran blancas y sus pupilas estaban perdiendo su color.

Ahora se dio cuenta. Aquella humedad que había sentido antes eran lágrimas. No lo distinguía muy bien por su figura, pero por los llantos que escapaban de su boca, supuso que era él. Este le estaba levantando un poco la cabeza. Notaba sus rodillas bajo su espalda; no era muy cómodo pero eso ya poco importaba. Miró alrededor y localizó un par de figuras más. No estaban muy lejos y le observaban con una expresión extraña. No las pudo distinguir. Conmovido por aquellas repentinas apariciones, dejó que sus ojos brillaran y diminutas gotas asomaran por los bordes.

Reuniendo el esfuerzo suficiente, la criatura levantó un poco el brazo. Intentó no dejarlo caer hasta conseguir colocarlo en la fría mejilla del recién llegado. Este le dio la bienvenida y agarró la negra mano de su compañero mientras observaba como las lágrimas caían de los ojos del moribundo. Este le susurró débilmente que lo sentía; que no debería haberlos dejado atrás. Le confesó que no le quedaba mucho tiempo y que ya sabía quién era. La sombra humana quiso saberlo, así que le preguntó. La respuesta fue una sonrisa y aumento de caída de lágrimas hasta finalmente dijo; “vuestro amigo”. Esas fueron sus últimas palabras, pues dejó resbalar su mano y que chocara contra el suelo nuevamente y cerró los ojos.

Esta vez no los volvería a abrir.

Ordog
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Re: Fics sueltos

Mensajepor Ordog »

T.T... me gustó, es bastante buena la historia, y si deberías continuarla ;)

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Re: Fics sueltos

Mensajepor Foresta »

Terminado recientemente. Lo empezé ayer por la mañana; mientras estabamos en clase exponiendo un trabajo de Tecnologia Aplicada xD
Estoy bastante orgullosa de este y, al igual que el anterior, espero que lo boten (además de poder continuarlo :B)
En fin... sin mas dilación, les presentó este nuevo prólogo.

La última Espada [Prólogo]

Una sombra se deslizaba entre los setos del amplio bosque que, en vez de abrazar sus crines, arañaba su cara y mejilla. A cada paso que daba, barro y agua saltaban para acariciar las hojas que asomaban por los bordes. Múltiples pasos de perseguidores le hacían pegar sus pequeñas orejas al cráneo. Los gritos que emitían los humanos eran muy ruidosos; se mezclaban con los ladridos de los perros y el rugido del dragón más temido. Jadeante, la criatura perseguida miró hacia atrás sin parar de correr. Múltiples ojos brillantes tintineaban a la luz de la luna y bailaban con las sombras del entorno. Colmillos de plata amenazaban con aferrarse a sus patas y detenerlo para probablemente matarlo después.

Al volver la vista enfrente, divisó unas zarzas cercanas que le brindaron unos arañazos en el rostro. No tuvo tiempo de esquivarlas, pero sí de saltar un pequeño tronco que descansaba en el suelo no muy lejano, ya que estaba a tan solo unos pocos pasos después. Había algo brillante en la frontera… ¡era la salida! Sus ojos se dilataron de la emoción. Llevaba horas buscando el hueco que le llevaría a los confines de aquel territorio. Aceleró el paso para llegar antes, pero unas llamas cayeron del cielo e incendiaron el paso creando una barrera de fuego. Espantado, la sombra frenó en seco y sacudió sus extremidades delanteras en el aire. No pudo evitar patear la tierra y dar un par de vueltas inquietas. Al oír un fuerte y estremecedor rugido, miró al cielo. Pudo distinguir una sombra alada, su único ojo abierto tintineaba con un leve brillo muy apagado. En la punta de su larga cola, una llama brindaba chispas y cenizas al cielo nocturno. Era un siervo de la organización que iba tras él, aunque no era eso la cosa que más espanto le causaba. Era aquel réptil, aquel dragón quien eliminó al resto de sus compañeros…

Confuso, el pequeño terrestre –el cual era la víctima de aquella persecución— miró a los lados buscando una salida. Evidentemente, el fuego no era infinito y no suponía gran problema, ya que lo podría apagar con los poderes acuáticos que poseía. Pero el pánico le había invadido y usar sus habilidades correctamente ahora le resultaba difícil y arriesgado. Finalmente, reanudó la marcha. Parecía que el mundo se acababa, estaba corriendo rápidamente entre los muros ígneos que habían a ambos lados; el segundo había sido creado hace tan solo un momento. En comparación con la batalla que había librado hace ya un tiempo, esto era un infierno. Una sombra canina saltó desde el otro lado del fuego y se aferró bruscamente a su lomo. Intentó clavar sus colmillos en la piel de su víctima, pero falló. El joven y extraño animal, miró por encima del hombro; el perro cornudo estaba preparando un nuevo mordisco. Encabritado, se puso a dar botes y a realizar bruscos movimientos hasta que se lo quitó de encima, haciéndolo caer y rodar por la húmeda tierra.

Las voces de los humanos no paraban de dar órdenes impacientes. Uno de ellos, cubierto por un yelmo y protegido por una armadura, alzó el brazo, arrojando una lanza al lado de su objetivo. Este soltó un relincho espantado pero no se detuvo. Otro perseguidor gritó algo que se elevó entre las otras. Gritó; “¡Arqueros!”. Algunos de los cazadores se detuvieron y prepararon sus arqueadas armas de madera. Tensaron unas finas flechas entre la cuerda de estas y apuntaron hacia el cielo. A continuación, las liberaron y crearon una lluvia afilada. El dragón las evitó sin problema y dejó escapar un nuevo rugido de guerra. Las flechas cayeron a la velocidad del rayo; algunas fallaban, pero otras se clavaron en el lomo del pequeño o rozaban su piel creando pequeños rasguños. La última de todas amenazaba con aferrarse a la cabeza y matarlo. Apretando los dientes, el animal frenó en seco y trató de concentrar energía lo más rápido posible. Su añil cuerno empezó a brillar. Al cabo de poco, aquella mística energía se manifestó como un sable dorado creado a partir de esta. Con un movimiento de cabeza, hizo mover su espada y rompió aquella rama de punta afilada.

Reanudó la huida y sintió como su arma desaparecía. Jadeó fuertemente, ya que aquello le costó parte de su energía. Furiosos, los perseguidores liberaron múltiples gritos y aceleraron. Sus animales también apretaron la marcha, acercándose un poco más a su presa. Uno de los soldados, alzó la mano y gritó el nombre del réptil que, tras esto, se lanzó en picado al pequeño animal. Se abrió de brazos y trató de agarrar a su objetivo. Falló debido a que este se tropezó con una pequeña piedra que asomaba desde la tierra y cayó de morros al fangoso suelo. El dragón volvió al aire y se paró mientras abría su boca lentamente. Su ojo había empezado a brillar de un rojo transparente y algo se deslizaba desde su larga garganta. El terrestre sacudió la cabeza e intentó levantarse, pero falló. Le dolía la pata que, hace unos instantes, había chocado. Frustrado y asustado, lo intentó nuevamente. Falló otra vez. Además de la caída, también podía ser por los días en los que había estado huyendo. Mientras tanto, el dragón preparaba su ataque final. Al cabo, vio que su objetivo le miraba muy alterado y expulsó un poderoso y ancho rayo de fuego. Eran llamas extrañas, pues más bien parecían lava.

Paralizado por el miedo, el herido se quedó mirando aquel rayo. ¿Así acababa todo?, ¿asesinado por el mismo que eliminó al resto? Había fallado. Ahora ya no podría vengar sus muertes… Pero por lo menos, podría reunirse con sus difuntos camaradas. Cuando el rayo era aún más próximo, cerró los ojos y se despidió mentalmente de este mundo.


PD: Para los que no le hayan quedado claro, la criaturita perseguida era keldeo forma brío